Administración de los males públicos
Jorge Pech Casanova
Arnulfo Alcántara Alejandro, en compañía de su esposa Francisca Flores Vicente, su hijo Luis Ángel Alcántara Flores, el pasante de derecho Higinio Martínez Marcial, el chofer de taxi Víctor Martínez Martínez y la esposa del taxista, llegaron el 28 de enero de 2017 a San Francisco Jayacaxtepec, agencia municipal de Totontepec Villa de Morelos, en Oaxaca.
No es claro el motivo por el que estas seis personas acudieron allí. Al parecer, Arnulfo Alcántara iba a responder por alguna acusación en su contra. La esposa del taxista Víctor Martínez refirió que pobladores de Jayacaxtepec recibieron al grupo, lo sometieron y amarraron a los tres hombres. La testigo añade que le prendieron fuego a Alcántara, y que al pasante Higinio Martínez le infligieron quemaduras en una pierna. El conductor del taxi también fue torturado con quemaduras.
La esposa y el hijo de Alcántara quedaron retenidos en el pueblo. A la esposa del taxista la dejaron ir tras de obligarla a firmar un documento en el que se comprometió a silenciar estos hechos. La mujer, sin embargo, buscó al abogado Andrés Martínez Chávez para presentar una queja ante la Defensoría de Derechos Humanos de Oaxaca por la detención de las cinco personas. El 30 de enero Martínez Chávez presentó la queja ante la Defensoría. Dijo que mediante una llamada telefónica les pidieron ir a retirar tres cadáveres de la comunidad.
El 5 de febrero de 2017, el abogado Martínez Chávez expuso a medios informativos que las autoridades de Jayacaxtepec aceptaron haber detenido bajo cargos de robo a tres de las personas reclamadas, pero que al no poder confirmar el delito, las liberaron con el pago de una multa.
Martínez Chávez añadió que el Juez de Distrito del Juzgado Mixto de Ecatepec envió a un actuario en compañía de cuatro policías estatales para hablar con el agente municipal, pero los enviados hallaron que un grupo de diez personas les impedía el paso a la comunidad. Al pedir audiencia con el agente municipal se las negaron y los instaron a retirarse. Actuario y policías retornaron al juzgado.
Por ese motivo, el abogado pidió que el Ejército, la Secretaría de Seguridad Pública y la Agencia Estatal de Investigaciones ingresaran a la población a fin de hallar a las personas desaparecidas. El 29 de marzo de 2017, dos meses después de ser retenidas las cinco personas, la Fiscalía halló en una barranca sus restos, calcinados junto con su vehículo, en la zona de Santa María Yacochi.
En su momento el caso apenas recibió difusión. El encargado de la investigación, Héctor Joaquín Carrillo Ruiz, convertido de procurador general en primer fiscal general del estado, apenas pudo conducir la investigación del caso. Envió a reconocer esa barranca a su colaborador Francisco Javier Ginez Morales, director de la Agencia Estatal de Investigaciones.
El 27 de marzo, mientras se dirigía a la barranca de Santa María Yacochi, Ginez Morales resultó gravemente lesionado al volcar la unidad en la que viajaba. Hubo que trasladar al herido en helicóptero a la ciudad de Oaxaca. El accidente llamó tanto la atención que fue enseguida silenciado.
En mayo de 2017 Carrillo Ruiz fue sustituido en la fiscalía por Rubén Vasconcelos Méndez, quien renunció en 2021 sin haber avanzado en el caso de Jayacaxtepec (ni en ningún otro). De las averiguaciones se hizo cargo Arturo Peimbert Calvo, y hasta el 26 de noviembre anunció que la fiscalía general de Baja California le informó que había detenido el 22 de ese mes, en Ensenada, a Hugo M. G., ex servidor público buscado en Oaxaca.
En esa ocasión, la fiscalía bajacaliforniana informó que el detenido fungió como ex secretario municipal de San Francisco Jayacaxtepec, y que junto con otros servidores públicos fue denunciado el 30 de enero de 2017 por desaparición forzada de personas cometida en agravio de cuatro integrantes de una familia. No se aclaró en ese informe si el taxista Víctor o el abogado Higinio eran la persona no perteneciente a la familia Alcántara Flores que fue masacrada junto con el padre, la madre y el hijo.
