El Prado reordenará su colección para hacer un museo «más inclusivo»

Además, este año comenzarán las obras de su ampliación. Leer...

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El director de la pinacoteca, Miguel Falomir, presenta el plan de reordenación de la colección permanente, acelerado por el zarpazo de la pandemia


Miguel Falomir, director del Museo del Prado.

Si aceptamos que el tiempo es en verdad las cosas que suceden, 2020 ha sido el año en que ha conjugado todo lo imprevisto. Y ese zarpazo, aún en marcha, ha acelerado los pulsos del mundo a pesar de haberlo detenido todo. Para el Museo del Prado, el frenazo que propició la irrupción del virus ha sido (de algún modo) la posibilidad de tomar impulso. En los meses que la pinacoteca estuvo cerrada, el director Miguel Falomir y su equipo decidieron trabajar como si hubiese que despertar cuanto antes en un mañana que apremia. De ese propósito surgió el afán de repensar el museo desde la nave nodriza: la colección.

Es decir, revisar los fondos expuestos y ajustarlos a nuevos criterios. Tomarle la postura a un arranque de siglo convulso y hacer que el Prado sea el museo vibrante que debe ser revisando su sala de máquinas, su ajuar y (principalmente) su puesta en escena -física y digital- propiciando una nueva manera de contar el arte de siempre, que siempre es distinto. Cada época desarrolla su sensibilidad, cada posmodernidad tiene su necesidad de seguir mutando, cada pintura su vida propia.

Con este objetivo, Falomir ha anunciado esta mañana algunos de los cambios esenciales que abordará el museo a lo largo de 2021, aunque ésto será sólo el primer tramo de una aventura que exige algún año más de empeño. «Después de dos meses con las salas cerradas, nos planteamos el regreso del público al Prado con la exposición Reencuentro. Esa apuesta fue nuestro banco de pruebas para concretar la reordenación de la colección. Éramos conscientes de que algunas propuestas que heredamos adolecían de cierto anacronismo historiográfico, así que nos propusimos priorizar el cambio. Un cambio que no está movido por el capricho, sino por la reflexión y el estudio. Y, a la vez, con el afán de confeccionar un museo más inclusivo. Habrá una mayor presencia de mujeres artistas. Y cuando a lo largo del año se vayan cerrando las adquisiciones del museo se verá se verá que hemos apostado por trabajos firmados por mujeres, así como la creación de una beca específica para cuestiones de género«.

Esta apuesta tiene también una exposición como eje, Invitadas, que se prorroga hasta el próximo 14 de marzo, y donde se recupera el papel de la mujer en el arte (artista y modelo) dentro (en una primera fase de nuestro plan) de la efervescencia de la pintura del XIX. Pero también que remos incrementar la atención en algunos fenómenos de la pintura que durante demasiadas décadas quedaron descartados. «Es el caso del arte filipino del XIX, que cada vez adquiere más interés». Pintura de la época colonial española que completa una visión panorámica de la colección del XIX, en cuya reorganización se verán los primeros frutos del propósito de Falomir. «Esta parte de nuestras piezas miran más al siglo XVIII que al XX. Por eso queremos releer al completo este tramo del arte en España. Y ahí sumar también el papel de la pintura social, que más allá de un cuadro de Sorolla, ¡Aún dicen que el pescado es caro!, no tiene representación».

Recobrar para el Prado miradas, sensibilidades, realidades y sospechas que habían quedado sepultadas por una mirada menos porosa a las mutaciones del interés cívico y social es uno de los aspectos principales del largo camino pendiente. «Es pronto para dar fechas de cuándo estará completado este proceso«, explica el director de la pinacoteca. «Dependemos, como todos, de los vaivenes y los imponderables del momento en que estamos».

Pero algunas cuestiones principales de espacio también están claras. Falomir propone utilizar el edificio Villanueva (integralmente) como espacio expositivo. Es el caso de las galerías jónicas de la institución, hasta ahora infrautilizadas, que acogerán una gran muestra permanente de escultura clásica. O la reubicación del Tesoro del Delfín. Así como un espacio más ambicioso sobre la historia del museo.

Las exposiciones temporales regresan -hasta donde sea posible- activando aquellas que 2020 dejó varadas. Sólo quedará en suspenso la dedicada a los dibujos que William Blake realizó sobre la Divina Comedia. El resto se hará sitio en el calendario del 21. Entre ellas destacan la dedicada a las seis Poesías de Tiziano, encargadas por Felipe II, uno de los conjuntos de evocación mitológica más destacados de la pintura occidental. O la muestra dedicada a un pintor traspapelado en la historia, Marinus. Pintor de Reymerswaele. «Un creador muy apreciado en la España de mediados del siglo XVI, pero del que no existe una monografía y al que nunca se le ha dedicado una exposición en exclusiva. El Prado lo va a hacer«. El arte Iberoamericano en España, el arte virreinal, también tendrá sitio en 2021. «Nos centraremos en las huellas que dejaron en los artistas de aquí las miles de pinturas, esculturas, piezas de orfebrería que llegaron de América a España del XVI al XVIII».

Falomir sí concretó fechas sobre la rehabilitación del Salón de Reinos. «A lo largo de este año se adjudicará el concurso de las empresas constructoras y en noviembre empezarán las obras. No hay ninguna razón de tipo técnico ni presupuestario para que se concrete el proyecto». El proceso será de cuatro años de trabajos arquitectónicos. «En 2025 el nuevo espacio del Prado será una realidad que compartiremos por fin con el público«.

El viaje ha comenzado y el rumbo promete nuevas descargas. Nuevas mañanas. Nuevas lecturas. Más experiencias. Menos olvidos.

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Tomado de http://estaticos.elmundo.es/elmundo/rss/cultura.xml