septiembre 15, 2025

El celador de sí mismo

“Richard Haynes murió en 2017. Se distinguió tanto como abogado defensor que el cantante de rock Tom Rusell le dedicó la canción ‘Caballo de carreras Haynes’. De José Díaz de León se ignora su historial posterior a Watergate. Ogarrio Daguerre murió...

Culturas impopulares

Jorge Pech Casanova

Recuerden siempre: Otros pueden odiarte, pero quienes te odian no ganan,
a menos que tú los odies. Y entonces, te destruyes a ti mismo.

Richard M. Nixon, Despedida en la Casa Blanca, 1974

En el Comité de Actividades Anti Estadounidenses que en 1947 comenzó a perseguir a ciudadanos y ciudadanas de EEUU acusados de comunistas, había varios viejos políticos que serían a su vez reos, como J. Parnell Thomas, convicto por fraude a la nación. Lo secundaron en los juicios algunos jóvenes abogados, como Richard Milhouse Nixon, nacido en 1913.

El Comité anticomunista cobró fuerza con el senador Joseph McCarthy en 1951. Su “cacería de brujas” llevó a la circulación de una Lista Negra que vedaba a presuntos comunistas obtener trabajo en EEUU, hasta que el congreso estadounidense reprobó en 1954 los actos del senador, quien murió de cirrosis cuatro años después.

El efecto de la Lista Negra sería más duradero que su alcohólico promotor: sólo entre la comunidad cinematográfica, 323 personas perdieron su trabajo como actores, actrices, autores de guiones o productores.

Mientras EEUU transitaba por la Guerra Fría declarada contra la Unión Soviética, China y sus países satélites, Nixon, el inicial joven miembro del Comité anticomunista, fue lentamente haciendo carrera hasta convertirse en presidente de los Estados Unidos en 1969.

Convertido en uno de los hombres más poderosos del mundo, Nixon llegaba resentido a ocupar la presidencia. Tras ser durante ocho años el vicepresidente de Dwight Eisenhower, Nixon creía que en 1960 se convertiría en el primer mandatario. Pero John F. Kennedy lo venció en las elecciones. Aunque éste fue asesinado antes de terminar su periodo, su sucesor Lyndon B. Johnson se mantuvo en el puesto hasta 1968. Esa larga espera amargó a Nixon.

Una vez en la presidencia, Nixon se dedicó a combatir a sus opositores por todos los medios. El espionaje político, el sabotaje y la utilización de fondos secretos ilegales fueron parte de sus métodos para conservar el poder, hasta que consiguió ser reelegido en 1973. El triunfante Nixon no lo esperaba, pero había herido de muerte su propio régimen dos años antes, al autorizar el allanamiento ilegal de las oficinas centrales del Partido Demócrata, ubicadas en un edificio de Washington llamado Watergate.

La investigación del allanamiento reveló que Nixon y los integrantes más cercanos de su gabinete habían cometido espionaje, sabotaje y uso de fondos ilegales para atacar a sus opositores políticos. Además, se sumaron cargos de encubrimiento y perjurio, por los que fueron a la cárcel doce de sus principales colaboradores, más los siete “plomeros” del Watergate. El presidente tuvo que renunciar en agosto de 1974 a su cargo apenas refrendado.

De los altos funcionarios de Nixon, 48 fueron hallados responsables de diversas faltas. Se ha hablado mucho de las investigaciones del escándalo Watergate y de sus resultados, pero poco se menciona que una de las líneas de investigación involucró al abogado mexicano Manuel Ogarrio Daguerre y al gerente empresarial José Díaz de León, quienes expidieron cheques del Banco Internacional y cambiaron cantidades de dinero por más de 800 mil dólares para transferirlos al comité para la campaña presidencial de Nixon.

La conexión mexicana del caso Watergate, según una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción (MeCCo), aduce que Ogarrio no cometió falta en su entrega de dinero a la llamada “Operación Limpieza” de la Casa Blanca. Según el informe de MeCCo, el jefe del Comité para la Reelección de Nixon en Texas Robert H. Allen transfería fondos de su empresa Gulf Resources and Chemical Corporation a su filial mexicana Compañía de Azufre de Veracruz, que luego Ogarrio, a petición del gerente de ambas empresas, Díaz de León, retransfería a un fondo (ilegal) que financiaba la campaña de Nixon. Más de 800 mil dólares fueron traspasados de esta manera en 1972 a la campaña del presidente extranjero.

“Ogarrio era la persona que cambiaba el dinero, quien convertía los cheques y los valores que le entregaba Allen en dólares norteamericanos, bien en billetes, bien en cheques librados a su cuenta en el Banco internacional”, declaró Richard Haynes, abogado de Allen, al periodista Carl Bernstein. Nunca habló de la existencia de José Díaz de León.

La conspiración encabezada por el presidente Nixon pudo ser probada no sólo por las investigaciones periodísticas y del FBI sobre el caso Watergate, sino por las cintas magnetofónicas con que Richard Nixon grababa todas y cada una de sus conversaciones en la Oficina Oval de la Casa Blanca.

El paranoico presidente grabó no sólo sus conversaciones con los principales integrantes de su gabinete, sino inclusive las charlas de asuntos familiares que tuvo en el despacho presidencial con sus hijas y su esposa, triviales coloquios en que las jóvenes Pat o Julie le pedían permiso para un viaje, para fiestas o para tener un auto.

Nixon se resistió a entregar sus grabaciones hasta que se lo ordenó el Congreso. Y aún entonces, borró parte de una cinta en la que se le escuchaba autorizar el allanamiento de las oficinas del Partido Demócrata. Ese audio faltante aceleró el fin de su presidencia, de la que se vio forzado a renunciar el 8 de agosto de 1974. Hasta el final de sus días, en 1994, Nixon negó que tuviese responsabilidad en las numerosas operaciones ilegales de sus subordinados.

El empresario Robert H. Allen, su abogado Richard Haynes y el mexicano Manuel Ogarrio Daguerre no fueron llamados por los tribunales que sancionaron la conspiración de Nixon y sus subalternos. José Díaz de León ni siquiera fue mencionado en el juicio. A finales de junio de 1973 los medios anunciaron que se suspendía sin informes la investigación en torno a estos personajes y los más de 700 mil dólares en fondos de campaña “mexicanizados”.

Allen continuó su carrera empresarial y académica hasta formar parte del consejo asesor de la Escuela George Bush. Falleció en 2015, cargado de reconocimientos. Richard Haynes murió en 2017. Se distinguió tanto como abogado defensor que el cantante de rock Tom Russell le dedicó la canción “Caballo de Carreras Haynes”. De José Díaz de León se ignora su historial posterior a Watergate. Ogarrio Daguerre murió en 1983. Fue abogado laboral de la Cámara Minera de México y de la Asociación Mexicana de Minería. Nadie le hizo canción alguna.

Tomado de https://morfemacero.com/