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La historia del dibujo y la caricatura en México tiene su inicio en el siglo XIX, con los cartones de sátira política. Estos criticaban personalidades relevantes de nuestra historia, como Benito Juárez. Para los albores del siglo XX, entre el fin del Porfiriato y el inicio de la Revolución Mexicana, un joven destacó muy pronto por un trazo único que lo diferenció de otros artistas. Se trataba de Ernesto García «El Chango» Cabral.
Orígenes de «El Chango» Cabral: un precoz dibujante
Ernesto García Cabral nació en Huatusco, cabecera del municipio homónimo de Veracruz, un 18 de diciembre de 1890. Desde muy pequeño mostró un inusitado talento para el dibujo, además se identificaba gráficamente con los monos, de ahí su mote de «El Chango». De hecho, sus primeras obras datan del año de 1900. Era tanta su habilidad con el lápiz y la tinta, que ya a los doce años impartía clases de este arte. Hacia 1907, gracias a la mediación de Joaquín Castro, alcalde de Huatusco, el gobierno estatal de Veracruz proporcionó una beca para el joven García Cabral. Este apoyo económico permitió que el precoz artista ingresara a la Academia de San Carlos, en la Ciudad de México, donde tomó clases con el reconocido pintor Germán Gedovius.
Un par de años después, en 1909, «El Chango» ya laboraba como ilustrador y caricaturista de las revistas La Tarántula, y Frivolidades, donde fue descubierto por Fortunato Herrerías. De hecho, ya durante 1910, Herrerías fue testigo ocular del levantamiento de Aquiles Serdán y sus hermanos en la ciudad de Puebla; a través de una serie de telégrafos, describió a García Cabral lo sucedido, lo que ayudó al artista a ilustrar la nota sobre este evento. Esta serie de dibujos son considerados como las primeras imágenes de la Revolución Mexicana.
Cabral, la Revolución y París
Durante la Revolución Mexicana, hacia el año de 1911, Ernesto García Cabral empezó a trabajar en la revista Multicolor, propiedad de Mario Vitoria, un conocido antimaderista. Por ello, las caricaturas de García Cabral durante este periodo, satirizaban personajes como Francisco I. Madero, Pancho Villa, y Emiliano Zapata. En medio del encono político, el gobierno del Apóstol de la Democracia le otorgó al dibujante, en febrero de 1912, una beca para estudiar en París, Francia.
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Es así que desde aquél año, «El Chango» Cabral estudió en la capital francesa, ciudad donde adquirió nuevas influencias en su dibujo. Sin embargo, el golpe militar de Victoriano Huerta en 1913 provocó que se cortara de golpe el dinero de la beca. Esto obligó al caricaturista a trabajar en diferentes revistas locales. Para el año de 1915, el desdichado Ernesto tuvo que abandonar definitivamente el país europeo por las carencias que se vivían por la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Es así que el caricaturista mexicano inició un peregrinaje que lo llevó a Madrid y a Buenos Aires, donde laboró para revistas argentinas y chilenas. Por si fuera poco, terminó siendo un agregado de la embajada de México en Argentina.
Regreso a México: la consolidación de Ernesto García «El Chango» Cabral
Por fin, hacia 1918, García Cabral pudo retornar a México. A partir de este momento, durante las décadas de los años veinte, treinta y cuarenta, se forjaría la época dorada del trabajo gráfico de «El Chango«. Con un estilo único, se dedicó al dibujo a color y a la caricatura en los periódicos Novedades, Jueves de Excélsior y Fufurufu, además de la revista Fantoche. Por si fuera poco, se volvió el gran artista de los afiches de las películas de la época del «Cine de Oro» en México.
No obstante, su labor de ilustración para las portadas de la Revista de Revistas, es la que es considerada por los especialistas en arte como su obra maestra. Ganador en el año de 1961 del Premio Mergenthaler concedido por la Sociedad Interamericana de Prensa, «El Chango» Cabral falleció en Ciudad de México el 8 de agosto de 1968.
Legado de «El Chango» Cabral
Ernesto García «El Chango» Cabral fue un artista muy importante no solo para México, sino para todo el continente americano. Y es que él fue de los primeros en introducir el Art Decó gráfico en la región. Y a pesar de la evidente influencia de este estilo internacional en sus ilustraciones, García Cabral desarrolló un trazo muy propio. Sus dibujos en revistas, periódicos y afiches deslumbran por su fluidez y elegancia. Tenían un toque particular que remitía a un dramatismo estilizado en contornos que expresaban diferentes actitudes psicológicas. Esto fue lo que le permitió ser también uno de los grandes caricaturistas de nuestro país.
Particularmente en la caricatura, «El Chango» Cabral no dejó títere con cabeza. No solo políticos, sino figuras públicas como Frida Kahlo, Diego Rivera, Salvador Dalí, Jorge Negrete, Pita Amor, León Trotsky, entre muchos otros, fueron retratados con una agudeza que desafiaba y divertía. Alguien que se benefició mucho del dibujo del afamado ilustrador fue Germán Valdés «Tin-Tan», ya que los afiches de sus películas fueron realizados por García Cabral. Estos ilustraban a cabalidad la capacidad histriónica del gran cómico del cine mexicano a través de la exageración de sus gestos.
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Tomado de https://www.mexicodesconocido.com.mx/





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