En el estado se destinaron más de 45,000 Google Chromebooks a los equipos docentes, lo que significa que más del 90% de los maestros de educación básica y media superior ya cuentan con una. Apoyar la enseñanza en un dispositivo sencillo y potente, ha simplificado la gestión cotidiana y le ha devuelto tiempo a las y los maestros para lo más importante: enseñar y acompañar. Ahora, los maestros ahorran tiempo que utilizaban en tareas repetitivas y pueden invertirlo en crear mejores experiencias de aprendizaje. “Antes tenía que cargar con carpetas y montones de papeles para calificar. Ahora todo está en Classroom: exámenes, formularios y actividades. Es una gran diferencia porque definitivamente me rinde más el tiempo”, relata Patricia Lugo Figueroa, maestra de Español en la Escuela Secundaria Mixta No. 53 “Laura Rosales Arreola”.
Adicionalmente, la Secretaría de Educación destinó 32 mil Google Chromebooks a estudiantes de sus escuelas públicas a través de las Aulas Google, que son carritos móviles con los que se reparten estos dispositivos en el salón cuando van a ser utilizados para una actividad escolar. La incorporación de las Aulas Google cambió la dinámica del aula, ya que no solo facilitaron el acceso a los dispositivos, sino también a un ecosistema integrado de herramientas como Google Workspace for Education, Google Classroom y Gemini for Education. La tecnología en el aula no se ha limitado al acceso a dispositivos, sino que las y los docentes en el estado han podido integrar estas herramientas a su enseñanza para que 1.3 millones de estudiantes puedan trabajar de forma simultánea, participar en proyectos compartidos y recibir retroalimentación más ágil e inmediata.
Al mismo tiempo, estas herramientas han ayudado a que las y los docentes puedan organizar actividades, revisar tareas y exámenes en línea, y promover dinámicas colaborativas que antes resultaban difíciles de sostener. Así, el aprendizaje dejó de ser una tarea individual para convertirse en una experiencia personalizada, en la que cada estudiante encuentra su propio ritmo.
El próximo capítulo de la educación
Baja California y Jalisco muestran caminos distintos con un propósito común: que cada estudiante tenga más oportunidades de aprendizaje. Estas experiencias prueban que cuando la tecnología se pone al servicio del docente, su impacto se multiplica en cada rincón del aula y la enseñanza se vuelve más humana, personalizada y transformadora.
La inteligencia artificial no viene a reemplazar la conexión humana. Al contrario, su verdadero aporte está en ampliar las posibilidades de la enseñanza, ya que libera tiempo de tareas repetitivas, facilita la personalización y ofrece nuevas formas de despertar la curiosidad.
Si queremos sistemas educativos más inteligentes, seguros e inclusivos, el camino es claro. Se necesita inversión pública , formación continua del equipo docente y acompañamiento cercano en la implementación. También es clave evaluar los esfuerzos para aprender de lo que funciona y escalarlo.
El desafío ahora es mantener el impulso para lograr resultados en más aulas. Así, preparamos a las nuevas generaciones no solo para el mundo que conocen, sino para el que pueden crear.
Tomado de https://blog.google/
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