Cambio de escenario en el océano. EEUU ve cómo se afloja su hasta ahora firme dominio en uno de los frentes más estratégicos, el submarino. Gracias a modelos como los de la clase Virginia u Ohio EEUU ha logrado mantener durante años un control bajo las aguas que, entre otras cuestiones, le permitía mirar con sosiego a China. La ecuación era sencilla de resolver, tanto para los mandos de Washington como de Pekín: las naves estadounidenses eran silenciosas y difíciles de rastrear para los chinos, condenados a su vez a echar mano de naves ruidosas.
Ya no es así. O ya no tanto, al menos. Los avances de Pekín en tecnología submarina han redibujado ese escenario hasta el punto de que ya hay quien sostiene que la era del dominio de EEUU sobre China está llegando a su fin.
¿El fin de una era en los océanos? A lo largo de los últimos meses, e incluso años, China ha dejado unas cuantas noticias que demuestran los avances que ha logrado en tecnología submarina. Y su valor es tan importante que The Wall Street Journal le ha dedicado un análisis de título clarificador: «La era del dominio total de los submarinos estadounidenses sobre China está llegando a su fin».
La premisa del medio neoyorquino es sencilla: quizás China todavía no haya alcanzado a EEUU en tecnología submarina ni lo vaya a hacer en breve, pero sus avances más recientes sí han reduciendo la brecha entre ambas potencias. Y TWSJ no es el único en señalar en esa dirección. Asia Times habla de un EEUU que «cede ventaja» frente a China y la agencia rusa Sputnik de cómo los avances en la potencia asiática «desafían la supremacía» de la Armada estadounidense.
Incluso Global Times, un medio ligado al Partido Comunista Chino, ha dedicado un artículo a la brecha entre ambos países en tecnología submarina, aunque desde la premisa de que los temores de EEUU parten de su «mentalidad hegemónica».
Ver más y mostrar menos. Ese sería un resumen de parte de lo que ha conseguido China en tecnología submarina. La nación está desarrollando un submarino nucleares de misiles balísticos (SSBN) Tipo 096 que se lo pondrá más aún difícil a las armadas occidentales a la hora de rastrear sus naves. ¿Qué significa eso? Un desafío para Washington y sus aliados a la hora de seguir la pista de los nuevos sumergibles chinos. «El 096 será más numeroso, más sigiloso y tendrá un alcance más amplio, lo que obliga a replantearse las capacidades de EEUU», advierte en Newsweek Emma Salisbury, del Council on Geostrategy.
Además de esquivar rastreos, China quiere reforzar su propia capacidad para detectar sumergibles enemigos. Para eso está desplegando en el Mar de China Meridional un ambicioso proyecto bautizado como «Gran Muralla Submarina» con barcos, bases y drones. Su propósito: reforzar la vigilancia. TWSJ apunta cómo sus redes de sensores subacuáticos en torno a la costa le aportarán además una mayor capacidad para localizar submarinos enemigos y recuerda que el ejército chino dispone de aviones y helicópteros capaces de captar información de los sónar.
Sacando músculo naval. No todo es teoría, ni anuncios. En mayo de 2022 circularon imágenes satelitales que mostraban cómo China estaba construyendo un nuevo sumergible nuclear, un modelo más grande y dotado de un sistema de propulsión más avanzado que las naves Tipo 93 (Clase Shang), como informaba por entonces South China Morning Post. Las fotos mostraban un submarino en el astillero Huludao y desataron las especulaciones, incluidas las que aseguran que el país quiere incorporar una nave nuclear con sistema de lanzamiento vertical.
A lo largo de los últimos meses China también ha lucido su músculo naval. En agosto el Ejército Popular de Liberación de China (EPL) organizó un «ejercicio antisubmarino» que duró más de 40 horas y durante el que desplegó más de una docena de grupos de aviones de patrulla en el Mar de China Meridional.
«Se examinó las habilidades y capacidades tácticas de las tripulaciones y los aviones de patrulla antisubmarina Y-8 llevaron a cabo la búsqueda, identificación, ataque y seguimiento de sumergibles», precisaba Global Times. A finales de 2022, Pekín ya había realizado ejercicios navales conjuntos con Moscú a unos 500 kilómetros al norte de Taiwán con la movilización de submarinos.
La tecnología, clave. Los investigadores chinos también han avanzado en el estudio de sistemas de propulsión pump-jet que, entre otras cuestiones, permiten reducir de forma notable las vibraciones delatoras de los submarinos o tecnología que le ayuda a todo lo contrario con sus enemigos: localizar naves sumergidas con ayuda de un detector magnético ultrasensible. TWSJ desliza además el temor a que un acercamiento entre Moscú y Pekín por la guerra de Ucrania ayude a este último a acceder al avanzado desarrollo tecnológico de los rusos, que ha hecho posible el poderoso sumergible Belgorod, con capacidad nuclear. De momento precisa que no hay «indicios claros» de que se haya dado una transferencia de ese tipo.
De lo que sí advierten los expertos es de la importancia de la fuerza naval submarina en caso de un supuesto enfrentamiento entre EEUU y China. En esa línea apuntaba un artículo publicado hace unos meses por el US Naval Institute, que advertía: «La modernización naval de China ha sido notable por su alcance y éxito. La única excepción curiosa y constante han sido los submarinos nucleares de alta capacidad». Otros expertos, como Jerry Hendrix, exmiembro del Programa de Defensa, han alertado del fin de «la era del dominio naval» de EEUU.
La posición de EEUU. Que China haya dado pasos hacia adelante y estrechado la brecha con EEUU no significa que ambas potencias estén a la par. En su análisis, TWSJ recuerda que el desarrollo de submarinos es un proceso lento y complicado y que los actuales modelos estadounidenses de ataque clase Virginia y Columbia van «una generación por delante» de China en aspectos cruciales, pero el nuevo escenario pone de relieve también las carencias de EEUU en su propia flota.
Un artículo publicado hace un mes en la web del US Naval Institute ya señalaba que la alianza AUKUS con Reino Unido y Australia para el Indo-Pacífico hará que el inventario de buques de ataque disminuya a mediados de la década de 2030, lo que sígnica que «la Armada seguirá sin alcanzar su objetivo de 66 submarinos de ataque en la flota». «La base industrial estadounidense construye alrededor de 1,2 submarinos de ataque al año, por debajo de la cadencia de dos al año que la Armada lleva comprando submarinos desde hace una década», concluye.
Imágenes: SinoDefence 今日中国防务 (Flickr) 1 y 2
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