De la Redacción
Periódico La Jornada
Domingo 18 de agosto de 2024, p. 7
Desde hace más de un año, decenas de niños migrantes sobreviven en un precario campamento en las vías del tren en la colonia Vallejo, ubicada al norte de la Ciudad de México. La mayoría no asisten a la escuela; incluso muchos deben laborar en la vía pública, pues junto con sus padres venden dulces en avenidas cercanas como calzada de Los Misterios. Sin juguetes ni parques, la cancha del futbol rápido del barrio ha sido su único espacio de diversión y alegría.
La Fundación Interculturalidad, Salud y Derechos (Insade) impulsa acciones en pro de las infancias en contexto de movilidad. Germán García, integrante de la asociación civil, realiza labores de entrenamiento deportivo, principalmente clases de futbol, al que se suman chicos del barrio y niñas y niños migrantes, que en su mayoría no superan los 12 años de edad.
En entrevista con La Jornada destacó que ante la presencia de decenas de niños procedentes de países como Perú, Venezuela y Honduras, se dio a la tarea de buscar alternativas para que tuvieran acceso a actividades lúdicas, ante la falta de cualquier posibilidad de tener un espacio para jugar.
Tenemos la visita de niños migrantes que están de paso en México, y los incluimos en actividades con todos los chicos
, explicó. Los menores, que van de cinco a 12 años, participan en clases de futbol y en partidos que se disputan en la cancha rápida. Buscamos incluir a los niños migrantes con los menores de la colonia
, indicó.
Esteban Reyes, uno de los chicos mexicanos que residen en la colonia Vallejo, disfruta de los juegos en compañía de otros niños, provenientes de diferentes países.
▲ Chicos de Perú, Venezuela y Honduras, entre otros países, conviven con niños mexicanos en actividades guiadas por integrantes de la Fundación Interculturalidad, Salud y Derechos.Foto Jair Cabrera
Venía a jugar con mi abuelito. Después vimos que el profesor Juanito entrenaba y empecé a practicar con él, y me gustó. Y siendo comunidad, haces amistades y puedes preguntarles sobre su país y así, otras cosas
.
El profesor García recuerda que en su niñez también acudió a la cancha de futbol a divertirse y pasar el rato con sus amigos. Hace mucho, en esta misma cancha, venía a jugar, a juntarme con los chavos, y ahora que tengo la oportunidad de hacer un cambio es por lo que vengo
, señala sonriente.
Melisa, pequeña de ocho años originaria de Perú, afirma que participar en los entrenamientos de futbol la hace feliz. La Ciudad de México le gusta, señala, porque su profesor es muy bueno conmigo y me enseña a jugar futbol
, deporte en el que asegura es muy buena, al igual que en basquetbol.
Empecé a entrenar con los chicos (migrantes), porque los veía sin hacer ninguna actividad, y es preferible que estén aquí haciendo un deporte o que puedan estudiar, es lo que les inculcamos
, afirma el maestro Germán García.
A los niños que enfrentan el desafío de la migración en condiciones tan precarias y vulnerables, aseveró, hay que arroparlos, hay que cuidarlos, porque a fin de cuentas ahorita están aquí, con nosotros, y a todos nos sirve acercarnos para apoyar y conocer una nueva cultura
.
Tomado de https://www.jornada.com.mx/
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