El laberinto del mundo
José Antonio Lugo
I. Vampirismo
Dice el Diccionario de la Real Academia acerca de vampirismo: «dícese de la persona que actúa como un vampiro», es decir, de aquel que nos chupa la sangre.
En el arte ha habido parejas disparejas, en las cuales el menos talentoso convierte su relación con el otro en malas obras creativas, que sólo dependen de la exhibición de lo privado.
Existe también el caso más radical de quien, enamorado/a del artista que admira, busca mimetizarse, convertirse en el otro o, en todo caso, apropiarse de sus ideas, dichos y actitudes hasta el punto de convertirse en un peligro para quien es objeto de dicha admiración.
Todos recordamos el caso de Selena Quintanilla y de la presidenta de sus boutiques, Yolanda Saldívar, quien terminó asesinando a la cantante. Tenemos también el caso de David Chapman, quien con El guardián entre el centeno de J.D. Salinger en la mano asesinó a Lennon.
Los artistas y su obra –indisoluble mancuerna– buscan seducir, encantar, atrapar al lector/espectador. A veces lo hacen demasiado bien, y se convierten en blancos de ese cariño.
II. Basada en hechos reales
Esta novela de la escritora francesa Delphine de Vigan (Anagrama) retoma ese tema. La protagonista, escritora, que se llama Delphine también, se encuentra «casualmente» con una mujer, llamada simplemente L., con quien establece una relación amistosa.
Es sorprendente que L. conoce a Delphine como si hubieran sido compañeras de siempre. Poco a poco se va introduciendo en su vida, hasta que literalmente se mete a su departamento y se convierte en una asistente que le resuelve la vida a la frágil Delphine, atrapada en un vacío creativo después del éxito de su novela anterior.
Así sigue la trama hasta que, en un homenaje explícito a la película Misery, L. tortura a Delphine y pretende obligarla a escribir lo que ella cree, no lo que la autora desea. Logra liberarse de su prisión y recupera aparentemente su vida normal. Sin embargo, no hay indicios del paso de L. por su vida. Incluso el novio/amante sospecha que sea una invención de ella, producto de algún desorden mental. Lo increíble es que su editora se comunica con Delphine para manifestarle su entusiasmo ante el nuevo libro que ella acaba de escribir y cuyo manuscrito viene de leer, cuando Delphine no ha escrito ni enviado nada. ¡Lo escribió y lo mandó L.!
III. Autoficción y ficción
Hace un par de años la escritora francesa Annie Ernaux ganó el premio Nobel de Literatura con una obra literaria que exhibe sin concesiones sus entrañas. Digamos que es una obra autobiográfica, sin ficción, que utiliza el formato de la novela para desplegarse.
Y es que el término auto-ficción es un oximorón, es decir, un concepto contradictorio. Mientras más ficción, menos autobiografía y viceversa. ¿Cuál es el justo medio?
L. le dice a Delphine: «La gente ya tiene su dosis de fábulas y de personajes, están saturados de peripecias, de reiteraciones. La gente está harta de intrigas bien engrasadas, de sus señuelos hábiles y de sus desenlaces. Historias fabricadas en serie y combinadas hasta el infinito. Los lectores esperan lo Verdadero, lo auténtico, quieren que les cuenten la vida».
Allí está el debate.
Los que hemos leído Hormiguero, la espléndida novela de Fernando Solana Olivares, intuimos que detrás del profesor que despierta los talentos de sus alumnos se encuentra el autor, como detrás de Emma Bovary se encuentra Flaubert, quien incluso afirmó: «Madame Bovary, c’est moi».
Parece que hoy, sin embargo, esta dialéctica del autor que se repliega detrás del narrador ya no es suficiente. Como afirma el personaje de De Vigan, hay lectores que, como en las secciones de nota roja, lo que quieren es ver sangre (siempre y cuando sea verdadera y no efectos especiales; es decir, la verdad verdadera, sin mediaciones ni intermediarios). Nada de ficción.
Por eso el título de la novela Basada en hechos reales. Si no está fincada en la realidad, no interesará a muchos. Entonces, como novelistas, ¿nos toca sacarnos las entrañas porque ya no basta que nuestros personajes lo hagan?
¿Nuestra próxima novela será sobre el mundo o sobre nosotros, en esta época narcisista?
En cualquier caso, vale la pena la lectura de esta novela, que explora desde la literatura el ambiguo significado del «yo».
Tomado de https://morfemacero.com/
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