diciembre 14, 2024

Ingeborg Brun, cartógrafa de Marte

Ingeborg Brun, cartógrafa de Marte

“Ni Lowell ni Brun vivieron para enterarse que sus teorías eran erróneas. Lowell falleción en 191g sin haber podido comprobar la existencia del “planeta X”, descubierto años después por el astrónomo aficionado Clyde Tombaugh quien lo bautizó como Plutón. Un año...Tomado de https://morfemacero.com/

Culturas impopulares

Jorge Pech Casanova

Giovanni Schiaparelli, astrónomo italiano, vivió de 1835 a 1910. Determinó correctamente que las lluvias de meteoros podrían ser residuos de cometas, como las que observó en el enjambre meteórico de Leónidas, asociadas al cometa Temple-Tuttle. Sin embargo, Schiaparelli se equivocó al describir la superficie del planeta Marte, la cual creyó ver surcada por un sistema de canales en 1877.

En la revista Naturaleza y Arte, Schiaparelli publicó por entregas en 1895 su libro La vita sul pianeta Marte. La entrega correspondiente a mayo de ese año contiene esta observación: “Más que verdaderos canales, en la forma más familiar para nosotros, debemos imaginar depresiones del suelo no muy profundas, extendiéndose en dirección rectilínea por miles de kilómetros, con un ancho de 100, 200 kilómetros o más. Ya he señalado que, de no existir lluvia en Marte, estos conductos son probablemente el principal mecanismo mediante el cual el agua (y con ella la vida orgánica) puede extenderse sobre la superficie seca del planeta”.

Algunas publicaciones de Schiaparelli dedicadas al planeta Marte las leyó con fascinación en Estados Unidos el astrónomo Percival Lowell, quien no tardó en difundir su propia serie de artículos sobre el planeta en la revista Atlantic Monthly, entre mayo y agosto de 1895. Lowell escribió en su segunda entrega sobre el planeta rojo, «El problema del agua», que “si hubiera habitantes, un sistema de irrigación sería esencial para su existencia, y el telescopio nos presenta el descubrimiento quizá más sorprendente de nuestros tiempos: los así llamados canales de Marte”. (En realidad, el término que utilizó Schiaparelli corresponde más bien a “surcos”.)

En su cuarta entrega, «Oasis», Lowell no dudó en especular sobre los seres que habitarían Marte, pues daba casi por sentado que los surcos de Schiaparelli eran obra de inteligencias más avanzadas que la humana: “Muy posiblemente, tales seres marcianos poseen invenciones que no hemos soñado y, para ellos, electrófonos y kinetoscopios son cosa del pasado remoto, preservadas con veneración en museos como reliquias, rústicos aparatos de la infancia de su especie. Ciertamente, vemos indicios de la existencia de seres que están por delante, no detrás nuestro, en la carrera de la vida”.

En Dinamarca, los artículos de Lowell fueron leídos por una joven a quien la astronomía le fue prohibida por su padre: Emmy Ingeborg Brun. Era hija del tercer matrimonio del cazador real Alexander Brun. Con sus dos previas consortes, Brun tuvo dos correspondientes hijos: Carl Frederik Emil y Alf Harald.

Emmy Ingeborg vino al mundo en Copenhague en 1872. Pese a la negativa paterna, esta acuciosa joven se educó a sí misma leyendo libros de ciencia y filosofía, hasta convertirse en entusiasta discípula de Schiaparelli y Lowell. Además, la hija del severo cazador real leyó con fruición Progreso y pobreza: una investigación sobre la causa de las depresiones industriales, tratado del estadounidense Henry George que analiza a profundidad la coexistencia de la pobreza con los avances económicos y tecnológicos.

Al saturarse con los erróneos avistamientos de Schiaparelli y las teorías sobre la vida inteligente en Marte de Lowell, Ingeborg se planteó que la sociedad equitativa y libre planteada por George en Progreso y pobreza sería posible en Marte. Desarrolló todo un sistema utópico, quizá con base en la idea que Lowell asentó sobre el “pueblo marciano”:

“Una mentalidad de orden nada desdeñable parece haber presidido el sistema que vemos [en Marte], una mentalidad con amplitud de miras considerablemente mayor que la que preside los diversos departamentos de nuestros asuntos públicos. En todo caso, la política partidaria no ha tenido nada que ver con ellos, pues el sistema es de alcance planetario”, escribió Lowell en su cuarto artículo sobre el planeta rojo.

