El presidente Donald Trump aboga constantemente por pagos directos a los ciudadanos estadounidenses, proponiendo varias iniciativas distintas. Estas incluyen un cheque de «dividendo» de $2,000 financiado con los ingresos de los aranceles globales, un pago de «ahorros DOGE» derivado del 20% de los ingresos de los esfuerzos de recorte presupuestario de Elon Musk, y un plan de atención médica que redirigiría los fondos de los planes de seguro de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio directamente a los estadounidenses, permitiéndoles conservar cualquier dinero sobrante.
A pesar de estas propuestas, la Casa Blanca aún no ha publicado planes concretos. La secretaria de prensa Karoline Leavitt declaró que la administración está «actualmente explorando todas las opciones legales» para la emisión de los cheques arancelarios de $2,000.
Esta postura coloca a los aliados republicanos de Trump en una posición difícil. Si no se emiten cheques directos, existe el riesgo político de decepcionar a los votantes cuyas esperanzas se han visto elevadas. Sin embargo, si *se* emiten cheques, existe un riesgo potencialmente mayor: podrían exacerbar la inflación o señalar implícitamente que la salud subyacente de la economía es más débil de lo que ha afirmado la Casa Blanca.
Económicamente, los pagos de estímulo directos suelen ser más efectivos durante recesiones o caídas caracterizadas por baja inflación, alto desempleo y débil demanda del consumidor. En una economía fuerte con bajo desempleo y un gasto del consumidor robusto, inyectar más dinero puede alimentar las presiones inflacionarias, intensificando las preocupaciones sobre la asequibilidad. Aunque el mercado laboral muestra signos de desaceleración, el gasto del consumidor se mantiene fuerte y la inflación se ha enfriado lo suficiente como para que la Reserva Federal comience a reducir las tasas de interés. Alex Jacquez, exfuncionario del Consejo Económico Nacional bajo el presidente Joe Biden, señaló que la situación económica actual no es una que típicamente justificaría pagos directos, contrastándola con la recesión inducida por la pandemia, donde los cheques de estímulo de la administración Biden se consideraron «bastante estándar».
Expertos como Desmond Lachman, economista del American Enterprise Institute, ven estas propuestas como una «estrategia electoral», diseñada para abordar la principal preocupación de los votantes sobre el costo de vida, según lo indicado por encuestas de salida recientes. A pesar de restar importancia públicamente a las preocupaciones sobre la asequibilidad, el personal de la Casa Blanca ha organizado reuniones para abordar el problema, y el presidente planea ofrecer discursos centrados en la economía en todo el país a finales de 2025 yTomado de https://feeds.nbcnews.com/msnbc/public/news



Más historias
Las promesas de Trump de cheques directos a los estadounidenses ponen a los republicanos en un aprieto
La nueva política de sonrisas de Target falta al respeto a sus empleados y a los compradores que se marcharon
El nuevo reemplazo de Obamacare de Trump parece extrañamente familiar