La COP30 cierra con una resolución descafeinada

La COP30 cierra con una resolución descafeinada

Tomado de Ethic.es

En noviembre de 2024, cuando Brasil recogía el relevo de Azerbaiyán, el país aventuraba que su Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) iba a ser la de la acción. «La COP30 será nuestra última oportunidad para evitar una ruptura irreversible del sistema climático», señalaba entonces el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva.

La COP30 arrancó en Belém el pasado 10 de noviembre. Brasil había elegido un escenario poderosamente icónico, una ciudad en plena Amazonía y testigo directo, por tanto, de los más peligrosos excesos del cambio climático. La COP de la acción quería acabar con el greenwashing y establecer una hoja de ruta para hacer mejor las cosas. Todos los años las expectativas son ambiciosas, aunque se tenga presente que el contexto es muy complejo y la resolución posiblemente no acabe estando a la altura del reto.

Eso ha sido lo que ha pasado con el cierre de la COP30. La recta final fue complicada. Un incendio interrumpió las negociaciones finales y obligó a desalojar a miles de personas, la primera vez que la Conferencia afrontaba un suceso de esa magnitud en sus tres décadas de historia. Como recogía entonces la prensa sobre el terreno, ya se habían registrado antes otros dos incidentes de seguridad.

Aun así, en el marco de las negociaciones para alcanzar el consenso climático, esto no pasaba de la anécdota. Lo realmente complicado era poner de acuerdo a las partes. Tanto que las conclusiones de la COP30 se presentaron fuera de plazo, el día 22 y no el 21 previsto, y no han estado a la altura de las elevadas expectativas que manejaban los organizadores. Siguiendo la estela de las ediciones previas, este es también un acuerdo más bien de mínimos.

«La COP30 comenzó con una gran ambición, pero ha terminado con una gran decepción. Era el momento de pasar de las negociaciones a la implementación, y se ha perdido la oportunidad», asegura Jasper Inventor, director adjunto de programas de Greenpeace International.

Los acuerdos alcanzados en la COP30

«Como ya es habitual, los resultados son menores de los esperados, pero aun así se sigue avanzando, aunque sea poco a poco», sintetiza para el Science Media Centre España Carlos de Miguel Perales, abogado especializado en medio ambiente y sostenibilidad, profesor de la facultad de Derecho de ICADE (Universidad Pontificia Comillas).

Los países participantes han llegado a un consenso en cuestiones económicas y de adaptación al cambio climático. La nota de prensa de Naciones Unidas que hace balance de la resolución señala que se han movilizado 1,3 billones de dólares anuales para la acción climática (una cifra que se espera se mantenga hasta 2035), siendo los países desarrollados los que «tomarán el liderazgo». También se han abordado los fondos para daños causados por la emergencia climática y triplicar cantidades de aquí a 2035.

Se han movilizado 1,3 billones de dólares anuales para la acción climática

Al tiempo, la resolución ha marcado el inicio del Acelerador de Implementación Global y de la Misión de Belém hacia el 1,5ºC, un marco para potenciar las buenas prácticas e impulsar la transformación de los países. Sin embargo, como recuerda El País, este acelerador es algo voluntario. Los países podrán (o no) hacerlo y, si lo hacen, el marco de referencia estará en el consenso alcanzado en la COP28, que se había realizado en Emiratos Árabes Unidos y ya había sido considerado también en su momento tibio.

Otro de los temas candentes que la COP30 incluía en su agenda era la desinformación climática, que se ha convertido en otro de los asuntos que se han incluido en la resolución final. Los países se comprometen a «promover la integridad de la información y contraponer las falsas narrativas».

Brasil también ha presentado en el encuentro una iniciativa anti-deforestación, otro punto relevante. Asimismo, los pueblos indígenas han logrado una mayor visibilidad en esta COP, lo que ha permitido afrontar los retos contra los que deben luchar. Los pueblos indígenas son uno de los colectivos más afectados por el cambio climático, al tiempo que una de las voces que más deberían ser escuchadas a la hora de determinar cómo afrontarlo.

Geopolítica y el papel de la Unión Europea

Como ya había ocurrido en la cumbre anterior, Estados Unidos no participó en esta COP. Su ausencia no es ya, por tanto, un titular a la hora de hacer un análisis de la cumbre, aunque los expertos sí coinciden en destacar el valor que tiene que se llegue a acuerdos sin su presencia. «La lucha contra el cambio climático sigue avanzando aun sin EE.UU.», resume De Miguel Perales.

Laurence Tubiana, CEO de la European Climate Foundation y arquitecta del Acuerdo de París, suma, en declaraciones para el Global Strategic Communications Council (GSCC), que «el multilateralismo perdura». «Hemos demostrado que Trump estaba equivocado; la acción climática es imparable», indica, aun reconociendo que se deben «mejorar» los compromisos. Si Estados Unidos no ha estado allí, Tubiana sí destaca que lo ha hecho la presión de la sociedad que exige un cambio.

Quien sí está presente es la Unión Europea, uno de los actores políticos que hizo lobby para una inclusión clara de los combustibles fósiles en el texto final. No ocurrió. Como en las anteriores Conferencias de las Partes, el término se convirtió en un contencioso, material para las negociaciones, y la resistencia a la inclusión de menciones claras fue fuerte.

«Como punto negativo destaca sin duda la falta de acuerdo sobre el phase-out de los combustibles fósiles. Entre otras cosas, muestra los límites del liderazgo de la UE en la lucha contra el cambio climático», indica De Miguel Perales al SMC España. «Aunque ha sido decepcionante, la COP30 ha reunido a más de 80 países dispuestos a pasar del “qué” al “cómo”, con la UE y sus socios de América Latina, el Pacífico y África a la cabeza» apunta a GSCC Jens Mattias Clausen, director de la División de la UE del think tank CONCITO.

De hecho, algunas voces valoran de forma positiva que la UE, y España de forma específica, hayan hecho presión para que se hablase de forma clara de una hoja de ruta para el abandono de los combustibles fósiles. «Si bien es muy decepcionante ver cómo las dinámicas de poder ancladas en el pasado han impedido que se alcance un acuerdo ambicioso, tenemos que exigir que las palabras y propuestas lanzadas en esta COP se traduzcan en compromisos reales en todo el mundo», indica Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace España y Portugal. «Y que tanto Europa como España hagan ahora lo que han defendido en la cumbre, para que toda la sociedad se beneficie de una transición tan necesaria como ineludible».

Las decepciones de la COP

La ausencia de esta hoja de ruta clara no deja de ser una de las grandes decepciones de la COP. Su fracaso más evidente. Para The New York Times, el resultado logrado no es más que una victoria para los países productores de petróleo. El lobby colectivo que pudieron hacer la UE y sus aliados en esta materia, así como el que la vida siga sin Estados Unidos, no neutraliza por completo el hecho de que la geopolítica sigue costándole clara al planeta. La propia Greenpeace lamenta «la desconexión de algunos gobiernos con la realidad» de quienes sufren la crisis climática.

En cierto modo, casi se podría sentir que la COP ha aplazado las decisiones importantes, una vez más, para su próxima edición. La COP31 será en Turquía, aunque lo cierto es que ya antes de empezar está rodeada de cierto drama diplomático. La elección del país anfitrión obligó a meses de negociaciones, aunque Australia (el otro pretendiente para la COP31) reclama la presidencia, a pesar de su ubicación en alguna ciudad turca.

Tomado de Ethic.es