Ingeborg Brun ha de haber incomodado a su familia con su empeño en estudiar astronomía y ciencias políticas. En su breviario personal «Ben Oni. Hojas del Diario de Emmy Hanum», cuenta que su hermano Alf la ingresó a un manicomio, donde tuvo que pasar nueve años hasta que logró demostrar su cordura en 1910. Fuera del encierro, Emmy Ingeborg pasó los últimos diecinueve años de su vida en Suecia, mayormente en cama, aquejada por varias enfermedades.

La tenaz danesa no dejó de escribir. En 1923 publicó su breviario de plegarias Et Bønskrift (A petición). El año de su muerte, Ingeborg publicó Testimonio de dos generaciones. Ambos impresos se conservan en la Real Biblioteca Danesa de Copenhague.

Durante su forzada estadía en el manicomio, Emmy Ingeborg se aplicó a una forma de arte y ciencia excepcionales: elaboró al menos diez globos planetarios en los que dibujó los canales de Marte siguiendo las detalladas descripciones de Lowell. Esa cartografía planetaria, ahora se sabe, es errónea. Sin embargo, el meticuloso trabajo con que la imbatible Brun llevó las descripciones de Lowell a un formato volumétrico, hacen de sus globos planetarios obras de arte preservadas en diversas colecciones.

Entre los orgullosos poseedores de globos pintados por Brun se cuentan el Museo Marítimo Nacional de Greenwich; el Museo Nacional de Escocia, en Edimburgo; el Museo Whipple de Historia de la Ciencia, en Cambridge; el Museo Specula Vaticana, en Castelgandolfo; el Museo Observatorio Camille Flammarion en Juvisy-sur-Orge, y el Museo Ole Rømer, en Taastrup.

En 2024 la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos adquirió uno de los globos marcianos de Brun, elaborado en 1905, para las colecciones de su división de Geografía y Mapas. Además, se le atribuye a Emmy Ingeborg otro globo planetario depositado en las Colecciones de Exploración Lunar y Planetaria de Randy y Yulia Liebermann.

(La arbitraria reclusión de Ingeborg Brun por su hermano Alf en un manicomio recuerda el infortunio de Camille Claudel, quien pasó los últimos treinta años de su existencia en el manicomio de Montdevergues, donde su hermano, el fatuo poeta Paul, la mantuvo desde 1913 hasta que la magnífica escultora falleció en 1943.)

Ingeborg Brun logró ser liberada. Mientras estuvo prisionera en la instalación siquiátrica, acaso mantuvo la cordura de 1905 a 1909 pintando sus modelos marcianos sobre globos terráqueos ordinarios que cubría con papel maché y después decoraba con tinta, siguiendo con cuidadosa determinación las observaciones escritas por Percival Lowell. Algunos de los globos decorados por Brun, ostentan en sus bases de bronce o madera la inscripción “Mars efter Lowekks Glober 1894-1914”.

Los globos marcianos de Brun paradójicamente muestran el polo sur en la parte superior del eje y el polo norte en la base axial. Esta vista corresponde a la manera en que se observa Marte mediante un telescopio astronómico.

Brun donó varias de sus obras cartográficas de Marte a instituciones y observatorios astronómicos. Le envió también uno de sus globos a Lowell. El astrónomo, quien lo recibió en 1915, le escribió que era “una pieza capital de trabajo” y le contó que la aduana estadounidense había retenido el artefacto al confundirlo con una bomba.

Ni Lowell ni Brun vivieron para enterarse de que sus teorías eran erróneas. Lowell falleció en 1916 sin haber podido comprobar la existencia del “planeta X”, cuya búsqueda ocupó los últimos años del científico y cuyo descubrimiento correspondió al astrónomo aficionado Clyde Tombaugh en 1930, quien lo bautizó Plutón a sugerencia de Venetia Burney, nieta de un bibliotecario. Un año antes de ese descubrimiento, en 1929, vencida por sus dolencias, Emmy Ingeborg Burn cerró los ojos para siempre.

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