Culturas impopulares
Jorge Pech Casanova
Howard Phillips Lovecraft, conocido por algunos amigos como Eich Pi, era un huraño escritor. Vivía en la ciudad de Providence, Rhode Island, donde nació en 1890. Después de pasar una niñez comprometida por una enfermedad que le causaba espasmos incontrolables, el adolescente Lovecraft comenzó a enviar artículos y poemas a publicaciones locales.
Hijo de una aristocrática familia arruinada (su padre murió en el manicomio), Lovecraft dedicaba a las noches a recitar, junto con su madre Susan, porciones de las obras de Shakespeare en voz alta. A los vecinos esas lecturas les parecían peleas a gritos. No les extrañaba que el jovencito viviese encerrado, con las cortinas de sus ventanas corridas y alumbrándose con luz artificial mientras afuera el sol iluminaba Providence.
Para 1912 Lovecraft vio publicado su primer poema futurista, en el que describía cómo los estadounidenses de origen inglés eran desplazados por inmigrantes irlandeses, italianos, portugueses y judíos. También escribía poemas contra los descendientes de africanos, que en 1908 habían marchado por las calles de Providence para exigir trato igualitario. En 1913, el joven envió a la revista de relatos Argosy una carta en la que se quejó de las narraciones de Fred Jackson, cuyos personajes demostraban —escribió— “las delicadas pasiones y emociones propias de los negros y de los simios antropoides”.
La polémica que Lovecraft sostuvo por sus comentarios le valió ser invitado a formar parte de la Asociación de Periodistas Aficionados Unidos a partir de 1914. En el periódico de esa Asociación publicó en 1916 su primer relato. En 1917 Lovecraft intentó unirse al ejército que combatiría en Europa, en la primera Guerra Mundial, pero su madre le impidió siquiera prestar servicio en la Guardia Nacional. Al año siguiente Susan Phillips fue recluida en el manicomio donde murió su esposo, para fallecer allí en 1921.
El año en que Lovecraft perdió a su madre fue también el año en que empezó a publicar relatos que involucraban un sistema mítico desarrollado por el autor con base en sus lecturas de autores fantásticos como Lord Dunsany, Arthur Machen, Robert Chambers y Algernon Blackwood, entre otros. Sus historias comenzaron a referirse a dioses venidos de otros mundos a habitar en la Tierra cuando ésta era un joven planeta, donde yacían dormidos en espera de retomar su dominio sobre el mundo.
En 1925 Lovecraft se casó con Sonia Greene y se fue a vivir a la casa de su esposa en Brooklyn, en el distrito de Red Hook. Durante un año, el autor fue profundamente infeliz, pues sus vecinos eran “o inmigrantes, o negros”. En 1926, separado, regresó a Providence.
Ese año, retomando la escritura, produjo varias de sus mejores piezas. Una de ellas, el relato «La llamada de Ctulhu», en cuyo primer párrafo sentenció: “Las ciencias, siguiendo sus caminos propios, no han causado mucho daño hasta ahora; pero algún día la unión de esos disociados conocimientos nos abrirá a la realidad, y a la endeble posición que en ella ocupamos, perspectivas tan terribles que enloqueceremos ante la revelación, o huiremos de esa funesta luz, refugiándonos en la seguridad y la paz de una nueva edad de las tinieblas”.
El vaticinio, para Lovecraft, no tardó en ser comprobado porque en 1927 tuvo conocimiento del juicio laboral emprendido por Grace Fryer y otras contra la empresa USRC (United States Radio Corporation, Corporación de Radio de los Estados Unidos).
Fryer demandaba a sus patrones por haberla expuesto a un nivel radiactividad tan nocivo en su trabajo como decoradora de relojes, que le causó enfermedades incurables. Fryer y otras cuatro mil mujeres elaboraron para USRC relojes cuyos números pintaban con Inoscura, pintura a base de sales de radio para equipos militares que refulgían en la oscuridad. La pintura era la creación de un científico que recibió sales de radio como regalo de Marie Sklodowska y su esposo Pierre Curie, cuando los visitó en París.
Las muchachas de USRC, al pintar, chupaban con sus labios el pincel, a fin de mantener la punta delgada. Esa operación las hacía ingerir pequeñas cantidades de radio, que con el tiempo rebasaron el límite admisible en un ser humano. Peor, porque las jóvenes, nunca advertidas sobre el peligro, llegaron a pintarse con Inoscura las uñas y hasta los dientes, como gracia.
