Jair Cabrera Torres
Periódico La Jornada
Martes 23 de diciembre de 2025, p. 7
Tijuana es un espejo partido: refleja la energía de quienes buscan nuevas oportunidades y la oscuridad de quienes se pierden en la adicción y la violencia. Entre el brillo de sus luces y la penumbra de sus esquinas, esa ciudad se mueve al ritmo de la frontera, donde la vida y la muerte bailan juntas.
Es un mundo de contrastes: murales coloridos, arte urbano, prostitución y clubes nocturnos como el Hong Kong o El Chicago.
Es en la zona norte o El Bordo donde decenas de personas ven pasar la noche metiéndose en las venas alguna droga que los haga olvidarse de su entorno.
“Tijuana es una ciudad con flujo migrante. Quien no viene deportado de Estados Unidos, llegan de otro país o de aquí mismo, de México. Entonces, como está la situación, te puedo decir que al no lograr cruzar al otro lado, les va a pasar lo mismo que a mí: me agarró la migra, me quedé en El Bordo (en Tijuana) y terminé hundido en las drogas. Muchas personas llegan aquí, prueban la droga, al día siguiente ya se quedan locos… se hacen adictos inmediatamente”. Quien habla es Mark Rivera, fundador y director general de Enfermeros Tácticos del Bordo y creador del grupo MARTE de rescate y traslados.
Sabe del tema mucho más de lo que quisiera. Llegó a Tijuana en 2000 con sueños que pronto se le rompieron entre las manos. Muy joven se perdió en los laberintos de los vicios. Tocó fondo cuando cayó en la cárcel, pero en ese entorno hostil y privado de la libertad encontró su vocación: ayudar a los demás gracias a la enfermería.
Ahora, Mark, junto con un grupo de voluntarios, recorre la zona norte de Tijuana, donde atiende a adictos, particularmente a drogas fuertes y mortales como fentanilo o cristal.
El grupo de enfermeros tácticos recorre los puntos rojos de la zona norte, donde brindan atención de todo tipo a los adictos, regalan jeringas nuevas a los consumidores para evitar transmisión de enfermedades. Además, realizan pruebas de VIH, hepatitis y sífilis.
Gracias a videos que realizan durante su labor altruista y que son compartidos en redes sociales, asociaciones como Líderes por Naturaleza y otras les ofrecen donaciones de antibióticos, guantes, jeringas o gasolina.
Tijuana sigue siendo un cruce de destinos y deseos. Es una urbe que no se detiene, que se reinventa cada día entre la prisa de quienes llegan buscando un futuro mejor y la permanencia de quienes luchan por sobrevivir. Sus calles son un testigo silencioso de la resiliencia, la vulnerabilidad y la complejidad humana que conviven en cada esquina, recordando que la vida aquí siempre camina junto a la sombra.
Tomado de https://www.jornada.com.mx/



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