Administración de los males públicos
Jorge Pech Casanova
Los caricaturistas Rius, El Fisgón y Helguera fundaron en 1994 El Chahuistle, la revista de sátira política más exitosa, hasta entonces, de entre los diferentes proyectos editoriales de Eduardo del Río, ya reconocido por historietas como La Garrapata, Los Supermachos y Los Agachados, además de numerosos libros que entretejieron la caricatura y el ensayo didáctico.
Año en que los crímenes de Carlos Salinas de Gortari y la insurgencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional atizaban la indignación de las juventudes, mientras el desastroso régimen de Ernesto Zedillo llevaba a la ruina a la población (a los marginados, como de costumbre, pero también a desprevenidos propietarios de negocios). El Chahuistle reprobó los crímenes del gobierno neoliberal y avivó la admiración por el neozapatismo.
Cuando la publicación estaba en su apogeo, en 1997, el dueño de Ediciones Posada, Fernando Mendizábal, bajo cuyo sello aparecía El Chahuistle, decidió apoderarse de la revista. Tras forzar la salida de Rius, El Fisgón y Helguera, convocó Mendizábal para suplantarlos a un grupo de cartonistas de periódicos conservadores.
En una entrevista que le hicieron Maira Benítez y José Miguel Alva para el sitio Komikaze, Rius evocó su malogrado proyecto: “El Chahuistle nació cuando el hijo de Guillermo Mendizábal, Fernando (un pillo corrupto) me pidió que le volviera a hacer la historieta [Los Agachados]. Yo le reviré, proponiéndole mejor una revista hecha entre tres moneros (El Fisgón, Helguera y yo). Creo que nos quedó bien chida, pero nos topamos con un editor que no sabía nada de nada, excepto robarnos alegremente. Luego hicimos El Chamuco, añadiendo a Patricio y Hernández a la dirección colectiva”.
En la entrevista, Rius recordó otras desafortunadas experiencias editoriales: “Creo recordar que al terminar el número 100 de Los Supermachos, sabiendo que se acababa mi participación con el bribón de Octavio Colmenares (el editor), decidí regresar a Calzonzin al cerro en que vivía, y recuperarlo después para otra historieta, cosa que no se logró por las pillerías de Colmenares, que me despojó de mis personajes”.
Lo que Rius no comentó fue que en el despojo de El Chahuistle intervino como jefe de esquiroles Antonio Garci Nieto, actualmente señalado por infamar a la senadora chihuahuense Andrea Chávez Treviño mediante una publicación alterada digitalmente.
Garci Nieto se identifica así en su blog personal: “Soy caricaturista y guionista de humor desde 1990, he escrito varios libros de humor, comedias para el teatro, películas y programas de comedia”. Otros medios informan que en la actualidad publica cartones en los medios conservadores El Financiero y elDiario de Yucatán, y ha colaborado en proyectos de radio y televisión, principalmente en programas para los “comediantes” de Televisa Víctor Trujillo, Eugenio Derbez, Israel Jaitovich y Los Masca Brothers.
En 1997, cuando el editor Mendizábal despojó a Rius, El Fisgón y Helguera de El Chahuistle, requirió a Antonio Garci para dirigir a los esquiroles en la revista. Garci publicaba por entonces una tira titulada “El Licenciado”, tibia burla hacia la burocracia mexicana. El esquirol en jefe rápidamente convocó a cartonistas de diferentes medios y trató de suplantar a Rius y colaboradores con una revista renombrada El Guajolote.
El escritor y novelista gráfico Bernardo Fernández BEF relató en septiembre de 2009 ese episodio en su blog «monorama»: “A través de Efrén, Toño Garci nos invitó a un grupo de aspirantes a moneros a trabajar en una nueva revista de humor llamada El Guajolote. Recién egresados y desempleados, no dudamos en aceptar. Éramos Bachan, Carcass y Alfonso Escudero. Una vez dentro, supimos que Editorial Posada —que era la misma donde se publicaba El Chahuistle, la revista de Rius, Helguera, Patricio y El Fisgón— había tenido problemas con los moneros y todos habían renunciado. ¿Le entran?, nos preguntaron. Difícil negarse. Quince años después lo sigo lamentando. Sí, fui un esquirol de la caricatura”.
