El ciclo de vida polimórfico de las medusas les permitirá sobrevivir a la crisis climática

La estrategia de metamorfosis submarina ha ayudado a las medusas a adaptarse durante más de 600 millones de años. Las medusas no tienen cerebro. Tampoco corazón, ni sistema digestivo. Sin embargo, a diferencia de otros organismos marinos más complejos, son increíblemente...

La estrategia de metamorfosis submarina ha ayudado a las medusas a adaptarse durante más de 600 millones de años.

Las medusas no tienen cerebro. Tampoco corazón, ni sistema digestivo. Sin embargo, a diferencia de otros organismos marinos más complejos, son increíblemente adaptables a su entorno. Incluso en la actualidad, con la creciente acidificación de los océanos, una especie mediterránea parece no sentir los cambios en el medio ambiente. A diferencia de otros animales, la Cotylorhiza tuberculata conserva su estilo de vida casi intacto, sin inmutarse.

Una especie resiliente

Foto: Getty Images

El comportamiento ha sido monitoreado por el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN-CSIC), particularmente en términos de las nuevas condiciones oceánicas. Entre las alzas corrosivas en la temperaturas de los mares y la absorción de CO2, hay especies que no han logrado seguirle el paso a la crisis climática antropogénica. Éste parece no ser el caso de las medusas mediterráneas.

A diferencia de otros animales marinos, la reproducción sexual de las medusas no ha cambiado mucho, según el artículo publicado en PLoS ONE. Su dinámica poblacional se mantiene igual, a pesar de los cambios cada vez más acelerados en su ecosistema natural. Ni siquiera la pesca industrial excesiva ha logrado tumbar a la especie, que se ha mostrado constantemente tolerantes a las nuevas condiciones:

“La dominancia dentro de la comunidad de unos pocos organismos generalistas podría conducir a la proliferación de otros más oportunistas, como las medusas. Por ello, se estudia el efecto conjunto del calentamiento y la acidificación sobre los organismos gelatinosos”, explica Angélica Enrique-Navarro, líder del proyecto de investigación.

Para el estudio, se puso a una muestra de varios ejemplares de Cotylorhiza tuberculata a interactuar con las condiciones oceánicas que los investigadores predicen para el año 2100. A pesar de la adversidad medioambiental, los especímenes recolectados se reprodujeron de manera normal.

Te sugerimos: Incendios zombies: el fenómeno provocado por la crisis climática que hace arder el Ártico

Metamorfosis submarina

Foto: Getty Images

Enrique-Navarro y su equipo atribuyen esta resiliencia al ciclo de vida polimórfico que ciertas medusas comparten. En él, la especie «alterna una fase sexual pelágica, en la que los organismos tienen forma de medusa, y una fase asexual bentónica, en forma de pequeños pólipos milimétricos que viven anclados al substrato marino».

Esta estrategia de adaptación permite que las larvas puedan persistir en el entorno, aunque esté enriquecido con niveles de dióxido de carbono nocivos. Después de madurar, llevan a cabo un proceso similar a la metamorfosis, en el que se convierten finalmente en medusas adultas. Esta flexibilidad les permite una tolerancia destacable entre otras especies marinas, que promete ser a muy largo plazo.

Finalmente, estos son algunos de los organismos más antiguos de la Tierra. Originalmente de la Era Primaria, desde hace más de 600 millones de años, han logrado sobrevivir a los cambios bruscos en los mares. Podría ser que esta estrategia de cambio de cuerpo sea la que les haya garantizado una presencia tan longeva en nuestro planeta —mucho antes, y mucho después, que los seres humanos.

Tomado de https://www.ngenespanol.com/