El otro Huxley

El otro Huxley

Tomado de Ethic.es

Fotografía original

Dutch National Archives

Un día de 1953, el escritor Aldous Huxley ingirió cuatro décimas de mescalina y, supervisado por el psiquiatra Humphry Osmond, se dispuso a analizar las reacciones que el alucinógeno le provocase. Un año después plasmó dichas reacciones en un libro que se convertiría en un clásico. En Las puertas de la percepción, Huxley documentó el acceso a la plena conciencia del mundo exterior como absolutamente independiente de su propia mente que le provocó la mescalina, asegurando haber incursionado en un estado de inteligencia libre que le permitió contemplar «el Todo en cada Esto».

La defensa que el autor hizo de las drogas psicodélicas, hasta su muerte, se basaba en una búsqueda casi científica de un nuevo estado de conciencia. Años antes, su hermano Julian Huxley había iniciado su propio camino hacia un nuevo estado de conciencia que daría en la eclosión de una corriente filosófica que hoy conocemos como transhumanismo.

El hermano mayor del célebre escritor nació en Londres en 1887 y, si bien no alcanzó la popularidad de este, se hizo deudor de un reconocimiento internacional en ámbitos culturales, filosóficos y políticos. Desde muy joven se sintió atraído por el estudio de la naturaleza, y a los veintidós años se graduó en Zoología, en la Universidad de Oxford, obteniendo las más altas calificaciones de su promoción. Tan solo un año después adquiría un puesto de profesor en la misma institución educativa.

Su prestigio como profesor e investigador no dejó de crecer hasta que él mismo decidió abandonar la docencia en 1927, llegando a impartir clases también en los Estados Unidos, durante cuatro años, en la Universidad Rice de Houston. Alejado del mundo académico, su principal ocupación fue la escritura, junto a H.G. Wells y G.P. Wells, del que fue considerado el primer libro de texto moderno sobre biología, La ciencia de la vida. En dicho volumen, Huxley volcó todos sus conocimientos sobre la rama científica a la que se había dedicado en los años anteriores.

Su eminente labor le valió el nombramiento como secretario de la Sociedad Zoológica de Londres, puesto en el que se mantendría durante siete años, logrando importantes avances en la gestión de los diversos parques zoológicos de la urbe. A la par, continuó profundizando en sus investigaciones, ampliando el campo de acción a la biología evolutiva.

Julian Huxley fue el primer director general de la UNESCO, debido a su interés por el conservacionismo natural

Al igual que su hermano Aldous, buscó la expansión de la conciencia en el uso controlado de drogas psicodélicas, pero en su caso lo que propugnó fue una expansión de la conciencia colectiva. Su interés por el conservacionismo natural y su impacto en la sociedad le condujo por ámbitos políticos que culminarían cuando, en 1946, fue partícipe activo de la creación de la UNESCO, institución de la que sería el primer director general.

En el ámbito de la investigación comenzó a publicar numerosos ensayos que fueron apuntalando su concepción de una nueva conciencia social, basada en la ciencia y la tecnología, que sería la primera semilla de lo que se conoció como transhumanismo. Defensor de la eugenesia como vía humanística y científica para la purificación de la mente y el cuerpo social, llegó a presidir la Sociedad de la Eugenesia Británica. No obstante, su concepción de la misma le alejaba de sus postulados más extremos.

Desarrolló una nueva conciencia social, basada en la ciencia y la tecnología, que sería la primera semilla del transhumanismo

En 1958 publicó un ensayo capital para el transhumanismo. En Odres nuevos para un vino nuevo, Huxley tomó de base una parábola del Evangelio para plantear su idea de cómo debe configurarse la expansión de la conciencia social. Para el británico, se planteaba como necesaria una evolución dirigida del ser humano que pasa por la comprensión del lugar que ocupa en el universo para lograr alcanzar los diferentes niveles de realidad física. Y, para ello, la ciencia y la tecnología debían ser los inevitables aliados. Solo con su ayuda se lograría la autotranscendencia del ser humano.

Desde entonces, el transhumanismo se ha convertido en una corriente que llega hasta nuestros días, potenciado por los avances tecnológicos, biomédicos e informáticos, que muchos consideran imprescindibles para que la raza humana logre una verdadera evolución.

Aldous Huxley utilizó la mescalina para alcanzar la expansión de la conciencia, aseverando que «las puertas de la percepción abren la mente a nuevas posibilidades, permitiéndonos liberarnos de las ataduras del condicionamiento social». La autotranscendencia a través de la mente de una forma particular. Su hermano Julian, sin embargo, se amparó en la ciencia para lograr el mismo fin, pero creyó que debía tratarse de un hecho social y no individual. Así, dejó escrito que «la vida humana como la conocemos es una improvisación enraizada en la ignorancia y podría ser transcendida por un estado de la existencia basado en la iluminación del conocimiento mediante el control de la naturaleza física y la ciencia».

Julian falleció en 1975, dejando a la posteridad una apabullante colección de ensayos en los que no dejó de ahondar en la búsqueda de una autotrascendencia colectiva basada en el análisis científico.

Tomado de Ethic.es