‘El escuadrón suicida’: la mejor película de superhéroes en años y el revulsivo Anti-Marvel que necesitaba DC

James Gunn ha reventado las expectativas de todos con su enrabietada irrupción en el mundo de DC Cómics. Su nueva película es la demostración de muchas cosas, pero tal vez la más importante de todas sea la confirmación...

James Gunn ha reventado las expectativas de todos con su enrabietada irrupción en el mundo de DC Cómics. Su nueva película es la demostración de muchas cosas, pero tal vez la más importante de todas sea la confirmación de que existen algunos talentos en la industria que no necesitan atarse en corto. La libertad y los dineros que Warner ha proporcionado a Gunn se reflejan en la pantalla del primer al último segundo. En resumidas cuentas: ‘El escuadrón suicida’ es un milagro.

Recogiendo cable

Julio de 2018: James Gunn es despedido fulminantemente de Marvel / Disney y apartado de su esperado cierre de la trilogía de ‘Guardianes de la Galaxia‘. La razón fue que el director había hecho unos chistes de dudoso gusto en Twitter diez años antes. Parece que en algún momento alguien perdió de vista que se estaba hablando del cineasta que había escrito los guiones de ‘Tromeo y Julieta’ o ‘Terror Firmer’, dos de las películas más guarras de la edad de oro de la Troma. Lo haría antes de su magnífico debut ‘Slither: la plaga’, a la que siguió la serie ‘PG Porn’, que era lo que había rodado el año de los famosos tweets. Efectivamente, alguien no supo ver el contexto, la situación ni tampoco el tremendo personaje que era Gunn entonces.

En esas estábamos cuando Warner Bros llamó a la puerta de Gunn y le dijo de manera literal «te queremos, puedes venir y hacer lo que te de la gana». El resultado está a punto de invadir las salas de cine en forma de anárquico e inimaginable blockbuster para mayores de 18 años. Porque, a ver, ‘El escuadrón suicida’ es un blockbuster, una película de superhéroes supervillanos llena de luz, color, música y… sangre. Toneladas de sangre. De alguna manera es lo contrario a lo que hizo (aún más) grande al estudio la temporada pasada: ‘El escuadrón suicida’ también es su propio anti-‘Joker’.Lo hace, además, tomando como punto de partida el mayor tropiezo artístico (en taquilla no fue nada mal) de la casa: la repudiada y maltratada ‘Suicide Squad‘ de David Ayer. Aquel desastre al menos recaudó casi 750 millones de dólares.

Volviendo a la nueva formación, que aún incluye restos de la anterior, el trabajo de Gunn se beneficia del cheque en blanco que la compañía le ofreció. El cineasta escribió el guión en solitario, sin interferencias (¿cuántos blockbusters hay con un guión que no haya sido toqueteado por al menos media docena de personas?), y rodó de la misma forma. Cualquier estupidez, genialidad o insensatez que esa cabeza loca creyese conveniente para su película, estaría en la película.

Así, antes de los créditos de inicio asistimos perplejos a un par de secuencias demasiado duras para una peli a la que se supone que irás con tus sobrinos. Ambas secuencias son declaraciones de intenciones que se apoyarán en la estilosa cámara de Gunn, tal vez lejos de las capacidades de un Shyamalan, pero infinitamente mejor escritor que la gran mayoría. Director de ‘Tiempo‘ incluido.

Gunn se mete en faena rápidamente al son del Cash entre rejas para que comprobemos que el escuadrón suicida tiene una nueva misión. El director nos cogerá de la mano para acompañarlo en un viaje de ida y más o menos vuelta, por decir algo. Y no se casa con nadie. Debió ser muy bonito ver cómo Gunn hablaba con los supervivientes de la primera película para motivarlos en su nueva aventura.

Con un prólogo magistral, los créditos de apertura más WTF que haya visto el estudio y unas contagiosas ganas de demostrar que la película es el nuevo y liberador trabajo del cineasta despedido de Disney por hacer chistes de mal gusto. ‘El escuadrón suicida’ no es una secuela, ni un reboot. Es una recogida de cable terapéutica. Un Win-Win.

El desembarco de Corto Maltese

La isla ficticia donde se sitúa la acción de la película apareció por primera vez en el ‘Caballero Oscuro III: La raza superior’, de Frank Miller, donde se libraba una guerra entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Corto Maltese también se ha dejado ver en varios proyectos de DC a lo largo de los años. En la ya clásica ‘Batman‘ de Tim Burton en 1989, por ejemplo. Allí el personaje de Vicki Vale muestra un portafolio con imágenes de una guerra civil en Corto Maltese. La isla también apareció en la tercera temporada de ‘Arrow’. En ‘El escuadrón suicida’ la guerra civil, que también está de fondo, no será el mayor de los problemas de sus sometidos habitantes.

¿Qué tenemos de momento? Un comando suicida que viene a recuperar el terreno perdido y a hacer olvidar una misión fallida, un montón de sangre, tripas y chistes no aptos para todos los públicos, buena música y camaradería. Es el momento de leer el título de la película. Y el director decide que los personajes salgan superpuestos al mismo. Porque, al contrario que en el 99% de las producciones de estas características, ellos son los verdaderos protagonistas de todo. Ellos son lo importante. Esa es en realidad la gran victoria de la película.

