Estructuralismo: cómo transformó la filosofía y las ciencias sociales

¿Qué es el estructuralismo y cómo se relaciona con la filosofía? En este artículo te explicamos sus orígenes, sus principales representantes y sus aportes al conocimiento humano.

El estructuralismo es una corriente de pensamiento que tuvo una gran influencia en las ciencias sociales y la filosofía en el siglo XX. Su objetivo era descubrir las estructuras ocultas que determinan el pensamiento y la cultura humanos, y que se manifiestan en el lenguaje, el inconsciente, la ideología, el arte y otros fenómenos.

El estructuralismo se basó en los aportes de la lingüística de Ferdinand de Saussure, quien propuso una nueva forma de analizar el lenguaje como un sistema de signos arbitrarios y diferenciales. A partir de ahí, el estructuralismo se extendió a otras disciplinas como la antropología, la psicología, la literatura y la filosofía, donde tuvo sus principales representantes en Francia, como Claude Lévi-Strauss, Jacques Lacan, Michel Foucault, Roland Barthes, Louis Althusser y Jacques Derrida.

Sin embargo, el estructuralismo también tuvo sus críticos y sus limitaciones, y fue superado por otras corrientes como el postestructuralismo y el posestructuralismo, que cuestionaron sus presupuestos y sus métodos. En este artículo te explicamos qué fue el estructuralismo y cómo se relaciona con la filosofía, así como los elementos presuntamente estructuralistas de algunos de los principales pensadores que han sido etiquetados así.

El origen del estructuralismo: la lingüística de Saussure

El punto de partida del estructuralismo se encuentra en la obra de Ferdinand de Saussure (1857-1913), considerado el padre de la lingüística moderna. Saussure se interesó por el estudio del lenguaje como un fenómeno social y no solo histórico. Para ello, propuso una serie de conceptos y distinciones que marcaron un antes y un después en el análisis lingüístico. Algunos de estos conceptos son:

• La langue y la parole: la langue es el sistema abstracto y colectivo de reglas que hacen posible el lenguaje, mientras que la parole es el uso individual y concreto que cada hablante hace de ese sistema. Saussure se centró en el estudio de la langue como objeto de la ciencia lingüística.
• El signo lingüístico: el signo lingüístico es la unidad mínima del lenguaje, compuesta por un significante (la imagen acústica de una palabra) y un significado (el concepto al que se refiere esa palabra). La relación entre el significante y el significado es arbitraria (no hay una razón natural por la que una palabra signifique lo que significa) y convencional (depende del acuerdo entre los hablantes de una lengua).
• El valor lingüístico: el valor lingüístico es la función distintiva que tiene un signo lingüístico dentro del sistema de la lengua. El valor no depende del significado positivo de un signo, sino de su diferencia con respecto a los demás signos. Por ejemplo, la palabra “crudo” tiene valor porque se opone a “cocinado”, y no porque tenga una esencia propia.

A partir de De Saussure, las ideas primero dieron lugar a la aparición de escuelas lingüísticas estructuralistas en diferentes lugares, ya desde los años 30. Las principales son Praga, Copenhague y EE. UU. Para lo que nos interesa aquí, solo diremos que se dedicaron a comparar fonemas y rasgos distintivos fonológicos, o sea, la distinción de sonidos en distintos idiomas para averiguar cuáles son las estructuras básicas que son necesarias y cómo aparecen.

Es particularmente importante Roman Jakobson, porque demostró una jerarquía de estos rasgos y además, ya no solo es lingüista, sino que también se dedica a la teoría literaria y a la teoría de la comunicación; incluso llegó a trabajar con Claude Lévi-Strauss en los años 40.

Los estructuralistas dentro de la lingüística fueron llamativos para estudiosos de otras ciencias sociales por varias razones. Abrió la posibilidad de realizar estudios realmente científicos más allá de las ciencias naturales. Elaboraron matrices y reglas que son totalmente verificables y, por tanto, de carácter estrictamente científico. Además, si se da el caso se puede demostrar que están equivocados, descartar tesis y seguir buscando, o bien pueden permanecer vigentes, es decir, lo que es en sí la ciencia.

Los temas y avances que produce este estructuralismo lingüístico hicieron evidente la posibilidad de la relación de las estructuras del lenguaje con la psicología, con el análisis de textos literarios, la antropología y, por qué no, con la filosofía.

Claude Lévi-Strauss: El Antropólogo Estructuralista

Claude Lévi-Strauss fue un antropólogo francés que se destacó por su aplicación de los principios del estructuralismo lingüístico al estudio de las sociedades humanas. Su obra más destacada, “Las estructuras elementales del parentesco”, propone que las relaciones de parentesco se rigen por reglas universales que se pueden analizar como estructuras.

Nacido en Bruselas en 1908, Lévi-Strauss se trasladó a París para estudiar filosofía y se convirtió en profesor. Sin embargo, su interés por la antropología lo llevó a Brasil, donde realizó extensas investigaciones de campo entre las tribus indígenas. Estas experiencias serían fundamentales para su desarrollo del estructuralismo en la antropología.

