Mario Campos nos habla sobre el Factor X que podría ser clave en el desenlace de esta contienda electoral de 2024.
Hasta hace tres meses si un observador extranjero hubiera preguntado sobre las futuras elecciones presidenciales de México, una respuesta confiable habría sido que la contienda del 2024 la ganaría cómodamente el partido oficial, que el candidato de oposición muy probablemente sería Santiago Creel, y que el gran reto de su campaña sería generar entusiasmo entre quienes no ven con buenos ojos al presidente, su partido y su potencial candidata.
Ahora, tan solo unas semanas después, a ese visitante imaginario habría que decirle que si bien hoy las encuestas señalan que la continuidad sigue siendo la opción más fuerte, es posible afirmar que la contienda será más cerrada de lo esperado, que la oposición no está encabezada por un hombre, viejo conocido del sistema político, sino por una mujer de origen indígena, con un perfil liberal pero cobijada por el PAN; y que ahora, basta con mirar las redes sociales públicas (como X o Facebook) y las privadas (como whatsapp) para ver el creciente entusiasmo que su candidatura genera entre los críticos de la llamada 4T.
Por supuesto, el gran factor que explica el cambio entre estos dos escenarios, se llama Xóchitl Gálvez.
En los últimos meses, y gracias a la presión de grupos económicos y políticos, a la simpatía de millones de ciudadanos, y a la propia colaboración involuntaria del presidente López Obrador, la hoy todavía senadora se convirtió en la protagonista de la elección, a tal grado, que apenas el fin de semana se llevó los reflectores en el Congreso, y en este momento, no hay intervención electoral del presidente que no se trate de frenar el crecimiento de la oposición.
Por supuesto, a esta historia le faltan muchos capítulos. En los próximos días, por lo pronto, habremos de ver cómo resuelve Morena su proceso interno, si como se espera, Claudia Sheinbaum es elegida sin mayores problemas, y lo más importante, si empieza a brillar con luz propia.
Pues mientras el gran reto de Gálvez será colocar el foco sobre las aspirantes, la tarea de la morenista será encuadrar la disputa como una batalla entre partidos.
Vamos a ver quién puede establecer la agenda, si mantendrá Gálvez la habilidad que ha mostrado para meterse en la conversación o si ya ungida, la ex Jefa de Gobierno logra reconducir los reflectores.
Por lo pronto, lo que está claro es que del escenario de unos meses, al que ahora tenemos, el panorama es distinto gracia al Factor X que será clave en el desenlace de esta contienda.
Tomado de https://politico.mx/
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