septiembre 15, 2025
Eduardo Subirats

Eduardo Subirats

“En un mundo donde todo se simplifica, la obra de Subirats confirma que es indispensable el esclarecimiento de lo que es complejo, a contracorriente de lo de hoy, donde se pretende reducir la complejidad a esquemas maniqueos”....Tomado de https://morfemacero.com/

El laberinto del mundo

José Antonio Lugo

  1. ¿Para qué sirve pensar y escribir lo que se piensa?

Vivir en nuestra época, invadida por fake news, propaganda, falta de reflexión sobre los lugares comunes, simpleza, maniqueísmo y narcicismo de las opiniones, no es algo sencillo. Hemos perdido los criterios de autoridad en la ciencia, en las academias de las lenguas, en el canon literario y filosófico. Claro, la tradición se renueva, pero cuando una mujer con doctorado, árabe, de cultura francesa, me dice que cree que la tierra es plana (y habla en serio, es un caso real), como sociedad global estamos en problemas.

Ante este tsunami de barbarie -a la que se suma la violencia, las guerras vigentes en todo el mundo, el hambre, la desigualdad lacerante, el crimen organizado a nivel global-, los artistas e intelectuales siguen, pese a todo, escribiendo, creando, compartiendo su verdad.

Eduardo Subirats nació en Barcelona en una familia de ascendencia alemana. Ha dedicado su vida al pensamiento crítico radical. Radical viene de raíz. Su obra se opone a una reflexión que, por superficial, termina edulcorada y llena de axiomas baratos y textos de auto ayuda. 

  1. A plena luz caminamos a ciegas

En su más reciente libro, publicado por El tapiz del unicornio, Eduardo Subirats nos recuerda el aforismo de Francisco Sánchez que da titulo al libro: “Es miserable nuestra condición: a plena luz caminamos a ciegas”. A petición del autor, la portada es el famoso cuadro de Edward Munch, El grito, que resume la angustia existencial de nuestra época. De esta manera, se unen la angustia existencial y el vacío ético en un mundo de silencios, porque hemos claudicado ante nuestro propio naufragio. 

Subirats nos habla de las tecnologías de supervisión y control sobre el hombre que anticipaba la película Metrópolis de Fritz Lang; de cómo, a la manera de los Autos sacramentales, los medios de comunicación han creado una representación del mundo de tal manera que, como Segismundo en La vida es sueño o como Chuang-Tzu, la ficción alterna termina por sobreponerse y representar la realidad, que ahora es considerada una ficción.

Nos habla Subirats de cómo el filósofo Francis Bacon reemplazó la trascendencia cristiana por la búsqueda del progreso material de la humanidad y señala: “Somos conciencias individuales asediadas por las jergas propagandísticas y vigiladas por las lingüísticas político-correctas. Sus redes entretejen una realidad enteramente ficticia, generalmente ambigua, muchas veces contradictoria y, en definitiva, impenetrable a la luz de la razón humana”. Y nos recuerda que, originalmente, el sofista no era un mentiroso, sino un esclarecedor.

Hablando de la evolución del arte, Subirats señala que en el Barroco la realidad se ficcionalizaba desde una perspectiva estetizada, erotizada, transfigurada y fetichizada, en aras de un montaje, que aleja la experiencia de la realidad. Cualquier similitud con la época actual es mera coincidencia, agrego yo. Recuerdo que Balthus, uno de los grandes pintores del siglo XX, afirmaba en sus Memorias que no entendía porqué su amigo Piet Mondrian había abandonado la pintura y su conexión con la naturaleza para pintar “cuadritos” (se entiende que no hablaba de sus obras sino los rectángulos que las habitan).

En la sección “Los jardines sagrados” Subirats nos recuerda las enormes diferencias entre Inana y Eva y analiza las obras de Coubert y de Paul Klee. En el caso del cuadro del primero, “El estudio del pintor”, nos señala que el pintor/creador se acompañaba de una musa conectada con las fuerzas esenciales de lo femenino desde los mitos ancestrales. Y en el caso de Klee nos recuerda la cercanía de este artista con las plantas y con la teoría del color de Goethe, para luego conducirnos a Brasil para analizar las obras de Heitor Villalobos y el Manifiesto Antropófago del poeta Oswald de Andrade.

Muy cerca del final del libro, el filósofo nos recuerda que “la consecuencia del esceptismo de Descartes consistió en la escisión y supresión de la unidad de la existencia humana, las cosas de la naturaleza y la harmonia del cosmos, representada bajo las categorías de maath, kosmos, dharma y Tao; una escisión y una herida impuesta en el nombre del poder científico de una inteligencia a la vez humana y divina; una inteligencia separada y abstracta; y una inteligencia artificial.

  1. Un nuevo humanismo: esperanza. 

A plena luz caminamos a ciegas abre con un prólogo del escritor Fernando Solana Olivares, quien afirma: “Entender una circunstancia tan sombría como la del tiempo actual exige corregir las denominaciones -acción necesaria para volver a ver algo, para reflexionar en ello y así comprenderlo y transfomarlo-. una profilaxis lingüística que llama a las cosas por su nombre. Sólo existe lo que se nombra con verdad. En A plena luz caminamos a ciegas Eduardo Subirats lo ha nombrado. Todo esclarecimiento es el comienzo de la metaforfosis. De la salvación”.

Como su editor y su lector, agradezco a Eduardo Subirats su tosudez para seguir ejerciendo el pensamiento crítico radical.

En un mundo donde todo se simplifica, su obra confirma que es indispensable el esclarecimiento de lo que es complejo, a contracorriente de lo de hoy, donde se pretende reducir la complejidad a esquemas maniqueos, reduccionistas y simplones. La labor de escritores y pensadores como él nos permite imaginar un nuevo humanismo, nos  conmueve y nos da esperanza.

P.D. A plena luz caminamos a ciegas será presentado el jueves 11 de septiembre a las 1900 horas en la librería Octavio Paz, del Fondo de Cultura Económica, con la presencia del autor. Están convocados. 

Tomado de https://morfemacero.com/