Si nuestro mundo pudiera seguir adelante sin teasers ni tráilers, seguramente el primer arco de la película nos habría pillado más de sorpresa. Pero es el precio que pagas por tener en las salas un blockbuster donde un monstruo gigante (nota: te apuesto un millón de euros a que no es el que te esperas) destroza una ciudad llena de gente inocente convertida en títeres de una fuerza superior. Es un precio justo, porque la peli de Gunn da exactamente lo que prometía desde el primer póster que vio la luz.

Cuando la cartelería de la película empezó a correr por Internet todos nos acordamos de aquellas cuadrillas irrepetibles, patibulares, violentas y eternas de la edad de oro de Hollywood. Que si ‘Doce del patíbulo‘, que si ‘Los violentos de Kelly‘, que si esta o que si la otra. Pues James Gunn no engañaba a nadie: su película es una peli de guerra. Es una comedia, es cine de superhéroes, es un cómic en movimiento y, en efecto, una película bélica. Eso es algo que debemos aplaudir a un estudio que hace no tanto nos iluminó el corazón con una película tan diametralmente opuesta como ‘¡Shazam!‘. Superhéroes para ver en familia, supervillanos para disfrutar con amigotes.

Pero ‘The Suicide Squad’ no solo quiere distanciarse de la película de Ayer. Agotados tras unos cuantos años con Zack Snyder ocupando puesto creativo y ejecutivo y ejecutor, parece que Warner y DC también quieren tomar un poco de aire fresco y reformular la esencia de sus trabajos. Eso también se apreciaba en la película de David F. Sandberg y esperemos que también en su secuela y en ‘Black Adam’ de Collet-Serra.

¿Recuerdas la grandiosa y a la vez sencillísima frase promocional del ‘Superman’ de nuestro añorado Richard Donner? «Usted creerá que un hombre puede volar», decía. Bien, la de la película que nos ocupa le hará creer que un tiburón puede tener amigos, que una mala madre puede traumatizar a un chaval hasta hacerle vomitar su superpoder o que un científico tarado puede comunicarse con entes alienígneas que parecen salidos de una serie de animación. Elementos todos ellos indispensable a la hora de conseguir un cóctel comiquero de altos vuelos. La mejor película de superhéroes que hayamos visto en muchos, muchos años.

Guardianes de la indecencia

Gunn complementa los momentos serios con los más locos para que los dos se mantengan en constante equilibrio a través de unos personajes desviados, desequilibrados y patéticos que no por ello son menos entrañables, aprovechando el factor suicida y lo amplio de su reparto para aumentar la imprevisibilidad de la película.

Hablando del reparto, resulta complicado quedarse con un único personaje, pero Margot Robbie (que acaba de anunciar a que se tomará un respiro como Harley Quinn) nunca ha estado mejor como la peligrosa líder de las Aves de Presa. Tampoco Viola Davis se libra de ser tan despiadada como cualquier otro personaje, incluso más que lo que su personaje puede ser en su versión en papel. Idris Elba ha encontrado aquí el papel que lleva años buscando (Gunn escribió específicamente el papel de Bloodsport, enemigo de Superman en los cómics, para él) y hay un tiburón entrañable.

Pero los verdaderos triunfadores de la función son el Rick Flag de Joel Kinnaman y el siempre entregado al máximo John Cena, fantástico como Peacemaker, un idiota decidido a salvaguardar la paz a toda costa aunque para eso deba matar mujeres y niños. O comerse un montón de cosas en una playa. La ex estrella de la lucha libre se divierte de lo lindo, demuestra tener un talento innato para la comedia y además ya tiene una serie sobre su personaje en el horno.

La portuguesa Daniela Melchior también tiene un rol importante. Su Ratcatcher 2 (la hija del anterior poseedor del título) resulta conmovedora y además carga con todo el peso emocional de la película con humildad de manera cautivadora. El ex Doctor Who Peter Capaldi es absolutamente repugnante como Thinker y además se reserva una de las mejores líneas de la película para sí mismo. Te lo pregunto otra vez: ¿cuántas películas de este estilo no están monopolizadas por un único personaje rodeado de comparsas?

James Gunn ofrece un clímax absolutamente delicioso y delirante que combina todo lo que se espera de un título como este: acción, tensión, humor y emoción. A esas alturas hace un buen rato que la película ya es un espectáculo tan capaz de llamar a gritos al cine de catástrofes como a la serie B de ciencia ficción más pura. Gunn no deja nada al azar y muestra una eficacia implacable en la película que no te puedes perder este verano.

‘El escuadrón suicida’ supone la enésima confirmación del talento bruto de su creador. Un genio capaz de congelarnos la sonrisa solamente para hacer que la siguiente carcajada sea aún más grande. Un loco que construye un blockbuster a través de golpes de estado, magnicidios y genocidios. Un autor capaz de aplastar una ciudad con la criatura más inesperada de todas y presentar la película definitiva anti-Marvel justo antes de volver a cambiar de acera. Un genio.

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