Culturas impopulares
Jorge Pech Casanova
Natalie Lynn Rupnow escribió unos días antes de su muerte: “Veo a mis padres como unos fracasados por todo lo que me han hecho y por estar jugando con mi vida. Nunca me dieron ningún consejo útil, todo era una mierda, aunque el mundo en sí es una mierda para ser justos, así que ¿por qué tú o yo deberíamos ver tanto en él?”
El 16 de diciembre Natalie, con quince años de edad, acudió a la Escuela Cristiana Vida Abundante, donde era una de 400 estudiantes. Llevó un arma de 9 milímetros, les disparó a varios de sus condiscípulos y maestras, y luego se dio un tiro. Quedó muerta en el colegio junto con una de sus maestras y otra estudiante. Por los disparos, dos educandos quedaron con heridas graves, y tres alumnos y una maestra más sufrieron lesiones de menor gravedad.
Las autoridades de Madison, Wisconsin, donde se ubica la escuela atacada, investigan qué llevó a la adolescente a cometer ese tiroteo, el primero efectuado por una joven de su edad. El incidente genera desconcierto precisamente por la juventud y el género de Rupnow, pues esta clase de ataques han sido mayormente cometidos por hombres jóvenes. Ahora se sabe que tenía un “novio” adulto por internet a quien posiblemente confió sus planes. Por otra parte, su padre, a quien tanto despreció, la llevaba a entrenar a un campo de tiro.
Al parecer, Rupnow es la novena mujer en cometer un tiroteo desde que en 1999 Eric Harris y Dylan Klebold asesinaron a 21 estudiantes y un profesor en el Instituto Columbine de Colorado. Otro dato indica que, de los 589 asesinos que desde 2006 han atacado a diferentes reuniones masivas, sólo 33 fueron mujeres. A diferencia de los hombres, que parecen recurrir a estas matanzas como medio para satisfacer tendencias criminales narcisistas, las mujeres que cometieron tiroteos en su mayoría reaccionaron a crisis de violencia doméstica: sus acciones letales fueron un medio de evitar recurrentes maltratos.
Las informaciones sobre Natalie Rupnow indican un consistente perfil problemático, tomando en cuenta sus publicaciones en redes sociales, en las cuales expresó: “La humanidad es inmundicia y no me gusta esa suciedad, ni quiero vivir en ella, ni nadie más debería. Y sé que me sigue y seguirá a todos debido a cómo está dirigido el mundo”.
No habían salido los estadounidenses de su consternación por ese tiroteo cuando, el 17 de diciembre, se difundieron las noticias sobre un tiroteo en el suburbio de Towson, Maryland. Allí, la policía acudió para hallar un automóvil en llamas, volcado, en cuyo entorno yacían nueve personas heridas y un joven muerto a tiros. El fallecido tenía 26 años de edad. A los policías les llamó la atención que las víctimas fuesen jóvenes de 14 a 27 años de edad. Dos jovencitas de 15 y 17 años estaban entre las lesionadas y, al parecer, todos iban dentro del vehículo destruido.
Mientras tanto, los estadounidenses asisten fascinados al juicio de Luigi Mangione, acusado de abatir con al menos tres disparos a Brian Thompson, director ejecutivo de la ahora cuestionada aseguradora médica United Healthcare.
Thompson fue ejecutado el 4 de diciembre. En cuestión de horas, la cacería de su verdugo atrajo el repudio del público, al difundirse los daños y perjuicios que los codiciosos ejecutivos han causado en las vidas de numerosos asegurados a quienes negaron total o parcialmente tratamientos, tan sólo para aumentar las ganancias de su despiadado corporativo.
Si bien la glorificación de asesinos no es nueva en Estados Unidos (desde forajidos como Billy the Kid, pasando por el mercenario William Walker, el Ku Klux Klan y gángsters de toda laya, hasta exterminadores en masa), el caso de Mangione es inaudito, pues una multitud se ha volcado a pedir, si no su perdón, su indulto, debido a que el empresario sacrificado es visto como un tipo de verdugo aún más mortífero.
Las aseguradoras del sector salud han sido denunciadas desde hace años; por ejemplo, en el libro Demorar, Denegar, Defender: Por qué las compañías aseguradoras no pagan reclamaciones y qué puedes hacer al respecto,que Jay M. Feinman publicó en 2010. Este catedrático en derecho denunció en su estudio que la industria de las aseguradoras prioriza sus ganancias por encima de las necesidades de sus asegurados, y para lograr esas ganancias emplea tácticas como la demora o la denegación de reclamos legítimos.
En la escena del ataque a Thompson, la policía recuperó tres cartuchos del arma del agresor marcados con las palabras “Deny, Defend, Depose” (denegar, defender, deponer). Fueron disparados con un arma atípica, una pistola elaborada con material plástico mediante impresora digital, que se asegura le fue confiscada a Mangione poco después de su captura.
Aún no se declaraba sospechoso a Mangione por el homicidio de Thompson, cuando numerosos ciudadanos rogaban que nadie lo entregase a las autoridades. Un delator en pos de la recompensa ayudó a su captura; el público lo execró, aplaudiendo rumores de que el premio no sería pagado y de que el soplón fue despedido de su trabajo en un McDonald’s.
En cambio, numerosas voces declararon que recaudarían fondos para pagar la defensa de Mangione. Al momento, ese fondo ha rebasado los cien mil dólares. Algunos inclusive bromean con proporcionar coartadas al joven acusado. Ese ánimo festivo encubre una justa rabia contra compañías aseguradoras que han causado innumerables angustias, daños y aun la muerte a personas que confiaban con poder costearse un tratamiento hospitalario después de años de pagar cuotas por seguro médico.
Una usuaria de la red social Threads, jessejessejoyjoy, describe así el “romance” del público con Luigi, presunto ejecutor de un empresario inhumano: “Hemos contemplado a nuestro gobierno no hacer NADA para detener la construcción de esta Estrella de la Muerte, con cada uno de nosotros señalado como blanco. Observamos a nuestros amigos y seres queridos ejecutados uno por uno […] Hasta que este país trate esta crisis con la seriedad que amerita, Luigi permanecerá como un héroe popular para aquellos bajo el talón del imperio”.
El espíritu navideño se trastornó en EU y estalló en rabia durante este mes. Los tiroteos se multiplican, se glorifica el magnicidio y una adolescente se torna asesina suicida. Son alarmantes señales mientras colapsa el imperio. Robyn.hoode, usuario de la red social Threads, sugiere: “Los ejecutivos billonarios debieran ser tratados como la realeza. Durante la Revolución Francesa”. A Julio César, ya dictador, le advirtieron “Cuídate de los idus de marzo”. No llega enero y el espíritu de venganza se instaló en el corazón de los estadounidenses, mientras su nuevo tirano se asemeja más al viejo pervertido Tiberio que a los jóvenes dementes Calígula y Nerón.
Al final, los tiroteos escolares y los homicidios de magnates empresariales apuntan a un mismo origen: la facilidad con que cualquiera puede, en EU, portar armas de alto poder cada vez menos perceptibles. Por ello, sin importar la edad, sobre los tiranos pende la espada. Los tiranicidas pueden surgir en cualquier paciente estafado por empresas aliadas al gobierno, o en adolescentes que se enferman de odio en solitarias habitaciones. El grave problema es que quienes odian a muerte no distinguen a los opresores de los oprimidos.
Tomado de https://morfemacero.com/
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