Cuatro poemas

Estos poemas (menos “La alegría”) pertenecen al libro Lunática / Moonstroke, que aparecerá próximamente, en traducción de Arthur Gatti y Roberto Mendoza Ayala, en la editorial Dark Light Publishing, New York/México.Tomado de https://morfemacero.com/ ...

Blanca Luz Pulido

La alegría

        La más honda verdad es la alegría.

               Claudio Rodríguez

¿De qué oscuro latido,

en qué filamentos de luz

nace la alegría?

¿Por qué aún en medio de las sombras

surge, obstinada como flecha

que la tormenta no desvía

del blanco?

Recién nacida eterna, 

sus manos ávidas

no se cansan de lo simple,

de la tierra y su olor elemental,

y ni el revés ni el golpe la destruyen.

No es necesario que llegue en medio

de la novedad o el fuego,

no desplaza mareas ni continentes

pero mírala aquí, en el pico

del gorrión que busca el pan de la mañana.

Hay alegría

en el vértigo del sueño

en las sombras de los árboles del patio

en la serenidad de los encuentros merecidos.

Es una principiante la alegría,

alzando en el aire sus pequeñas alas

antes de que la razón las corte.

Destierro

Muy lejos,
no sé dónde,
en qué rincón  
languidecen,
íngrimas,
solio, feraz, blandengue, expolio,
aburridas con tirria,
befa, mofa y descalabro.
Nadie se arredra para apartarlas,
como apestadas lucen 
el polvo entre sus sílabas 
canas, enmohecidas.

Ya pocos sacan de su encierro
a ofidio, pórfido, lábaro,
Pocas veces cíngulo ciñe,
olvidados cántaro, alabastro, palio,
historia remota opalescente,
inmarcesible, desastrado.

Por las noches

se dan cita
en las páginas 

de provectos diccionarios

que antes pródigos, altivos,
ahora caminan soturnos
al anaquel de lo inservible.

Abalorios moribundos

en el talud del tiempo;

afónicas y agónicas

pedrerías para nadie.

Barrer

Amo los actos más simples:

en la mañana, 

barrer, 

barrer la calle,

el patio.

El ruido de las hojas 

me conecta con la tierra

y con el tiempo

(estas hojas son de ayer,

y cuando las dejo varios días

ahí se forma un bosque).

Barro,

y cada pensamiento innecesario

se queda atrás.

  Desaparecen

la ciudad, sus ruidos.

Vuelan las hojas, bailan,

alegres en el ritmo de mis brazos.

Mi escoba 

me regala el placer

de mirar sin despojos ya

calle, patio y mente,

listos para recibir

las hojas que caerán hoy

y barreré mañana.

Lo pequeño

Son cosas pequeñas

las que deciden la deriva de los mundos.

Gota a gota se acumulan

y elevan o aniquilan los paisajes.

Un giro en dirección equivocada

deshace un planeta,

animal que vive

de leves costumbres

y que por su ausencia muere.

Me rodean,

incesantes,

presagios donde el sol

nunca se pone

en un desierto de huesos calcinados.

*Estos poemas (menos “La alegría”) pertenecen al libro Lunática / Moonstroke, que aparecerá próximamente, en traducción de Arthur Gatti y Roberto Mendoza Ayala, en la editorial Dark Light Publishing, New York/México.

Tomado de https://morfemacero.com/