Lévi-Strauss pretendía trasladar el estructuralismo desde el puro estudio lingüístico al de otras manifestaciones culturales humanas. Se trataba de encontrar la sintaxis común, las estructuras que hay tras manifestaciones culturales que aparentemente son totalmente dispares en diferentes culturas del mundo. Esto lo aplicó a sus estudios sobre las normas de parentesco, el pensamiento primitivo en religiones de tipo totémico, a los mitos.

Su estudio de los relatos de tipo mítico es particularmente llamativo porque, en principio, podría haber infinitos relatos distintos. En una historia inventada puede pasar cualquier cosa, y sin embargo, Lévi-Strauss encuentra similitudes y estructuras comunes para descodificar su significado.

Lévi-Strauss argumentaba que todas las culturas, independientemente de su nivel de sofisticación tecnológica, poseen sistemas complejos de pensamiento que les permiten clasificar y organizar el mundo que les rodea. Estos sistemas de pensamiento se manifiestan en las mitologías, rituales y normas sociales de cada cultura, y se pueden analizar utilizando las mismas técnicas que los lingüistas utilizan para analizar las estructuras de la lengua.

A lo largo de su carrera, Lévi-Strauss publicó numerosos libros y artículos que exploraban estas ideas. Su trabajo ha sido influyente en una variedad de campos, incluyendo la antropología, la sociología, la psicología y la filosofía.

A pesar de las críticas, el trabajo de Lévi-Strauss ha dejado huella en las ciencias sociales. Su enfoque estructuralista ha proporcionado a los académicos una nueva forma de entender y analizar las culturas humanas. Aunque el estructuralismo como corriente de pensamiento ha sido superado por nuevas teorías y enfoques, el legado de Lévi-Strauss sigue siendo relevante en la actualidad.

Así, Claude Lévi-Strauss se convirtió en un pilar fundamental del estructuralismo, contribuyendo significativamente a su desarrollo y aplicación en las ciencias sociales. Su trabajo sigue siendo una referencia en el campo de la antropología y más allá, demostrando el poder y la versatilidad del enfoque estructuralista.

Michel Foucault, el filósofo crítico del humanismo

Michel Foucault, una figura intelectual influyente del siglo XX, desafía las etiquetas y categorizaciones convencionales. Aunque a veces es etiquetado como filósofo, él mismo se negaba a ser identificado de esta manera. Más apropiadamente, se le puede describir como un intelectual multifacético. Su obra más conocida, “Las Palabras y las Cosas,” publicada en 1966, generó asociaciones inmediatas con el estructuralismo, aunque Foucault también rechazó esta etiqueta.

Lo que distingue a Foucault es su enfoque anti-humanista y su crítica al concepto tradicional del hombre como sujeto central. Su primera etapa, conocida como la “arqueología del saber,” lo llevó a adoptar la posición de un historiador contestatario. Su objetivo era denunciar las creencias establecidas y cuestionar las nociones convencionales sobre la verdad y el conocimiento.

En “Las Palabras y las Cosas,” Foucault anuncia la “muerte del hombre.” Esto no significa la desaparición física del ser humano, sino la disolución de la noción tradicional de lo que implica ser humano. Foucault argumenta que la idea del hombre como el centro de toda cuestión es una construcción histórica reciente. Desde el pensamiento ilustrado hasta la época contemporánea, la noción del hombre autónomo y dueño del mundo se ha mantenido como un discurso dominante. Sin embargo, Foucault desafía esta perspectiva al afirmar que el yo es simplemente un producto de fuerzas sociales, culturales y lingüísticas que lo trascienden y lo determinan.

Su trabajo a menudo se asocia con filósofos como Nietzsche, quien proclamó la “muerte de Dios” y anticipó la llegada del “superhombre.” Foucault se basa en estas ideas al cuestionar la centralidad del hombre en la filosofía tradicional y al abogar por una comprensión más compleja y contextualizada de la identidad humana.

Louis Althusser, el estructuralismo en el marxismo

Louis Althusser, filósofo francés de gran influencia, aplicó los principios del estructuralismo al análisis del marxismo. Su obra “Para leer El Capital” propone una lectura estructural del texto de Marx, donde se distingue entre la estructura económica y la superestructura ideológica.

Nacido en Argelia en 1918, Althusser estudió filosofía en Francia. A lo largo de su carrera, desarrolló una crítica al humanismo, argumentando que el concepto de “hombre” como sujeto autónomo y racional es una construcción histórica y cultural.

En “Para leer El Capital”, Althusser examina la obra de Marx desde una perspectiva estructuralista, argumentando que el texto de Marx debe entenderse como una estructura en la que se distinguen la estructura económica y la superestructura ideológica. Esta distinción es fundamental para comprender la crítica de Marx al capitalismo.

Althusser sostiene que esta “estructura” es esencial para nuestra comprensión del mundo. En lugar de ver el capitalismo como un sistema de relaciones económicas, argumenta que es un sistema de estructuras en constante cambio y evolución.

