septiembre 16, 2025
La excomunión de Miguel Hidalgo: «sedicioso, cismático, y hereje»

La excomunión de Miguel Hidalgo: «sedicioso, cismático, y hereje»

Tomado de https://www.mexicodesconocido.com.mx/

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Tras su captura en Acatita de Baján, en Coahuila, el cura Hidalgo tuvo que enfrentar dos juicios en el año de 1811. Además del militar, celebrado por un tribunal de autoridades virreinales, también fue sometido a un proceso inquisitorial. Allí fue despojado de su investidura eclesiástica, usando como base acusaciones de 1800 y 1810 que lo calificaban de «sedicioso, cismático, y hereje». Al final, la sentencia fue la excomunión de Miguel Hidalgo.

La excomunión de Miguel Hidalgo estuvo precedida de varios oprobios. © MNH. INAH.

La captura de Hidalgo, Allende, Aldama y Abasolo

Tras la dolorosa derrota en la batalla del Puente de Calderón, el 17 de enero de 1811, Miguel Hidalgo fue relegado de la jefatura del ejército insurgente. Fue sustituido por Ignacio Allende quien, junto a Juan Aldama y Mariano Abasolo, acordaron mantener al cura al frente del movimiento político. No obstante, la realidad es que Hidalgo se convirtió en prisionero de los otros líderes independentistas.

Ignacio Allende reemplazó a Miguel Hidalgo en la dirigencia del movimiento insurgente tras la derrota sufrida en la batalla del Puente de Calderón. © INAH.

La situación se complicó; Allende y sus compañeros decidieron movilizarse hacia Estados Unidos para buscar hombres y armas, y desde allí, reanudar la lucha. Invitados por Ignacio Elizondo, marcharon a Acatita de Baján, Coahuila, un sitio en la frontera con Texas. Sin embargo, Elizondo había decidido colaborar con las autoridades virreinales, quienes capturaron a los insurgentes al poco tiempo de arribar al sitio, el 21 de marzo del año de 1811.

Los líderes de la insurgencia mexicana fueron trasladados a Durango, y de ahí a la ciudad de Chihuahua, a la cual llegaron el 25 de abril de 1811. Una vez allí, una junta militar los juzgó y los encontró culpables de alta traición. A Ignacio Allende y Juan Aldama se les fusiló y decapitó el 26 de junio de 1811. Gracias a la mediación de su esposa, a Mariano Abasolo se le sentenció a prisión perpetua en Cádiz, España, donde moriría en 1816. Sin embargo, el padre Hidalgo tuvo un proceso distintito.

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Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Abasolo fueron capturados en Acatita de Baján, Coahuila. © INAH.

El proceso inquisitorial

Aunque la sentencia de muerte de Miguel Hidalgo ya había sido firmada y originalmente iba a ser ejecutado junto a Allende y Abasolo, esto se aplazó. Y es que al ser párroco, debía tener un juicio eclesiástico. Un tribunal inquisitorial llevó a cabo este proceso. El virrey Francisco Xavier Venegas y Francisco Javier de Lizana y Beaumont, arzobispo de México, fueron los que decidieron que se celebrara el juicio, ya que el Consejo de la Suprema Inquisición (con sede en Madrid) no estaba en funciones por la invasión napoleónica.

El Santo Oficio de la Nueva España retomó una acusación de herejía contra Hidalgo de 1800. © INAH.

Al no estar activo el consejo supremo en España, el Santo Oficio novohispano no podía abrir una nueva causa contra Hidalgo. Por ello decidieron reabrir una antigua acusación de herejía que tenía el cura desde julio de 1800. Ya desde 1810 se había retomado el caso y se había emitido un edicto el 13 de octubre de aquel año. El documento instaba al Padre de la Patria a presentarse y defenderse de varias acusaciones. Se lee en el oficio:

Sabed, que ante nos (com)pareció el señor Inquisidor Fiscal de este Santo Oficio e hizo presentación en forma de un Proceso, que tuvo principio en el año de 1800, y fue continuado a su instancia hasta el de 1809, del que resulta probado contra vos el delito de herejía, y apostasía de nuestra Santa Fe Católica, y que sois un hombre sedicioso, cismático, y hereje formal por las doce proposiciones, que habéis proferido, y procurado enseñar a otros (…)

El edicto inquisitorial del 13 de octubre de 1810 acusó a Miguel Hidalgo de «sedicioso, cismático y hereje». © AGN.

Excomunión de Miguel Hidalgo

Después del largo juicio inquisitorial por los cargos sedición, cisma y herejía, celebrado en mayo y junio de 1811, al padre Miguel Hidalgo se le sentenció a excomunión y degradación de su investidura religiosa. La degradación del líder insurgente fue llevada a cabo a las seis de la mañana del día 29 de julio de 1811, en el Hospital Real de Chihuahua.

Tras leerse su sentencia, los carceleros de Hidalgo los sacaron de su celda y lo vistieron con hábitos sacerdotales. Después, ante un altar con crucifijo y dos cirios en el patio del Hospital Real, con un cuchillo se le rasparon las palmas de las manos y las yemas de los dedos, en señal del despojo de sus derechos de tomar la ostia para consagrar. Luego se le cortó el cabello y se le raspó la cabeza como símbolo de remoción de su tonsura y con ello, el despojo total de su investidura religiosa. Finalmente, fue entregado a las autoridades militares. Al día siguiente, es decir, el 30 de julio de 1811, un pelotón de fusilamiento ejecutó al Padre de la Patria.

Antes de su ejecución, Miguel Hidalgo fue excomulgado y degradado de su ministerio religioso. © Wikipedia.
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Aldo Vicencio Poeta y ensayista. Historiador de formación. México es sus misterios.

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