octubre 23, 2025
La libertad de expresión, en estado de sitio

La libertad de expresión, en estado de sitio

“La acometida ultra derechista contra la libertad de expresión en Estados Unidos asciende bajo la mirada complaciente de Donald Trump y sus funcionarios. Inclusive un coordinador de comunicación social de Morena en el congreso mexicano, Salvador Ramírez, se vio forzado a...Tomado de https://morfemacero.com/

Administración de los males públicos

Jorge Pech Casanova

El actor y director de cine Robert Redford nació en 1936 y ha fallecido el 16 de septiembre de 2025. En 1976, cuando tenía cuarenta años de edad, Redford interpretó al periodista Bob Woodward en la película Todos los hombres del presidente, que narra la lucha de dos periodistas del Washington Post para exhibir la corrupción y la persecución política que el régimen del republicano Richard Nixon cometió contra sus opositores políticos.

Cuando el paranoico Nixon regía Estados Unidos, de 1968 a 1974, su gabinete estableció un sistema de espionaje y sabotaje para mantener sometidos a quienes veía como enemigos y no meros opositores políticos compitiendo en procesos democráticos. Contra esas medidas dictatoriales se alzaron voces de periodistas que, como Woodward y su colega Carl Bernstein, hallaron que el intento de robo a las oficinas del partido demócrata en el edificio Watergate era la muestra de un siniestro sistema de espionaje y sabotaje operado desde la Casa Blanca.

Redford, quien adquirió los derechos de Todos los hombres del presidente para que el director Alan J. Pakula dirigiera la versión cinematográfica, también estuvo al pendiente del guion que escribió William Goldman; inclusive revisó un guion que le presentaron Carl Bernstein y Nora Ephron. Al final, el libreto de Goldman predominó para hacer del film “el más escrupuloso estudio de labor periodística que alguna vez veremos en una película”, en palabras del crítico Roger Ebbers.

Por entonces el Washington Post representaba un ejemplo heroico de integridad periodística, ejemplo que se ha descompuesto y corrompido a medio siglo del escándalo Watergate.

Con motivo del asesinato del propagandista de ultra derecha Charles Kirk (quien organizaba foros de supuestos debates estudiantiles que en realidad eran plataformas para difundir pensamientos racistas, clasistas, misóginos y armamentistas), el clima de paranoia y espionaje al que se enfrentaron los periodistas en la época de Nixon, ha retornado con mayor virulencia en este mes. El régimen de Donald Trump aprovecha ese crimen para lanzar una campaña de cancelación contra quien se atreva a cuestionar las posiciones de Kirk.

La persecución que Trump comenzó desde el inicio de su segundo mandato contra la población inmigrante en Estados Unidos, ha alcanzado ya la cota de la ejecución extrajudicial, con el asesinato del migrante mexicano Silverio Villegas González a manos de un agente del brutal ICE (el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas estadounidense).

Mientras el asesinato de un migrante no mereció ninguna explicación por parte del régimen trumpista, la muerte de su propagandista Kirk le ha servido para criminalizar a toda la población estadounidense que desaprueba el fanatismo, el racismo y el armamentismo.

Al declarar Trump que Kirk era un mártir, muchas y muchos usuarios de redes sociales reprobaron ese calificativo, reproduciendo los dichos racistas y armamentistas del difunto. Enseguida, un grupo de fanáticos no sólo llenó de insultos a quienes se negaron a guardar luto por Kirk, sino que procedieron a denunciar como “odiadoras” a esas personas críticas, llegando a presionar para que sean despedidas de sus trabajos.

Una de las empresas que procedió a cancelar la libertad de expresión de sus trabajadores fue el Washington Post. Su columnista afroamericana Karen Attiah fue despedida del medio por haber reproducido en una columna esta frase de Charles Kirk: “Las mujeres negras no tienen el poder de procesamiento cerebral como para ser tomadas en serio. Tienen que ir a robarse el puesto de una persona blanca”.

Attiah es una de varias personas en EEUU que han perdido su trabajo por negarse a reverenciar al vocero del racismo, del anti-abortismo y de la desaparición o negación del Estado palestino. Pero, si bien Donald Trump ordenó desplegar a media asta la bandera nacional por la muerte de Kirk, los gobiernos estatales de Nueva Jersey y Nueva York se negaron a acatar esa medida.

Y mientras usuarios ultraderechistas vomitan mensajes de odio contra quienes objetan la relevancia del propagandista Kirk, el 15 de septiembre dos jóvenes fueron muy probablemente linchados y colgados de sendos árboles en Mississippi. Sobre Demartravion “Trey” Reed, estudiante afroamericano de la Universidad Estatal de Delta, circula el insistente mensaje de que fue hallado colgando con los dos brazos y una pierna rota, aunque la policía negó esas versiones.

El otro hombre que apareció ahorcado el 15 de septiembre se llamaba Corey Zukatis, persona blanca en situación de calle de quien no se tiene mayor información. Su deceso ocurre poco después de que el comentarista del Canal Fox Brian Kilmeade opinara que hay que ejecutar a las personas sin hogar.

Durante una emisión del programa Noticias Fox el 10 de septiembre, la conductora Lawrence Jones se quejó de que las personas sin hogar se niegan a seguir los programas de atención a su salud mental, y propuso: “No les puedes dar opción. O toman los recursos que les darás… O deciden que los van a encerrar en una celda. Así tiene que ser ahora”. Kilmeade se apresuró a completar: “O una inyección letal involuntaria o algo. Sólo mátenlos”.

El domingo 14 de septiembre Kilmeade tuvo que disculparse al aire por su comentario, pero la televisora Fox no lo despidió. Ningún fanático de ultra derecha solicitó su despido por sus inhumanos comentarios.

Por su parte, la periodista cancelada por el Washington Post, Karen Attiah, escribió en su nueva plataforma: “Mis valores periodísticos y morales por el equilibrio me compelieron a condenar la violencia y el asesinato sin comprometerme en un luto excesivo y falso por un hombre que, como rutina, atacaba a las mujeres negras como grupo, puso a académicos en peligro al colocarlos en listas de vigilancia, alegó falsamente que la población negra estaba mejor en la época de Jim Crow, dijo que el Acta de los Derechos Civiles era un error, y reseñó favorablemente un libro que llama a los liberales ‘no humanos’”.

La periodista despedida por su comentario concluye su mensaje: “Un usuario me acusó de apoyar la violencia y el fascismo. Dejé en claro que no demostrar pena desmedida por hombres blancos que se casan con la violencia, no es lo mismo que apoyar la violencia en contra de ellos”.

Por su parte, el fiscal general de Indiana Todd Rokita publicó un mensaje oficial en el que llama a los habitantes de su estado a “denunciar a educadores o administradores que hagan comentarios que celebren o racionalicen el asesinato de Charlie Kirk” a fin de exhibirlos en un portal creado por su oficina. La acometida ultra derechista contra la libertad de expresión en Estados Unidos asciende bajo la mirada complaciente de Donald Trump y sus funcionarios.

Inclusive un coordinador de comunicación social de Morena en el congreso mexicano, Salvador Ramírez, se vio forzado a renunciar a su puesto luego de que el subsecretario de Estado estadounidense Christopher Landau condenó el comentario de Ramírez acerca de que Kirk, partidario de tolerar los ataques de tiradores contra niños en escuelas, recibió “una sopa de su propio chocolate”.

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