Para 1921 varias trabajadoras enfermaron en USRC y el profesor de fisiología de Harvard Cecil Drinker fue convocado para elaborar un informe sobre la salud de las jóvenes. El profesor Cecil, su esposa Katherine y William Castle, sus colegas, tras examinar a las empleadas, hallaron una alarmante proliferación de enfermedades causadas por radiaciones. En el informe que elaboró, Drinker apuntaba:
“Sus cabellos, caras, manos, brazos, cuellos, los vestidos, la ropa interior, inclusive los corsés de las decoradoras eran luminosos. Una de las muchachas mostró manchas luminosas en sus piernas y muslos. La espalda de otra era luminosa casi hasta la cintura”.
La compañía pidió a Drinker no hacer público el hallazgo. Renuente, el médico aceptó, no sin rogar que las jóvenes fuesen advertidas. La empresa lo prometió. Acto seguido, falsificó el informe que entregó a las autoridades. Alice Hamilton, colega de Katherine Drinker, le escribió en 1925 para revelarle la mentira de USRC. Los Drinker reclamaron a los empresarios. Éstos los amenazaron con demandarlos si daban a conocer su documento.
Drinker no hizo caso a las amenazas. Publicó el informe y esto dio a las trabajadoras enfermas una base legal para reclamar indemnizaciones. Además, gracias al informe Drinker, se enteraron de otro fraude. Ya enfermas, Fredrick Flinn las sometió a exámenes que las declararon sanas; en realidad, Flinn, empleado de USRC, y un vicepresidente de la empresa se hicieron pasar por médicos para extender falsas constancias de salud a las muchachas.
Algunas de las decoradoras de relojes habían fallecido con espantosas deformaciones óseas. Para ocultar el motivo de las muertes y arruinar la reputación de las víctimas, la firma alteró los certificados de defunción, diagnosticándoles sífilis.
En 1927 la empresa forzó un arreglo extrajudicial con las cinco demandantes, que pedían indemnizaciones por 250 mil dólares cada una. Les dieron tan sólo cien mil dólares que Fryer y sus compañeras aceptaron; les urgían para sus tratamientos y para sus funerales, pronto verificados. Las llamaron “Las chicas del radio”. Enterada del caso, Marie Sklodowska Curie expresó: “Estaría feliz de dar cualquier ayuda que pudiese. Pero no hay medio alguno para destruir la sustancia cuando entra al cuerpo humano”.
Desde su encierro en Providence, Lovecraft leyó la noticia y la usó para escribir uno de sus más famosos cuentos, «El color que cayó del cielo», en el cual los personajes afectados por una misteriosa sustancia morían de este modo: “Había allí una horrible fragilidad, debida a lo quebradizo de la materia, y del cuerpo se desprendían fragmentos secos. Ammi no pudo tocarlo, limitándose a contemplar horrorizado la retorcida caricatura de lo que había sido un rostro. “¿Qué ha pasado, Nahum…, qué ha pasado?”, susurró, y los agrietados y tumefactos labios apenas pudieron murmurar una respuesta final. “Nada…, nada…; el color… quema…; frío y húmedo, pero quema…; mira, Ammi, está sorbiendo más…, sorbiendo la vida…”
El año en que Lovecraft publicó su cuento murió el creador de la pintura Inoscura, Sabin Arnold von Sochocky, por envenenamiento radiactivo. Despojado de su invención años antes por USRC, no le permitieron advertir a las jóvenes decoradoras. En 1934 murió Marie Sklodowska Curie, de anemia aplásica causada probablemente por radiaciones. H. P. Lovecraft murió en 1938, oscuro y empobrecido, de un cáncer intestinal.
En 2014 murió Mae Keane, una de las últimas sobrevivientes de los procedimientos de la USRC, a los 107 años de edad. Pudo vivir tanto porque renunció al poco tiempo de ingresar a la factoría. No le gustó el sabor de la pintura. La noticia de su fallecimiento permitió averiguar que Mabel Williams, ex trabajadora de USRC con 104 años de edad, aún vivía en 2015, y que algunas “chicas del radio” podían estar vivas aún.
Tomado de https://morfemacero.com/
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