septiembre 17, 2025

Las dueñas de la belleza: Isak Dinesen, Carson McCullers, Marilyn Monroe

“Me encanta imaginarlas a las tres: la mujer más deseada por los hombres, Marilyn Monroe; la sobreviviente a la sífilis, a la guerra, a la fealdad del mundo, la baronesa Blixen; y la frágil escritora sureña Carson McCullers, cuya exquisita sensibilidad...

El laberinto del mundo

José Antonio Lugo

I. Babette y el dramaturgo

En su cuento «El festín de Babette», la escritora danesa Isak (Karen) Dinesen nos regala la descripción de una noche maravillosa, bendecida por el placer espiritual que trae consigo una comida al más alto nivel de entrega amorosa y goce de los sentidos. Un verdadero festín. Es el que vivió el dramaturgo norteamericano Arthur Miller (1915-2005), autor de La muerte de un viajante -obra en la que muestra el vacío del sueño americano- y de Las brujas de Salem, metáfora de la persecución del senador McCarthy contra él y muchos intelectuales críticos. Estuvo casado cuatro años y medio con Marilyn Monroe. En 1959 tuvo lugar este memorable encuentro, en el que Miller fue testigo del encuentro de tres mujeres extraordinarias: la baronesa Blixen, Carson McCullers y Marilyn Monroe. 

II. La baronesa Blixen 

Autora de la novela autobiográfica África mía —en la que narra los años que vivió en Nigeria tratando de cultivar café y su amor por Dennis Finch-Hatton y de relatos memorables—, Karen Dinesen —que utilizó el nombre masculino de Isak para esconder su género— es reconocida como una de las mejores cuentistas del siglo XX. En 1955 era fuerte candidata para ganar el Premio Nobel de Literatura, que le fue concedido a Ernst Hemingway. En la cumbre de su fama fue invitada a Nueva York a dar el discurso anual ante la Academia de las Artes y las Letras en los Estados Unidos. Manifestó su deseo de conocer a Carson McCullers y a Marilyn Monroe. 

III. Carson McCullers  

A los 23 años asombró al mundo literario con la aparición de su primera novela, una obra maestra, El corazón es un cazador solitario, que narra la soledad de seres marginales, que intentan encontrar sentido a su vida. El mudo John Singer es considerado un hombre bueno y sabio. Enamorado de un amigo griego con problemas mentales, cuando se entera de su muerte se da un tiro en el pecho. Nadie entiende por qué lo hizo —su relación era secreta; era un hombre que sabía escuchar pero hablaba poco—. Quien más sufrió su muerte fue la pequeña Mick, cuyos sueños de dedicarse a la música se truncan por la necesidad de ayudar a la familia. Al final de su novela se convierte en vendedora de Woolworth. A esta obra seguirían, entre otras, La balada del café triste y Reflejos de un ojo dorado. Con una salud desastrosa, en la época de la cena Carson había perdido la visión de un ojo y la movilidad de la mitad de su cuerpo.  

III. Marilyn Monroe

Sin duda el símbolo sexual de una época. Pero Norma Jean Baker fue mucho más que eso. Es célebre la foto donde la vemos leyendo Ulises de James Joyce. Buscó a su padre en sus esposos: el beisbolista Joe di Maggio y el dramaturgo Arthur Miller. Quizá también en su amante el presidente John F. Kennedy. Su fin fue trágico y todavía se discute si fue suicidio o si recibió «ayuda» porque «sabía demasiado». Joyce Carol Oates narró su vida en la novela Blonde

IV. El festín de Arthur Miller. 

En su casa de Nyack, cerca de Nueva York, Carson McCullers citó a Marilyn con su marido y a Karen Blixen. El menú de la cena estaba formado sólo por ostras, uvas, champán y suflé, la dieta habitutal de la baronesa, que sufría de anorexia y sólo pesaba 36 kilos. 

Me encanta imaginarlas a las tres: la mujer más deseada por los hombres, Marilyn; la sobreviviente a la sífilis, a la guerra, a la fealdad del mundo, la baronesa Bllixen; y la frágil escritora sureña Carson McCullers, cuya exquisita sensibilidad pasó factura en su cuerpo de cristal. No podían ser más distintas; no podían ser más talentosas. Eran las dueñas de la belleza. Arthur Miller fue el testigo privilegiado, como lo somos nosotros, al recordar este festín. Pocas semanas después, casi en los mismos días de 1962, murieron Marilyn y la baronesa. Carson sobrevivió cinco años más. Hoy, evocamos esta cena en Morfemacero

Tomado de https://morfemacero.com/