LiDAR 0 – Mapa del siglo VII 1: una antigua ilustración ha podido ser clave para encontrar antiguos restos vikingos

En nuestro empeño por registrar cada centímetro de nuestro planeta, hace unos meses descubrieron el naufragio más profundo hasta la fecha, un destructor de la II Guerra Mundial a 6.500 metros bajo el agua. Pero hay aún muchos...

En nuestro empeño por registrar cada centímetro de nuestro planeta, hace unos meses descubrieron el naufragio más profundo hasta la fecha, un destructor de la II Guerra Mundial a 6.500 metros bajo el agua. Pero hay aún muchos barcos por encontrar, aunque a los que nos vamos a referir esta vez ni están en las profundidades ni… Quizás lleguen a ser barcos.

Aunque lo sorprendente del hecho de haber dado con la clave para encontrar «barcos de piedra» vikingos no es haber empleado un escáner o tecnología especial, sino un mapa del siglo XVII. Se trata de una investigación llevada a cabo en Dinamarca, concretamente en la isla de Hjarnø, en la que han visto que esta ilustración de 1650 podría ser más precisa de lo que se había pensado.

El misterio enterrado bajo dos montículos

Aunque estos «barcos de piedra» parecen un hallazgo bastante estándar y poco llamativo en lo referente a grandes monumentos de la antigüedad, la historia tras estos entierros vikingos es algo bastante espeluznante. Al menos de lo poco que se sabe gracias a la crónica de Ahmad Ibn Faldan, un emisario del califa abasí de Bagdad que, durante una visita para tantear relaciones comerciales con un pueblo vikingo en la cuenca del Volga, pudo asistir al funeral de uno de sus líderes.

Aunque «a qué mala hora», debió pensar, dado que por las características que describe del evento quedó tan fascinado como horrorizado (según su relato, conllevó violaciones, sacrificios y otros actos de brutalidad extrema). De lo que contó Ibn Faldan y de otros registros se deduce que las tumbas vikingas tienen alguna relación con los barcos (y otros medios de transporte en menor medida), de modo que se llegaban a recrear bien con madera (de manera simplificada) o bien con construcciones de piedra con la silueta de un barco. Y ahí entra la ilustración de Ole Worm.

Ole Worm (u Olaus Wormius, nombre que quizás os suene por los mitos de Cthulhu) fue un médico y anticuario danés, que además de médico personal del rey Cristián V de Dinamarca, se dedicó a estudiar y practicar otras muchas más disciplinas, dando lugar a una considerable colección de grabados e ilustraciones. En ella quedó un mapa de las localizaciones de todos los «barcos piedra» en Kalvestene, un cementerio costero en la isla de Hjarnø.

La ilustración de Ole Worm. (Dominio público)

Este mapa no quedó en el olvido ni mucho menos. Como cuentan en Ars Technica, en 1935 se llegaron a encontrar fragmentos de acero que se relacionaron con restos de espadas y el año siguiente se dieron por identificados diez de los yacimientos que indicó Worm (de un total de 34), aunque a partir de unos pocos restos de huesos, carbón y cerámica.

En 2005, la investigadora Tatiana Smekalova realizó una inspección magnetométrica del lugar con la esperanza de encontrar todos los sitios marcados por Worm, pero no dio con nada. De ahí hasta el intento actual de Erin Sebo y sus colegas, que para verificar la validez del mapa de Worm tiraron de registros medievales, fotografía aérea e información de rastreos con LiDAR.

De hecho, el Museo Nacional de Dinamarca (responsable del yacimiento) realizó rastreos con LiDAR en 2018 de la zona, pero no encontraron nada más. Ha sido gracias al estudio de la zona por parte de este equipo de la Universidad Flinders (Adelaide, Australia), quienes han dado con dos áreas elevadas en el sitio exacto donde estaban dibujadas en el mapa de Worm.

Aún se ha de confirmar arqueológicamente el estudio de Sebo y su equipo, los investigadores sostienen la teoría de que el mapa de Worm es un indicador exacto de todas las tumbas. Pero la verificación de esto se complica dado que la erosión pudo haber destruido el más mínimo resto de muchas, según explican.

Sea como sea, por ahora podrían llevarse el mérito de haber encontrado dos de los «barcos de piedra» que Worm dibujó. Lo que queda es que se realicen excavaciones para esa confirmación de los hallazgos y que quizás se le dé más puntos a la precisión de las ilustraciones del polifacético médico.

Mientras tanto, y en relación a todo lo que nos queda por encontrar, hay muchos otros barcos (estructuralmente hablando, al menos lo que pueda quedar) esperando a ser descubiertos. Por ejemplo, se calcula que España cuenta con más de 1.500 barcos hundidos repartidos por el mundo, aunque ya vimos que mapear el fondo marino no es nada fácil, así que por mucho que creamos sabernos bien nuestro planeta aún podremos esperar más sorpresas (que, en realidad, ya pusimos nosotros).

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