Una sociedad en aceleración constante, como la nuestra, genera vacíos que serán ocupados, en primera instancia, por grupos de élite. En el campo económico e industrial, como en el de la política y la cultura, será la minoría selecta la que piense y actúe. Siempre ha sido así, solo que en este siglo se subraya la impunidad que, en no pocas ocasiones, trae este liderazgo.
Poco importan las leyes a los héroes y villanos.
Es así como llega a las pantallas cinematográficas, Fast X (Louis Leterrier), primera de tres entregas que marcarán el final de una franquicia millonaria cuyo desempeño jamás ha decepcionado y que ahora viene a todo motor.
Eso sí. Como ya se nos había advertido desde el principio, hace 22 años con Fast and Furious (Rob Cohen, 2001), el combustible de la saga será la velocidad de autos increíbles, incorporando los mejores aditivos: música urbana y barbacoas familiares.
¿En qué momento este grupo de clandestinos corredores de las calles se convirtieron en súper espías globales? ¿Cómo es que siempre tienen tiempo para organizar reuniones en el patio de la casa?
La hiperbólica carrera de Fast X no deja lugar a dudas: se desafían los reglamentos de tránsito, los códigos de protección civil y, por supuesto, la ley de gravedad universal, sin embargo, ahí está la atracción de este espectáculo: ¿No sería genial romper así las reglas?
Fast X comienza en familia. Otra carne asada, aunque en esta ocasión la llegada de la abuela (Rita Moreno) da un toque de glamour y nostalgia; muy pronto es revelada la trama, ahora Dom Toretto (Vin Diesel) enfrentará la furia vengadora de Dante Reyes (Jason Momoa), quien buscará saldar cuentas por la muerte de Hernán Reyes (Joaquín Almeida), su padre, eliminado en Fast V (Justin Lin, 2011), para muchos la mejor de toda la serie.
Así, Fast X viajará, a vertiginosa velocidad, a Roma, Los Ángeles, Londres y Portugal, en secuencias de persecución y acción trepidante fuera de la realidad, pero muy divertidas: la caza de una bomba rodando sobre las calles de Roma rumbo al Vaticano, una batalla en la autopista IP15 de la Sierra Penoita portuguesa y una conclusión casi apocalíptica para el final de esta película.
Además, Fast X cuenta con apariciones especiales de viejos conocidos: Deckard Shaw (Jason Statham), Luke Hobs (Dwayne Johnson) y Gisele (Gal Gadot). Son heraldos de las próximas entregas que constituyen una larga despedida.
El villano de Fast X, interpretado por Jason Momoa, es presentado como si fuera un homenaje a Steve Martin, en Little Shop of Horrors (Frank Oz, 1986) y Jim Carrey, como The Riddler, en Batman Forever (Joel Schumacher, 1995); la locura del malo de la película ha de ser subrayada a través del afeminamiento, una regresión al Hollywood del siglo anterior.
Ya hemos visto que, a estos héroes y villanos, poco les importan los nuevos convencionalismos sociales. Son una élite capaz de destruir ciudades enteras en nombre de la gasolina.
Qué leer antes o después de la función
El sabor de Sonora, de Elsa Olivares Duarte. El mejor recetario, profusamente ilustrado, para reencontrarse —o descubrir— la gastronomía tradicional de los valles, la costa, el desierto y la sierra sonorense. Especial atención, por supuesto a la carne asada.
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