El 22 de febrero de 1997, los científicos Keith Campbell y Ian Wilmut, del Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia), presentaban en sociedad a un ser muy especial que, de inmediato, alcanzaría una popularidad global y se convertiría en objeto de profundos debates tanto científicos como éticos. El nacimiento de la oveja Dolly provocó sorpresa y controversia debido a que nació en un laboratorio a partir de una célula adulta. Se trataba del primer mamífero nacido por clonación, un concepto que, a partir de ese momento, dejó de ser considerado ciencia ficción.
Pero la ingeniería genética nació mucho antes. En 1973 los científicos estadounidenses Cohen y Boyer realizaron las primeras pruebas de modificación artificial del ADN de un ser vivo. En su caso, se limitaron a utilizar bacterias. Desde entonces, los genetistas han continuado avanzando en sus estudios y sorprendiéndonos con creaciones igual o más sorprendentes que la de Dolly.
La controversia que despertó la invención de la oveja clonada sacudió a la opinión pública de tal modo que, en noviembre de 1997, la UNESCO promulgó la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos. Con dicha declaración se prohibía de manera explícita la clonación de seres humanos.
Avanzar para enfrentar los desafíos medioambientales fue el objetivo de un grupo de científicos de la Universidad de Alberta (Canadá). Identificaron la bacteria responsable de que el ganado vacuno produzca perniciosas cantidades de metano durante su proceso digestivo. Tras el CO2, el metano es el gas que más contribuye al efecto invernadero. Ahora, gracias a este descubrimiento, se ha realizado un cruce genético que facilitará que los descendientes del ganado tratados generen un 25% menos de dicho gas.
El ‘enviropig’ es un cerdo alterado genéticamente para digerir y procesar mejor el fósforo
En similar línea se sitúa la investigación que ha dado vida al enviropig, un cerdo alterado genéticamente para que digiera y procese mejor el fósforo. Se da la circunstancia de que el estiércol de estos animales, utilizado por numerosos agricultores, tiene un alto contenido de fósforo que provoca la proliferación de un tipo de alga que agota el oxígeno en el agua. La producción de fósforo del enviropig es un 70% menor que la de un cerdo normal.
Algunos insectos también amenazan la salud humana y su seguridad alimentaria. Un ejemplo son los mosquitos responsables de la transmisión de enfermedades letales como el dengue o la malaria, y las plagas de langostas y gorgojos que, anualmente, acaban con el 40% de los cultivos a nivel mundial. Este mismo año, científicos de la Universidad de Macquarie (Australia) han logrado desarrollar una técnica de ingeniería genética que modifica los genes de insectos macho, favoreciendo que su semen sea mortal para las hembras.
Con idéntico ánimo de beneficiar a la humanidad, en 2006, investigadores de la Universidad Nacional de Taiwán insertaron genes de una medusa en embriones de cerdo y crearon tres ejemplares de este animal que brillaban en la oscuridad. Tan solo un año después, científicos surcoreanos alteraron el ADN de un gato para que, también, brillase en la oscuridad y, tomando dicho ADN alterado lograron clonar varios de estos extraños ejemplares. Aunque pueda parecer un experimento caprichoso, supone el punto de arranque para la creación artificial de animales con enfermedades genéticas humanas que ayuden a combatirlas.
Algo similar hicieron, hace dos años, investigadores de la Universidad de Chicago (EEUU) al utilizar la ingeniería genética para crear un calamar transparente. En este caso, la intención es poder analizar el funcionamiento del sistema nervioso de los cefalópodos, que les permite aprender y recordar para desempeñar tareas complejas.
La ingeniería genética también puede convertirse en un método útil para luchar contra las amenazas de extinción que sufren algunas especies animales. Es el caso del lobo ártico del norte de Canadá que, siguiendo la misma técnica que se utilizó con la oveja Dolly, lograron clonar en un laboratorio de Beijing (China). Maya es el nombre de la primera loba ártica clonada.
En el año 2025, la empresa Colossal ha criado tres ejemplares de lobo huargo, una especie extinguida
Otro lobo, muy diferente, ha protagonizado este mismo año uno de los hallazgos más llamativos de la ingeniería genética. El lobo huargo, un 25% más grande que los que conocemos, se extinguió hace al menos 10.000 años, y alcanzó popularidad por aparecer en la serie Juego de tronos. Este lobo ha sido «revivido» por la empresa de biociencia Colossal. Un equipo de la empresa extrajo partes del ADN de un diente y de un hueso del oído interno con más de 50.000 años de antigüedad que introdujeron en una máquina de secuenciación. Gracias a ello, lograron reconstruir el genoma del lobo huargo y posteriormente crearon embriones de los que han nacido tres ejemplares, bautizados como Rómulo, Remo y Khaleesi.
La misma empresa trabaja, actualmente, con la intención de revivir al mamut. El primer paso ha sido «diseñar» ratones lanudos con genes del extinto antepasado del elefante.
La ingeniería genética puede lograr increíbles hallazgos que, en mayor o menor medida, puedan cooperar al progreso en numerosos aspectos. No obstante, el debate ético acerca de este tipo de experimentos sigue abierto.
Tomado de Ethic.es
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