Culturas impopulares
Jorge Pech Casanova
El 20 de abril de 1999 Eric Harris y Dylan Klebold inauguraron en la preparatoria Columbine de Littleton, Colorado, EEUU, la infame práctica de las matanzas de estudiantes inermes en instalaciones escolares. Diez años antes, en 1989, el drogadicto Patrick Edward Purdy había puesto un espantoso precedente en Stockton, al disparar desde la calle a hijos de refugiados asiáticos que salieron al patio de recreo en la Escuela Elemental Cleveland. Cinco de los niños murieron en ese ataque.
Harris y Klebold, antes de suicidarse con sus armas automáticas, asesinaron a doce estudiantes y a un profesor, además de causar heridas a otras dieciocho personas, la mayoría adolescentes. Llevaron a su escuela una pistola de asalto semiautomática TEC-DC9, una carabina semiautomática y dos escopetas recortadas cuyos disparos se expanden y producen mayor daño. Además, hicieron explotar bombas caseras que causaron incendios.
Dos semanas antes de la masacre en la preparatoria de Columbine, Daniel Mauser le había comentado a su padre, Tom, sobre su clase de debate. Daniel halló que la Ley Brady para control de armas de 1994 tenía lagunas, pues la revisión de antecedentes para compradores de armamento aplicaba sólo en tiendas, no a vendedores sin licencia que acudiesen a exhibiciones comerciales de armas.
Daniel Mauser fue una de las víctimas de Harris y Klebold el 20 de abril de 1999. Tenía 15 años de edad. Harris, quien portaba el fusil semiautomático, recién había cumplido 18 años. Klebold, armado con pistola semiautomática, tenía 17. Los dos verdugos se suicidaron en medio de las víctimas que dejaron en el comedor de la escuela.
¿Cómo consiguieron sus armas Harris y Klebold, si eran menores de edad? En diciembre de 1998 convencieron a una amiga de 18 años de edad, Robyn Anderson, para que adquiriese en la exhibición comercial de armas Tanner dos escopetas y una carabina, las mismas que usarían para matar a sus compañeras y compañeros en la preparatoria.
Los padres de Eric y Dylan no previeron que éstos preparaban una masacre con armas adquiridas ilegalmente. Harris tenía síntomas depresivos por los que tomaba medicamentos, pero interrumpió su consumo para concentrarse en su plan letal. A sus padres, Klebold les parecía un muchacho normal. Sin embargo, en 1999 ambos amigos comenzaron a vestirse con gabardinas negras y a presentarse como integrantes de “la Mafia de las Gabardinas”.
En secreto, Harris y Klebold grababan mensajes para internet con amenazas de muerte y mensajes apocalípticos. También hicieron una lista de blancos con los nombres de estudiantes que planeaban asesinar.
Al final, en su ataque a la preparatoria, los verdugos procedieron al azar. Dispararon contra sus compañeras y compañeros reunidos en el comedor y en la biblioteca de Columbine. También hicieron fuego contra estudiantes y un profesor con quienes se cruzaron en los pasillos. Al parecer, el arma de Harris se atascó más de una vez, impidiéndole disparar todas las balas de sus cargadores. Eso salvó quizá algunas vidas.
Sobre las armas usadas por la pareja asesina, los especialistas aclaran que la pistola semiautomática TEC-DC9 empleada por Klebold es un arma que suele atascarse y que los conocedores rechazan. Fue fabricada a partir de un modelo, la TEC-9, cuya venta está prohibida a civiles. Con sólo el cambio de unas letras, la TEC-DC9 permite a un matón disponer de un fusil automático, con sólo cambiar el cargador.
Increíblemente, Harris y Klebold perdonaron en la biblioteca a John Savage, quien acudía con Klebold a algunas clases. Savage se escondió bajo una mesa cuando comenzaron los tiros, pero al moverse atrajo la atención de los pistoleros. Oyó que le decían:
—¿Quién está allí? Identifícate.
Asomándose, Savage dijo:
—Soy yo, John.
Dylan lo interpeló:
—¿John Savage? Hola.
—Hola, Dylan, ¿qué haces?
—Ah…, matando gente…
—¿Me vas a matar?
—¿Qué?
—¿Me vas a matar?
Klebold lo miró un momento. Le respondió:
—No, cuate. Nomás corre.
Savage huyó indemne de la balacera.
Esos detalles de la masacre pueden conocerse en el documental de seis horas y cincuenta minutos El témpano de Columbine, producido por Restraining Disorder y difundido en el canal de YouTube de Michael Strawn, quien comenta que el trabajo no sólo abarca eventos históricos en torno a Columbine, sino que navega por el formato de los témpanos con excepcional claridad y profundidad. Es decir, que saca a la superficie enormes cúmulos de información que no suelen exponerse.
Esa investigación intenta explicar cómo dos muchachos con problemas de acoso en la preparatoria y desórdenes síquicos no demasiado diferentes a los de otros de sus compañeros, decidieron en el aniversario del nacimiento de Hitler acabar a tiros con las vidas de sus condiscípulas y condiscípulos.
Un detalle desasosegador que el documental señala es que acaso los dos verdugos pretendían realizar su matanza un día antes, en el aniversario del ataque terrorista de Timothy McVeigh al edificio federal Alfred P. Murrah, cometido el 19 de abril de 1995. Ese atentado causó la muerte a 168 personas, incluyendo 19 niños, y los dos émulos lo conocían detalladamente. En cambio, aunque a veces proferían el saludo nazi, ni Harris ni Klebold sabían mayor cosa de Hitler.
Un trabajo escolar que los asesinos grabaron en video se hizo tristemente célebre porque encarnaban a dos sicarios contratados por un estudiante para vengarse de sus compañeros acosadores. De ahí surgió la teoría de que esa representación anunciaba sus planes criminales. Pero al investigar el punto, se descubrió que ni Harris ni Klebold eran autores del argumento. Sólo habían interpretado, con burlas y payasadas frente a cámara, el guion de otro joven.
Pese al exhaustivo análisis de las motivaciones de Eric Harris y Dylan Klebold, la pregunta sigue sin respuesta: ¿por qué lo hicieron? De esa respuesta aún dependen muchas vidas en el imperio estadounidense, donde dos o más jovenzuelos pueden comprar armas de uso militar para asesinar a muchachas y muchachos —o peor aún, niñas y niños— en las escuelas.
Tomado de https://morfemacero.com/





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