La obra de Althusser ha tenido un impacto en diversos campos, desde la filosofía hasta la sociología, la economía y la política. Su crítica al humanismo y su análisis estructural del marxismo han desafiado las concepciones tradicionales del sujeto y han abierto nuevas formas de comprender el poder y la economía.

A pesar de su fallecimiento en 1990, el trabajo de Althusser sigue siendo relevante y provocador. Su análisis de cómo se ejerce el poder en las sociedades modernas proporciona una lente crítica para examinar nuestras propias formas de comunicación y comprensión.

Jacques Lacan, el psicoanálisis a través del estructuralismo

Jacques Lacan, un psicoanalista francés de gran influencia, es conocido por su aplicación de los principios del estructuralismo al análisis del psicoanálisis. Su obra “El estadio del espejo como formador de la función del yo” propone que el sujeto se construye a través de la identificación con la imagen especular.

Nacido en París en 1901, Lacan fue un pensador prolífico cuyo trabajo abarcó una amplia gama de temas. A lo largo de su carrera, desarrolló una crítica penetrante del humanismo, argumentando que el concepto de “yo” como sujeto autónomo y racional es una construcción histórica y cultural.

En “El estadio del espejo como formador de la función del yo”, Lacan examina cómo el sujeto se construye a través de la identificación con la imagen especular. Argumenta que este proceso de identificación es fundamental para la formación del yo y la construcción de la identidad.

Lacan sostiene que este “estadio del espejo” es fundamental para la forma en que entendemos a nosotros mismos y a los demás. En lugar de ver al yo como un ente autónomo y separado del mundo, Lacan argumenta que el yo se construye a través de la interacción con el mundo y la identificación con las imágenes que nos reflejan.

Lacan ha tenido una influencia notable en diversos campos, desde la psicología y la psiquiatría hasta la filosofía y la crítica literaria. Tanto su crítica del humanismo como su análisis estructural del psicoanálisis han puesto en tela de juicio las concepciones tradicionales del sujeto y han abierto nuevas vías de comprensión de la identidad y la subjetividad.

Tras su muerte en 1981, su trabajo sigue siendo relevante y provocador. Su análisis de cómo se construye el yo a través de la identificación con la imagen especular ofrece una lente crítica a través de la cual podemos examinar nuestras propias formas de identidad y comprensión.

Jacques Derrida y el Postestructuralismo

Jacques Derrida, un filósofo francés de gran influencia, es considerado el fundador del postestructuralismo. Su obra “La escritura y la diferencia” propone que el lenguaje no es un sistema cerrado de signos, sino que siempre hay una diferencia entre lo que se dice y lo que se quiere decir.

Nacido en Argelia en 1930, Derrida se trasladó a Francia para estudiar filosofía. A lo largo de su carrera, desarrolló una crítica penetrante del estructuralismo, argumentando que el lenguaje no es un sistema cerrado de signos, sino que siempre hay una diferencia, o “diferencia”, entre lo que se dice y lo que se quiere decir.

En “La escritura y la diferencia”, Derrida examina cómo el lenguaje, en lugar de ser un sistema de signos fijos, está siempre en un estado de flujo. Argumenta que el significado de una palabra no es fijo, sino que siempre está cambiando en relación con otras palabras. Esta idea, conocida como “diferencia”, se convirtió en una piedra angular de su filosofía.

Derrida sostiene que esta “diferencia” es fundamental para la forma en que entendemos el mundo. En lugar de ver el lenguaje como un medio para transmitir significados claros y fijos, Derrida argumenta que el lenguaje es un sistema de diferencias que siempre está cambiando y evolucionando.

La obra de Derrida ha tenido un impacto significativo en una variedad de campos, desde la filosofía y la literatura hasta la psicología y las ciencias sociales. Su crítica al estructuralismo y su concepto de “diferencia” han desafiado las concepciones tradicionales del lenguaje y han abierto nuevas formas de entender el significado y la interpretación.

A pesar de su muerte en 2004, el trabajo de Derrida sigue siendo relevante y provocador. Su análisis de cómo el lenguaje se construye y cambia ofrece una lente crítica a través de la cual podemos examinar nuestras propias formas de comunicación y comprensión.

Como todas las corrientes de pensamiento, el estructuralismo no es el final del camino. Con Jacques Derrida y su teoría de la deconstrucción, se inaugura una nueva era: el postestructuralismo. Este nuevo enfoque desafía aún más nuestras concepciones de identidad, subjetividad y poder, y abre nuevas formas de entender el mundo.

Así, mientras reflexionamos sobre el impacto y las contribuciones del estructuralismo, también miramos hacia el futuro, hacia el postestructuralismo y más allá. La pregunta sigue abierta: ¿qué nuevas formas de entender el mundo surgirán a medida que continuamos cuestionando, desafiando y reinterpretando nuestras concepciones existentes? Solo el tiempo lo dirá.

Tomado de http://Notaantrpologica.com/