Científicos británicos han descubierto restos de una estructura de madera que se remontan a hace 476,000 años en el río Kalambo, Zambia, revelando una forma de manipulación temprana de la madera en África.
¡Imagina viajar en el tiempo, hace 476,000 años, a un lugar en África, en las orillas del río Kalambo, en Zambia! En medio de este escenario, nuestros antepasados no solo estaban haciendo lo posible por sobrevivir, sino que también estaban demostrando una habilidad técnica: la construcción con madera.
Investigadores de las universidades de Liverpool y Aberystwyth, en el Reino Unido, han hecho un descubrimiento arqueológico que nos sumerge en esta época. Se trata de un hallazgo importante ya que nos hace replantear lo que sabíamos sobre las capacidades de nuestros ancestros en una época en que se piensa que la mayoría de las herramientas eran de piedra y la madera rara vez se usaba de esta manera.
Los restos descubiertos en el río Kalambo representan un conjunto de estructuras de madera que, según los expertos, podrían haber tenido varios propósitos, desde servir como pasarela para cruzar terrenos húmedos hasta actuar como plataforma multifuncional para almacenar herramientas o mantenerlas secas.
Estos restos de madera, formados por dos troncos con una muesca ingeniosa, representan la primera evidencia en el mundo de que nuestros antepasados fabricaron estructuras de madera para que encajaran. La madera utilizada proviene de un árbol tropical llamado Combretum zeyheri, que todavía crece en la región hoy en día y se utiliza en la construcción local debido a su durabilidad.
La carpintería en el pleistoceno
El contexto en el que construyeron esta estructura de madera agrega una nueva dimensión a este descubrimiento. Hace aproximadamente 476,000 años, los seres humanos de la época habitaban un entorno húmedo en la llanura aluvial a lo largo del río Kalambo. Este paisaje proporcionó la base para un proyecto de construcción que cambiaría nuestra comprensión de las antiguas habilidades humanas.
El estudio, liderado por el destacado investigador Larry Barham de la Universidad de Liverpool y publicado en la prestigiosa revista Nature, expone que esta estructura de madera servía a múltiples propósitos. Según Barham, esta creación pudo haber funcionado como una pasarela estratégicamente ubicada para cruzar terrenos húmedos o como una plataforma versátil utilizada para resguardar madera y herramientas, manteniéndolas a salvo de la humedad. Aun se desconoce el propósito de la envergadura de esta plataforma, ya que si hubiera sido lo suficientemente amplia, podría haber sido empleada como refugio, aunque la falta de restos completamente conservados dificulta la reconstrucción precisa de su uso.
Un descubrimiento innovador
Este hallazgo es una estructura singular compuesta por dos troncos, uno apilado sobre el otro, y un detalle: una muesca en el tronco superior. Esta muesca, aparentemente sencilla, revela un ingenioso diseño que permitía que la pieza superior encajara de forma segura, evitando deslizamientos. Este detalle técnico es prueba contundente de que nuestros ancestros no solo recolectaban madera, sino que tenían la capacidad de darle forma y manipularla con habilidad.
El tronco inferior, posiblemente modelado con herramientas de piedra, se extiende a través de la muesca superior y termina en una superficie plana y delgada. Esta configuración sugiere un propósito específico para esta estructura, aunque los detalles exactos de su función no están claros.
Lo que hace que este descubrimiento sea considerado innovador es que representa la primera evidencia en el mundo de que nuestros ancestros fabricaban estructuras de madera con el fin de hacer que encajaran de manera precisa. Hasta este momento, la madera se consideraba principalmente como un recurso para la fabricación de herramientas simples, como lanzas o material para encender fuego.
Implicaciones significativas
La madera utilizada en esta estructura proviene del árbol tropical conocido como Combretum zeyheri, un árbol que aún se encuentra en la región actual. Lo que hace que este descubrimiento sea aún más relevante es la durabilidad de esta madera cuando se seca. De hecho, todavía se utiliza en la construcción local debido a su capacidad para resistir el paso del tiempo. Esto nos habla de su conocimiento sobre las propiedades de la madera y su durabilidad.
