Las Afores ganan, los maestros pierden: ¿es hora de devolver las pensiones al Estado?

 

Las Afores ganan, los maestros pierden: ¿es hora de devolver las pensiones al Estado?

En México, mientras las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) reportan cifras históricas de ganancias, cientos de miles de maestros enfrentan una vejez marcada por la precariedad. Este contraste ha reavivado un debate que parecía cerrado: ¿debería el Estado retomar el control de las pensiones del magisterio?

Ganancias millonarias, pensiones miserables

Durante los primeros meses de 2025, las Afores acumularon plusvalías por más de 307 mil millones de pesos y utilidades netas de 4,702 millones. Estas cifras consolidan un modelo financiero exitoso para las empresas privadas, pero no para los trabajadores que aportan su dinero. En contraste, un maestro jubilado bajo el sistema de cuentas individuales recibe en promedio 6,800 pesos mensuales —una fracción de su salario activo— mientras las Afores continúan multiplicando su capital con dichos ahorros.

Este sistema, impuesto por la reforma al ISSSTE de 2007, eliminó el modelo solidario donde el Estado garantizaba una pensión completa, y colocó a los trabajadores frente al riesgo del mercado. Hoy, el 98% de los maestros jubilados aún reciben su pensión bajo el esquema anterior (Ley de 1983), pero las nuevas generaciones enfrentan un panorama incierto.

¿Por qué no regresarlo al Estado?

El hecho de que las Afores obtengan utilidades tan altas —a partir de las contribuciones obligatorias de los trabajadores— sugiere que recursos sí hay. Lo que falta, denuncian sindicatos como la CNTE, es voluntad política para distribuirlos de manera justa. De ahí que se cuestione por qué no canalizar estos fondos nuevamente a un sistema público de pensiones, como el que existía antes de 2007.

Especialistas como Gustavo Leal Fernández señalan que el sistema actual no garantiza una jubilación digna, sino que transfiere el riesgo al trabajador mientras beneficia a intermediarios financieros. Por su parte, académicos como Luis Ignacio Román han propuesto una reforma fiscal progresiva para financiar un nuevo sistema estatal de pensiones, similar a los modelos europeos.

Alternativas, límites y oportunidades

El gobierno federal creó recientemente el Fondo de Pensiones para el Bienestar, financiado en parte con cuentas inactivas de Afores. Sin embargo, expertos lo consideran un parche insuficiente: solo beneficiaría al 25% de los trabajadores formales y depende de ingresos inciertos, como los generados por el Tren Maya o el AIFA.

Mientras tanto, otros países como Chile o Colombia han comenzado a revertir parcialmente sus esquemas privatizados, optando por modelos mixtos con mayor participación estatal, tras constatar los fracasos del sistema individualista.

Una pregunta de justicia, no de capacidad

Si el sistema financiero logra extraer miles de millones de pesos anualmente de los fondos de retiro, ¿por qué no podría el Estado utilizar esos mismos recursos para garantizar una pensión digna? El problema no es la falta de dinero, sino la orientación del sistema. Mientras las ganancias se prioricen por encima del bienestar de quienes educan y sostienen al país, el modelo estará condenado al conflicto social y a la insatisfacción permanente.

Reformular el sistema de pensiones no es solo una cuestión técnica o fiscal: es una decisión ética. Una lección de justicia social. Como dijo un académico: “a veces lo que vemos no es solo economía, sino una lección de respeto”.

Por ALEJANDRO PALMA