septiembre 10, 2025
Japón maravilloso (y neurótico)

Japón maravilloso (y neurótico)

“La cultura japonesa y su sociedad son fascinantes y, al mismo tiempo, perturbadoras. Japón es, quizá, el país más neurótico del mundo, con su obsesión por la perfección y, tal vez por ello, el que tiene la mayor tasa de suicidios”....Tomado de https://morfemacero.com/

El laberinto del mundo 

José Antonio Lugo 

I. Dos exposiciones en la ciudad de México 

En el museo Kaluz se puede gozar una exposición de caligrafía japonesa. Con una curaduría cuidada y didáctica, el espectador alcanza a apreciar la delicada espontaneidad de este arte milenario. Me recordó el libro de Eugen Herrigel, El arte del tiro con arco, que describe cómo en este arte/deporte y en la caligrafía es necesario (casi) llegar a un estado de conciencia diferente para que sea “Ello” quien tire del arco o pinte el trazo perfecto. 

Y en el museo Franz Mayer se presenta una exposición que va desde Hokusai (1760-1849), el pintor de la ola (además de otros cuadros extraordinarios por su factura técnica) hasta el Anime y el Manga. De Hokusai a Astroboy. En los años sesenta, algún ejecutivo de la televisión mexicana compró series -supongo que muy baratas entonces- que formaron parte de la infancia de mi generación: Astroboy, Señorita Cometa, Ultraman… Si bien la exposición -por el Anime y el Manga- tiene como destinarios naturales a los jóvenes, he de confesar que no me gustó, porque hace a un lado el refinamiento del arte japonés, como si la literatura y el cine de otras épocas no hubieran existido.  

II. Los siete grandes  

Murasaki Shikibu escribió en el año 1000 Genghi Monogatari, una novela en la cual, en palabras de Marguerite Yourcenar, describía todas las emociones humanas. Es lo mismo que Harold Bloom dijo de la obra de William Shakespeare, con la diferencia de que las obras del dramaturgo inglés fueron escritas seis siglos después.  

Luego viene el póker de ases. Kōbo Abe nos describe en La mujer de arena una seducción que termina por provocar que la víctima disfrute su encierro; Juníchiro Tanizaki, en La llave -inspiración para De Anima de Juan García Ponce, según el propio autor- describe los mecanismos del voyeur en el Japón Moderno; Ryūnosuke Akutagawa en Rashomon y En el bosque nos da perspectivas múltiples sobre la realidad, haciendo tambalear la verdad; y Yasunari Kawabata en La casa de las bellas durmientes nos recuerda la sutileza llevada a la vejez y al deseo.  

A este póker hay que agregar a Yukio Mishima con una obra espléndida, en la que destacan El pabellón de oro y Confesiones de una máscara y a Kensaburō Ōe, que convirtió su drama biográfico en una novela conmovedora: Una cuestión personal.  

Estos siete monstruos de la literatura están muy por encima de Hakuri Murakami, que me parece un autor menor (aunque muchos lo adoran).  

Habría que agregar la filmografía de Akira Kurosawa, desde Vivir, que explora el sentido de la vida, hasta Los siete samurais, obra maestra de la composición. Y qué decir de Yasujirō Ozu, que exploró como nadie los recovecos del alma. Nada de esto se encuentra en la exposición del Franz Mayer, que pasa de Hokusai al Anime como si no hubiera nada enmedio.  

III. Una nueva “literatura” para dejarse arrullar  

Se ha ido desarrollando un boom de literatura “cozy” también llamada “healing fiction”, donde autores japoneses como Satoshi Yagisawa, autora de dos bestsellers en torno a la librería Morisaki, escriben para lograr un “bálsamo emocional”. Un “nuevo género” que se teje alrededor de historias relacionadas con bibliotecas y gatos, destinado a confortar la neurosis del lector. Estas novelas japonesas están invadiendo ya el mercado editorial anglófono y en español. Pero la realidad no está llena de epifanías, ni todo es bonito sino, a veces, todo lo contrario.  

IV. Issei Sagawa, el japonés caníbal  

Este personaje se fue a la Sorbona a estudiar literatura inglesa y se hizo de una novia holandesa, Renée Hartevelt. Una noche, le disparó por detrás mientras ella cenaba. Una vez consumado el asesinato, comenzó a comérsela, empezando por los glúteos. La fue devorando durante varios días, luego la cortó en pedazos. Días después, intentó deshacerse de sus restos en el Bois de Boulogne, pero las maletas escurrían sangre. Fue detenido, procesado y declarado enfermo mental. Su padre, rico financiero, logró que lo regresaran a Japón, con la condición de que permaneciera para siempre en un nosocomio. No fue así y Sagawa se volvió una celebridad. Escribió un diario con dibujos que muestran cómo fue la historia con su novia. Fue filmado por su hermano mostrando ese diario. He visto fragmentos del documental: es vomitivo. Ahora bien, no es extraño que en todos los países haya un demente perverso. Lo que es increíble es que en Japón lo invitaron a programas de la tele como comentarista invitado. Se convirtió en una figura del espectáculo, lo que muestra que no sólo él estaba loco, sino también la sociedad de Yokohama y quizá, la sociedad japonesa en su conjunto. 

La cultura japonesa y su sociedad son fascinantes y, al mismo tiempo, perturbadoras. Japón es, quizá, el país más neurótico del mundo, con su obsesión por la perfección y, tal vez por ello, es el que tiene la mayor tasa de suicidios. De Hokusai a los grandes escritores y cineastas, de la literatura balsámica al star-caníbal, Japon es todo eso, mucho más que la visión edulcorante que nos muestra la exposición del museo Franz Mayer.  

Tomado de https://morfemacero.com/