Aunque en ciudades como Tokio, Osaka y Kioto apenas existe una decena de artistas profesionales que se dedican a la elaboración de máscaras tradicionales para nutrir la escena del teatro noh de Japón, el artista japonés Kitazawa Hideta, uno de los sobrevivientes de esta tradición, aseguró a Excélsior que le preocupa la falta de creadores, pero que no considera que este arte esté en peligro de extinción.
Además, aseguró que estas máscaras no son meros objetos que son utilizados para la representación escénica, sino obras de arte que dan cuenta de una tradición y de un estilo cultural.
Así lo expresó a unos días de su próxima visita a México, donde participará en la presentación de los libros Intercultural Japanese Noh Theatre, de Richard Emmert y Ashley Thorpe y Noh and Kyogen Masks, de su autoría, el próximo jueves 13 de febrero, a las 17:00 horas, en el Aula Magna del Centro Nacional de las Artes.
“El teatro noh es una de las expresiones escénicas más antiguas que aún son representadas en nuestro tiempo, ya que tanto sus textos como su tradición interpretativa se han transmitido de forma ininterrumpida a lo largo de los últimos 600 años”, aseguró Kitazawa Hideta, quien también hablará sobre su experiencia como creador de máscaras y como tallador de templos sintoístas.
Hideta –quien ha expuesto sus máscaras en Londres, París, Alemania, Australia, Japón y México– aseguró que su afición al tallado de templos, en especial de dragones y leones que son colocados en las entradas de los templos, es un oficio que heredó de su padre.
Sin embargo, desde mediados de los años 90, cuando él tenía 24 años, se enamoró de estas máscaras y ha dedicado su vida a perfeccionar su elaboración y su reparación. Además, explicó que a menudo algunos teatros, museos y universidades lo han comisionado para elaborar piezas contemporáneas, por ejemplo, una de Frida Kahlo que hizo hace unos años para la Universidad de Oregon, la cual incluye en su libro.
Fue así como se involucró con el noh, que describe como una mezcla de elementos narrativos, poéticos, con fábulas y danza, lo que lo convierte en un arte muy completo.
Por último, el artista japonés, que ha elaborado cientos de máscaras de personajes tradicionales como Okina, Zō, Hannya, Shishiguchi, Obeshimi, aseguró que su personaje favorito es Ko omote (una mujer joven), de la que ha elaborado al menos 30 piezas.
¿Estas máscaras alguna vez son desechadas? se le preguntó al artista. “Como es una tradición que tiene tantos años, esas máscaras se siguen usando. Claro que muchas deben ser reparadas y se mantienen guardadas, pero luego son utilizadas en algunas ceremonias especiales”, expresó.
Por herencia paterna
- Hideta tiene una afición al tallado de templos, en especial de figuras de dragones y leones que son colocados en las entradas de los mismos. Es un oficio que heredó de su padre.
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