La tragedia es el único motivo por el que la población de Jayacaxtepec ha aparecido en los medios de comunicación: el 25 de octubre de 2018, un deslave sepultó allí la casa de los señores Telésforo y Patricia, quienes lograron escapar con dos de sus cuatro hijos. Los otros dos murieron sepultados en el lodo. Las autoridades del pueblito pidieron ayuda en vano. Sin embargo, la Coordinación Estatal de Protección Civil aseguró que atendió a las víctimas. El alcalde suplente y el agente municipal de Jayacaxtepec desmintieron a la dependencia estatal.
El 30 de abril de 2025 —mientras la sociedad oaxaqueña recibía la noticia de que dos días antes fueron hallados los cuerpos de la activista Sandra Domínguez Martínez y su esposo Alexander Hernández Hernández—, medios nacionales e internacionales dieron a conocer que el ex secretario municipal de San Francisco Jayacaxtepec, Hugo M. G., recibió sentencia de 300 años de cárcel por la ejecución extrajudicial de Arnulfo Alcántara, Francisca Flores, Luis Ángel Alcántara Flores, Higinio Martínez Marcial y Víctor Martínez Martínez.
El fiscal oaxaqueño, duramente criticado por su desempeño en el caso Sandra Domínguez, pudo pregonar que “tras el desahogo de pruebas aportadas por la Fiscalía General de Oaxaca y valoradas en audiencia, el Tribunal de Enjuiciamiento que atiende la causa dictó sentencia condenatoria de 300 años de prisión en contra de H. M. G., por su responsabilidad en el delito de desaparición forzada agravada, además de imponer el pago de una multa y la reparación del daño de manera abstracta por cada víctima”
Tras de las averiguaciones, se sabe que hace ocho años, la noche del 28 de enero de 2017, los policías de Jayacaxtepec sacaron a las cinco víctimas con los ojos vendados, las subieron a una camioneta y condujeron fuera del pueblo. De regreso, el vehículo trajo sólo a los policías. (El diario español El País intenta responsabilizar al régimen de Claudia Sheinbaum por el crimen, que sucedió cuando ella ni siquiera era jefa de gobierno de la CDMX.)
La saña de esta masacre, por desgracia, no es infrecuente en el México del siglo XXI. El pavoroso caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa en 2014 es quizá el más documentado entre los asesinatos masivos cometidos por servidores públicos mexicanos, pero junto a ese escandaloso crimen se pueden ubicar varios más. En 2014, también, ocurrió la matanza de 22 personas en Tlatlaya, y al año siguiente, 2015, otra matanza de 22 personas en Tanhuato. Ambas, a manos del ejército y policías.
En Oaxaca, las matanzas impunes no son infrecuentes. Resalta la cometida por fuerzas de la policía federal, la estatal y el ejército en junio de 2016 contra siete personas en la ciudad de Asunción Nochixtlán. Pero hay más siniestras aún: en 2013 once personas de San Juan Mixtepec, entre ellas mujeres y niños, fueron asesinadas y quemadas dentro de su vehículo.
¿Qué lleva a servidores públicos a cometer asesinatos en masa como los de Nochixtlán, Mixtepec y Jayacaxtepec? En Nochixtlán la matanza obedeció a un plan del gobierno de Peña Nieto para someter al movimiento magisterial mediante el terror, que no funcionó. En Mixtepec, los once asesinatos tuvieron origen en la disputa por la presidencia municipal. En Jayacaxtepec, se perfila una descomedida venganza contra un ciudadano y su familia. Algo similar a lo que sucedió en 1964 en el famoso caso de “Mississippi en llamas”. Lo grave de linchamientos como el de Jayacaxtepec es que ocurren en comunidades casi por completo marginadas del desarrollo estatal y nacional.
La sentencia de 300 años contra el perpetrador de la masacre en Jayacaxtepec se antoja excesiva, pero abre una puerta a la justicia. Si la sentencia se sostiene tras agotar los recursos de apelación, será un precedente para aplicar penas severas en dos casos pendientes: el de la desaparición forzada de la activista Claudia Uruchurtu en Asunción Nochixtlán, y el asesinato de Sandra Domínguez y su esposo, que la autoridad achaca a delincuentes, pero por el que son señalados servidores públicos del actual gobierno oaxaqueño.
Tomado de https://morfemacero.com/
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