Un aspecto clave que surge de este hallazgo es la sugerencia de que la comunidad que construyó esta estructura no era nómada. Las herramientas utilizadas en la fabricación de esta compleja estructura eran grandes y no fácilmente transportables, lo que indica que estos homínidos se establecieron en un lugar específico durante un período prolongado. Este tipo de asentamiento no coincide con la imagen tradicional de los cazadores-recolectores nómadas, lo que plantea interrogantes sobre la organización de su sociedad y su relación con el entorno.
El cambio de perspectiva
Este descubrimiento trasciende nuestra comprensión convencional de nuestros antepasados y nos deja una imagen más aproximada de quienes eran. Hasta ahora, se les catalogaba bajo el estigma de la “Edad de Piedra”, una era en la que se suponía que solo sabían usar herramientas básicas y llevar una vida “primitiva”.
Sin embargo, este hallazgo nos hace reconsiderar esa visión limitada. Nuestros antiguos ancestros eran, en muchos aspectos, más similares a nosotros de lo que creemos. No se conformaron con la simplicidad de su entorno; en cambio, utilizaron su inteligencia, imaginación y habilidades para crear algo genuinamente innovador y único.
No solo recolectaban madera para fines prácticos, sino que también la transformaban en estructuras que cumplían un propósito específico. Esta capacidad de adaptación e invención demuestra que estaban dispuestos a modificar su entorno para su propio beneficio.
Este hallazgo destaca la evolución constante de las habilidades humanas a lo largo del tiempo. Nuestros antepasados no eran simples cazadores-recolectores; también eran constructores y dieron forma a su mundo de maneras que antes no habíamos comprendido completamente.
Avances tecnológicos en la datación
La precisión en la datación de estos restos arqueológicos fue un desafío debido a su antigüedad, datados de hace aproximadamente 476,000 años. Para superar este obstáculo, se requirió una combinación de tecnologías y métodos vanguardistas, marcando un hito en la arqueología y la datación de estructuras prehistóricas.
Uno de los avances más notables fue la aplicación de técnicas de datación por luminiscencia. Este método permitió fechar el yacimiento de manera precisa y confiable, incluso en un período tan atrás. Además, se empleó la fotografía submarina de alta resolución para registrar minuciosamente las superficies de la madera mientras aún estaban húmedas, evitando así su secado y agrietamiento. Este enfoque innovador proporcionó un conjunto de datos crítico para comprender la estructura de estas antiguas construcciones.
Para profundizar en el estudio de las marcas de herramientas y la superficie de la madera, se recurrió a dos técnicas esenciales: la microscopía y la espectroscopia infrarroja. La microscopía permitió un análisis detallado de las marcas dejadas por las herramientas utilizadas en la fabricación de las estructuras, lo que arrojó luz sobre las técnicas de trabajo de la madera empleadas por nuestros ancestros. Por otro lado, la espectroscopia infrarroja analizó la composición de la superficie de la madera, identificando rastros de combustión y evidencias de mineralización, lo que proporcionó información valiosa sobre el proceso de preservación y uso de estas antiguas construcciones.
Una lección de historia
Este hallazgo nos ofrece una lección de historia, una que trasciende los límites del tiempo y la tecnología. No se trata solo de un logro tecnológico, sino de un testimonio elocuente de cómo nuestros antepasados utilizaron los recursos disponibles en su entorno para crear soluciones innovadoras en el paisaje.
Los autores de este estudio nos instan a reconsiderar la narrativa convencional sobre la historia de la tecnología y el uso de la madera. Nos invitan a mirar más allá de la idea de que la innovación tecnológica es un fenómeno exclusivamente moderno. Este descubrimiento se realizó en la cascada de Kalambo, una ubicación que figura en la lista provisional de la UNESCO para convertirse en Patrimonio de la Humanidad. Este hallazgo es un recordatorio de que la historia es mucho más rica y compleja de lo que a menudo imaginamos.
Esta entrada ha sido publicada el 22/09/2023
Tomado de http://Notaantrpologica.com/





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