Luego de cinco semanas de diálogo, integrantes del gabinete federal del gobierno de México y la industria de bebidas azucaradas –principalmente productora de refrescos– acordaron que el impuesto –que se cobrará a partir de 2026– sea de 1.5 pesos por litro para las bebidas elaboradas con endulzantes no calóricos.
Dicho impuesto quedará plasmado en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2026, anunció en conferencia Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados. Además, se detalló que el impuesto especial sobre producción y Servicios (IEPS) se mantendrá en 3.08 pesos por litro.
Al respecto, el subsecretario de Integración Sectorial y Coordinación de Servicios de Atención Médica, Eduardo Clark, indicó: “estamos tomando esta decisión porque creemos que con el acuerdo que estamos logrando el día de hoy […] podemos tener un México más sano que el que teníamos con la propuesta original”.
Ello, a pesar de que hay evidencia sobre los daños a la salud que causan los edulcorantes. El número 555 de la Revista del Consumidor, de la Procuraduría Federal del Consumidor (mayo de 2023), presentó un análisis de los refrescos que circulan en el mercado mexicano, y resaltó que los edulcorantes no calóricos presentan efectos metabólicos negativos, como la “disminución en la sensibilidad de la insulina; aumento de concentración de glucosa sanguínea; habituación del sabor dulce en la población infantil”.
Los más comúnmente usados son el acesulfame-k, que es 200 veces más dulce que el azúcar; aspartamo (200 veces más dulce); sacarina; sucralosa (600 veces más dulce); y glicósidos de esteviol, agregó el documento de la Profeco.
A pesar de que se ha discutido la posibilidad de transitar hacia los edulcorantes no calóricos en lugar del azúcar, instituciones de salud e investigaciones científicas demuestran el impacto negativo que tiene a nivel sanitario. En un informe de la Secretaría de Salud en 2019, el Hospital Infantil de México “Federico Gómez” alertó que el consumo de estos ingredientes “no sólo no han logrado disminuir los índices de obesidad, sino que además parecen estar asociados a una mayor ingesta de alimentos, ganancia de peso y otras alteraciones metabólicas”.
Agregó que ello se debe a que “este tipo de sustancias químicas aunque no aportan calorías, podrían tener el potencial de desencadenar respuestas fisiológicas al activar receptores dulces del sabor y ocasionar la liberación de hormonas que regulan el metabolismo energético”. También citó un estudio que demostró afectaciones hormonales en niños de edad escolar que consumieron edulcorantes no calóricos, con modificación al apetito y respuesta metabólica.
En la conferencia desde la Cámara de Diputados, el subsecretario Eduardo Clark mencionó que, tras las reuniones con la industria, la medida fue elaborada para: disminuir el consumo per cápita de bebidas azucaradas en la sociedad mexicana, bajar la cantidad de azúcar en los productos que se venden; que menos niños, niñas y adolescentes consuman estos productos a edad temprana.
Por su parte, Andrés Massieu Fernández –presidente de la Asociación Mexicana de Bebidas– dijo: “continuaremos avanzando con la innovación y esfuerzos de reformulación de productos, así como el lanzamiento de nuevas presentaciones y porciones; ampliaremos la oferta del portafolio bajos y sin calorías; impulsaremos el mercado de las bebidas reducidas y sin azúcar; fortaleceremos nuestra autorregulación publicitaria en materia de protección a la niñez y orientación al consumidor”. Ello, “de acuerdo a la propia situación, realidad y avances que cada una de las empresas tienen”.
También presente en la conferencia Patricio Caso Prado –director de Coca Cola México– agradeció “profundamente” la apertura al diálogo de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, y mencionó que, como parte del acuerdo con el gobierno, se comprometieron a: garantizar la reducción del 30 por ciento de las calorías de Coca Cola, de manera escalonada, empezando por las presentaciones más grandes, […] buscando que en un año, el 70 por ciento del volumen ya se encuentre en ese supuesto”. Dicho plan escalonado se hará durante el siguiente año.
Asimismo, afirmó que llevarán a cabo acciones necesarias para migrar de productos altos en calorías a aquellos bajos; “que la diferenciación de cuotas entre productos sin calorías y con calorías beneficie al consumidor”; reforzar políticas de mercadotecnia para que “no exista presencia de niños o menores de 16 años de manera clara de aquí para adelante” y promover los productos bajos y sin azúcar, los que dijo harán más atractivos al público.
Cuando Grupo Embotellador PepsiCo México fue consultado por la prensa sobre una medida similar a la de Coca Cola, su director de Asuntos Legales y Regulatorios, Carlos Flores Gómez, señaló que “la disminución de la carga calórica en las marcas, en los productos, no es tarea fácil; se requiere hacer investigación, desarrollo y gastar muchos recursos”, y agregó que “ya nos embarcamos desde hace tiempo en la reducción máxima, pero en todo lo que podamos seguir aportando lo vamos a hacer”.
Patricio Caso, de Coca Cola, también mencionó que harán técnicas de mercadotecnia que asocien el consumo de sus productos mayores de 1 litro con la convivencia familiar. Este tema ha sido criticado por el secretario de Salud, David Kershenobich, quien el 2 de septiembre de 2025, en la conferencia presidencial, lamentó la relación entre los refrescos y las convivencias familiares.
Ese mismo día, el secretario había alertado que “se atribuye en México al consumo de bebidas azucaradas uno de cada tres nuevos casos de diabetes mellitus, uno de cada tres tiene un consumo excesivo de este tipo de bebidas. Y en enfermedades cardiovasculares, uno de cada siete nuevos casos consume en exceso este tipo de bebidas”.
De manera general, el secretario Kershenobich resaltó que “esta es solo una medida para enfrentar el problema, pero no es la única. “Hay que evitar pensar en una sola medida e ir pensando cómo vamos aumentando el tipo de medidas que redunde en una mejor atención a la población, y que logremos por primera vez estabilizar la curva de las enfermedades crónicas y disminuir. Nuestro propósito es que al cabo de esta administración, tengamos una clara disminución en estas enfermedades”.
Eduardo Clark reafirmó la crisis en el sistema de salud que existe en México a raíz del incremento en enfermedades como la diabetes, hipertensión y fallas renales, las cuales representan un gasto de 110 mil millones de pesos por parte de los sistemas de atención médica, una situación que no es sostenible, y razón por la cual decidieron desde el inicio de la administración a gravar las bebidas azucaradas.
En la conferencia estuvo el secretario de Salud federal, David Kershenobich; subsecretario de Integración Sectorial y Coordinación de Servicios de Atención Médica de la Secretaría de Salud, Eduardo Clark; subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda, Carlos Gabriel Lerma Cotera; presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de Diputados, Carlos Antonio Altamirano.
Por su parte, en representación de la industria se presentaron empresarios como Roberto Campa Cifrián, por Femsa, pero que también fue secretario de Trabajo en 2018, de Gobernación y titular de la Profeco; Catherine Reuben, por Coca Cola Femsa; Guillermo Garza Martínez, de Arca Continental; Carlos Flores Gómez, del Grupo Embotellador PepsiCo México; Patricio Caso Prado, de Coca Cola México; y Andrés Massieu Fernández, director general de la Asociación Mexicana de Bebidas, anteriormente diputado federal de 2009 a 2012, Coordinador General de Política y Gobierno en 2015 con la administración de Enrique Peña Nieto, secretario de Desarrollo Urbano y Metropolitano en el gobierno del Estado de México en 2019.
Tomado de https://contralinea.com.mx/feed/
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