El réquiem por bulerías de Jorge Pardo para Chick Corea

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Actualizado Sábado,
24
julio
2021

08:52

Jorge Pardo festeja y recuerda al legendario pianista estadounidense en el escenario que acogió 10 veces su música

Jorge Pardo, en el homenaje de San Sebastián.EFE

Hace poco más de cinco meses que Chick Corea nos abandonó, a los 79 años de edad, víctima de un raro cáncer que lo consumió poco a poco. El Jazzaldia siempre tuvo una estrecha relación con el maestro pianista -en 10 ocasiones actuó- y era casi una obligación rendirle tributo y recuerdo, encargando un homenaje a uno de los músicos que el norteamericano más admiró. El saxofonista y flautista Jorge Pardo, miembro de sus bandas Touchstone y Spanish Heart Band, recibió el encargo con honores, pero con prudencia, porque lo suyo no es el poportunismo. Gloria para Corea, sí, pero ya. La mejor manera de festejar el legado del pianista es tocando la música de uno mismo.

A Jorge Pardo lo han llamado de mil sitios para homenajear al que fuera autor de temas universales como Spain, Windows o La fiesta, líder de bandas emblemáticas como Return to Forever o Vigil. Sólo hará dos: el primero en San Sebastián y el segundo en el madrileño Jazzmadrid, en noviembre. Y ya, aunque eso no quita que el madrileño, que presentó hace unos meses el documental Trance en la última edición del Festival de Cine de Málaga, recuerde a Chick Corea cada vez que pise un escenario, como también hace con las leyendas cercanas de Paco de Lucía o Enrique Morente. Lo dicho: el mejor homenaje es tocar la música de uno mismo, que el fin y al cabo es lo que cautivaba a estos maestros gigantes de la cultura popular de todos los tiempos.

La cita se anunció en el Kursaal bajo el título Mi querido Chick y juntó a Pardo con otro de los últimos colaboradores del pianista, el guitarrista Niño Josele, que se trajo a su hijo José de Josele para la difícil tarea de cubrir la plaza del pianista. Mejor Músico de Jazz Europeo según la Academia de Jazz de Francia y Premio Nacional de Músicas Actuales, Jorge Pardo nos recordaba la figuraba de Corea: «Era un músico total, nunca dejaba de sorprenderte, era tremendamente versátil, con un repertorio amplísimo que incluía todas las tradiciones y tendencias, desde lo acústico a lo electrónico, desde el jazz a la clásica o la vanguardia, pasando por toda la cultura latina, incluida la brasileña». Eso sí, al madrileño siempre le llamó la atención lo que pudiera parecer una contradicción: «Mira que escribía música de manera compulsiva, pero luego, encima del escenario, todo nacía de nuevo, dando más importancia a la voz colectiva y a la improvisación, reinventándolo todo, a pesar de tener la música escrita y arreglada».

En el inicio de su concierto sonó Touchstone y luego echaron mano de otros clásicos de Corea, como Yellow nimbus o My foolish heart, pero Jorge Pardo tenía claro que el mejor homenaje tenía que surgir del flamenco, echando mano de bulerías y soleás, que es la música que los unía orgánicamente. Corea ya nos lo dijo en su día: «Tengo genes flamencos, mi corazón es español». El madrileño alternó flauta y tenor, liberando un soplo lleno de duende y swing, en el que se cuela siempre el vértigo de la improvisación. Eso sí, ¡cómo nos gusta con el tenor! La guitarra de Niño Josele descubre su secreto en una justa afinación, manejándose igualmente con soltura entre las dos músicas convocadas. Su hijo estuvo comedido, pues ya se ha dicho la difícil papeleta que tenía por delante, pero habrá que darle tiempo y seguirle de cerca. Maneras tiene. Y buenos maestros también.

Más que homenaje, Jorge Pardo lo llamó celebración. Y celebrando nos quedamos. Gracias Chick. Gracias Jorge

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