India tiene dos grandes fabricantes de vacunas contra el COVID-19: el Serum Institute de India, que produce la desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford, y Bharat Biotech, que tiene la suya propia. Hoy enfrenta problemas para satisfacer su demanda y la del mundo.
Por Aniruddha Ghosal
NUEVA DELHI (AP) — El año pasado, el Primer Ministro de India, Narendra Modi, dijo a Naciones Unidas que su país fabricaría suficientes vacunas contra la COVID-19 “para ayudar a toda la humanidad”. Ahora, India tiene problemas para satisfacer su propia demanda de dosis en medio de un alarmante repunte de los contagios.
Como mayor productor de vacunas del mundo, siempre se esperó que India jugase un papel clave en los esfuerzos globales para inmunizar a la población contra el coronavirus. Pero una mezcla de exceso de confianza, mala planificación y mala suerte ha impedido que esto ocurra.
A continuación, un vistazo a lo que salió mal:
CON LA GUARDIA BAJA
Las autoridades indias parecen haber sido sorprendidas con la guardia baja por varias cosas, incluyendo la velocidad a la que se aprobó el uso de las vacunas en todo el mundo. India, como muchos otros países, había estado trabajando con la premisa de que los fármacos no estarían listos hasta mediados de 2021.
Pero éstos comenzaron a recibir luz verde en algunos países en diciembre, lo que aumentó la presión no solo para producir sino también para entregar las dosis prometidas lo antes posible. Resultó que India, que aprobó dos vacunas en enero, no estaba preparada para la demanda nacional ni internacional.
El plan del Gobierno había sido vacunar a 300 de sus cerca de mil 400 millones de habitantes para agosto. Pero no se reservó la cantidad adecuada de dosis para hacerlo. Se asumió, en parte basándose en las proyecciones de los fabricantes del vacunas del país, que habría fármaco suficiente para inmunizar a su población y cumplir con los pedidos desde el extranjero.
Además, el país tenía poca prisa porque los contagios llevaban meses de constante descenso. De hecho, en enero, pocos días después del arranque de su campaña de inmunización y de las exportaciones, Modi declaró la victoria sobre la pandemia en una cumbre virtual del Foro Económico Mundial.
El Gobierno de Modi parecía disfrutar del éxito inicial de su llamada “diplomacia de las vacunas” y el Ministerio de Exteriores reiteró una y otra vez que las exportaciones estaban calibradas de acuerdo con las necesidades del programa de inmunización nacional.
Los expertos dicen que resultó ser un peligroso error de cálculo ya que la explosión de los contagios estaba a la vuelta de la esquina.
La doctora Vineeta Bal, que estudia sistemas inmunológicos en el Instituto de Educación e Investigación Científica de India en la ciudad de Pune, afirmó que el Gobierno debería haber hecho planes de futuro en lugar de celebrar su “victoria” sobre el virus.
“No tengo idea de por qué la gente no pensó en eso”, señaló. “¿Nadie hizo el cálculo (…) de cuántas dosis hacían falta en India?”.
PROBLEMAS DE PRODUCCIÓN
India tiene dos grandes fabricantes de vacunas contra la COVID-19: el Serum Institute de India, que produce la desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford, y Bharat Biotech, que tiene la suya propia.
India les había permitido comenzar a fabricarlas el año pasado mientras esperan la aprobación formal de los reguladores. Tanto el Gobierno como las compañías pensaban que para cuando los fármacos recibiesen luz verde, tendrían reservas más grandes de lo que resultaron ser.
Y la ampliación de la producción ha resultado ser un problema para ambas.
El director ejecutivo de Serum Institute, Adar Poonawalla, dijo a The Associated Press en diciembre que el objetivo era producir hasta 100 millones de vacunas al mes en enero y dividirlas al 50 por ciento entre India y el resto del mundo. Pero el ejecutivo federal dijo a los estados el mes pasado que la empresa estaba fabricando apenas 60 millones mensuales.
La compaña explicó que un incendio en sus instalaciones en enero y el embargo estadounidense a la exportación de las materias primas necesarias para elaborar el producto obstaculizaron su labor. Poonawalla contó a la AP que alejarse de los proveedores de Estados Unidos podría resultar en una demora de hasta seis meses.
Por su parte, el Presidente de Bharat Biotech, Krishna Ella, dijo a reporteros en enero que su objetivo era producir 700 millones de dosis en 2021. Pero el Gobierno federal dijo a los estados el mes pasado que su producción era de apenas 10 millones por mes.
El Ejecutivo dijo el mes pasado que concedió subvenciones millonarias a las dos empresas para ayudar a aumentar la producción.
Ninguna de las dos firmas ni el Ministerio de Salud indio respondieron a una petición de comentarios.
¿QUÉ SIGUE?
Con India registrando cientos de miles de nuevos contagios al día, el Gobierno abrió la vacunación a todos los adultos el pasado 1 de mayo. Esto provocó un aumento en la demanda que ha revelado el verdadero alcance del problema.
Por el momento, India ha recibido solo 196 millones de dosis, 10 de ellos como parte de COVAX, una iniciativa de la ONU para proporcionar un acceso equitativo a las vacunas. Apenas 41 millones de personas están totalmente inmunizadas y 104 millones más tienen solo una dosis.
Pero el promedio diario de vacunas administradas bajó desde los 3.6 millones del 10 de abril, a alrededor de 1.4 millones el 20 de mayo.
Para tratar de aliviar el problema, India autorizó el uso de la vacuna rusa Sputnik V, de la que la semana pasada recibió 200 mil dosis.
El Ejecutivo dijo que el suministro mejorará pronto y espera que entre agosto y diciembre haya más de 2 mil millones de vacunas disponibles, según el doctor V.K. Paul, un asesor gubernamental. La cifra incluiría 750 millones elaboradas por Serum Institute, 550 millones de Bharat Biotech y 156 millones más enviados desde Rusia.
Además, hay planes para que otras cinco empresas indias produzcan el fármaco ruso en el país y para que Serum Institute elabore una versión de la vacuna Novavax, además de las desarrolladas por otras cinco farmacéuticas locales que aún están en fase de pruebas.
Pero los expertos advierten que estas estimaciones son, una vez más, demasiado optimistas.
“Estas son estimaciones optimistas (…) hay muchos peros que hay que considerar”, apuntó Bal.
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