Hay un chiste que tiene su gracia en la crítica a la conducta de sometimiento en razón del temor jerárquico, se refiere como seguramente la gran mayoría sabe a una discusión entre conocidos sobre la posibilidad de que los cocodrilos vuelen o no, donde uno de los que participan en tan curiosa charla, airadamente asegura que, decir que los cocodrilos vuelen es una verdadera tontería, en eso están los compañeros, seguramente iguales en jerarquía laboral, cuando el jefe es cuestionado sobre el tema, a lo que responde que, es cierto, que los cocodrilos sí vuelan, es cuando el que defendía lo contrario escucha esto y entiende que no es conveniente contradecir el jefe, señala, que es verdad que vuelan, pero lo hacen tan bajo que casi no se nota.
Lo anterior que puede resultar gracioso o no, es una anécdota que con demasiada frecuencia se convierte en hechos que suceden y somos testigos.
Recientemente ante un documento que salía de lo “normal”, en cuanto a comunicación del Gobierno de México, por contener éste un estilo “diferente”, causó algunas dudas sobre la autenticidad del mismo, por lo que algunas personas cuestionaron su autenticidad, la cual fue certificada posteriormente por el propio autor, que fue el presidente Andrés Manuel López Obrador, con Jesús Ramírez y otros compañeros, como el mismo AMLO lo señaló.
Patricia Armendáriz, diputada de Morena, en principio solicitó directamente a la Secretaría de Relaciones Exteriores que desmintiera “este burdo escrito”, para después cambiar su opinión a: “Mi solidaridad con la respuesta de López Obrador que no es una pieza de diplomacia, pero pone un basta…”
Así, entonces podemos afirmar desde esta visión de las cosas, en efecto, los cocodrilos vuelan, pero bajito.
Los eurodiputados resolvieron el jueves pasado solicitar al Gobierno de México que actuara de forma contundente contra los ataques a la prensa y a los defensores de los derechos humanos. A lo que el Gobierno de México contestó, que los eurodiputados se habían sumado “como borregos” a la estrategia “reaccionaria” y “golpista”, de quienes están en contra del proyecto de la cuarta transformación.
Fueron los términos del texto de respuesta lo que ha causado distintas opiniones a favor y en contra. Lo que sí es claro es que es un documento que se sale de lo acostumbrado y puso a los cocodrilos a volar.
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