Una columna de Mario Campos.
Marcelo Ebrard logró lo que nadie había podido: convertir a la Secretaría de Relaciones Exteriores en una plataforma para la construcción de una candidatura presidencial.
Desde esa posición, el canciller ha construido un personaje, “el solucionador”, que lo mismo va por pipas que por vacunas, que igual se lanza en rescate de Evo Morales que demanda a las armadoras de los Estados Unidos.
Con su conocida capacidad para hacer noticia, ha logrado destacar en medio de un gabinete que es casi anónimo dado el bajísimo perfil público de sus integrantes.
Sin embargo, en esa búsqueda de notoriedad, Ebrard parece haber descuidado su tarea principal, en la que ha quedado rebasado por la agenda presidencial.
Tan solo en las últimas semanas México entró en “pausa” con España, abrió un frente con Panamá por la designación y el manejo del caso Salmerón; enojó a la clase política en Perú, por sus descalificaciones a los medios y críticos del gobierno; y acusó de injerencista al gobierno de Estados Unidos por señalar la evidente violencia contra periodistas.
A esto bien podríamos sumar los desafortunados nombramientos en otras embajadas y consulados, incluyendo la designación de un filósofo sin experiencia para la embajada de Rusia; así cómo la errática respuesta en el caso de la invasión a Ucrania.
Es verdad que todos esos errores y tropiezos son atribuibles al Presidente López Obrador; pero en ningún caso ha sido cuestionado por el Canciller Ebrard.
Habrá quien señale por supuesto que tampoco lo ha hecho ningún otro de sus colaboradores y es verdad, pero cuando se trata de alguien que aspira a la presidencia, sería fundamental conocer la verdadera posición de quien encabeza la oficina responsable de la política exterior.
Marcelo Ebrard sin duda ha dado muestra de efectividad pero también de la misma subordinación que tan duro se le reprocha a la Jefa de Gobierno, quizá en su caso con mayor severidad.
Veremos si en las próximas semanas y meses el canciller da muestra de que no solo sabe arreglar lo que rompe el presidente, sino que tiene una mirada propia que es capaz de defender.
@MarioCampos
Tomado de https://politico.mx/
Más historias
Decreto de Trump no cambia el nombre del Golfo de México: Sheinbaum a Google
Scholz sobre el autor del ataque en Múnich: «Debe dejar el país»
Rutte pide a países aliados gastar más dinero para la OTAN