“El Chahuistle se editaba al vapor. […] Las juntas creativas eran horribles. Nos juntábamos con el dueño de la editorial, hijo del fundador, unos doce colaboradores, entre guionistas y moneros. Platicábamos de las noticias y se asignaban tareas. Normalmente se tomaba la frase de la semana, alguna declaración absurda, y se repetía hasta el infinito en todos los cartones. O se hacía referencia a la película de moda para hacer una parodia a la MAD con políticos. Fue ahí donde me decepcioné de la labor del caricaturista político. El trabajo era repetitivo, apresurado y poco interesante”, detalla el novelista gráfico.
“El período del Chahuistle se agotó rápidamente. El editor, Fernando Mendizábal, nunca pagaba a tiempo y llegó un momento en que dejó de pagar del todo. Finalmente la revista se agotó y murió silenciosamente. No rescataría nada del material que dibujé con mis amigos en aquel tiempo. No vale la pena”, concluye BEF.
El monero garsiniestro, porro en la década de 1990 contra los caricaturistas de izquierda, se convirtió en 2017 en feroz enemigo del proyecto político del Movimiento de Regeneración Nacional. Debido a su nulo talento, Antonio Garci pronto dio en publicar insultos directos contra hombres y mujeres morenistas en la red de odio X (antes Twitter). Sus ataques ruines arreciaron en 2024 durante la campaña presidencial y el posterior triunfo electoral de Claudia Sheinbaum Pardo.
Al asumir Sheinbaum la presidencia, garsiniestro pasó a insultar mediante cartones y la plataforma X a las mujeres de MORENA que obtuvieron cargos públicos. El 4 de octubre Garci publicó en su cuenta de X una falsificada imagen pornográfica de la legisladora Chávez Treviño, acompañada del letrero “La cenadota [sic] de la república”. El porro, junto con sus patrones derechistas, celebró su “gracia”.
La senadora Chávez evitó al principio responder a la ofensiva publicación, pero al fin anunció que denunciará al violentador para que se le aplique la Ley Olimpia, la cual busca sancionar los delitos que violen la intimidad sexual de las personas a través de medios digitales, mediante sanciones de tres a seis años de prisión y multas de 500 a 1,000 Unidades de Medida y Actualización (UMA). Cada UMA se cotiza en 89 pesos con algunos centavos.
Al darse cuenta de que la ley puede alcanzarlo, el porro garsniestro primero intentó desligarse de su publicación y enseguida pasó a autodenominarse “perseguido político”, a pedir derecho de asilo al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, y aun suplicó auxilio a la diputada ultraderechista española Cayetana Álvarez.
Tan miserable ha sido el actuar de Antonio Garci, que el diario en el cual publica sus agresiones dibujadas publicó el 9 de octubre: “La senadora Andrea Chávez denunció ayer una campaña misógina de colaboradores de El Financiero, especialmente de un caricaturista que colabora en este medio. Aunque la difusión de una fotografía trucada a la que alude la senadora fue difundida sólo en las redes sociales del caricaturista, este medio condena el uso de ese tipo de imágenes en cualquier plataforma, incluso una red social. Debe tener certeza la senadora Chávez de que en El Financiero encontrará un espacio en el que recibirá un trato digno e imparcial, independientemente de diferencias en ideas políticas”.
Unos cuantos cartonistas y “comediantes” de la derecha aplaudieron a garsiniestro. Tres, tan solo: el amargado Francisco Calderón y el lamentable René Franco se sumaron a una descabellada consigna del casi invisible Sergio Iracheta: “Todos somos Antonio Garci”. Estos rancios derechistas se niegan a admitir que la mayoría de la población en México quiere que los violentadores dejen de recibir aplausos pagados por caducos conservadores.
Tomado de https://morfemacero.com/
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