Cuando la poesía es ‘cool’ y los poetas se convierten en ‘influencers’

En cinco años los lectores de poesía se han doblado en Estados Unidos. Una generación de jóvenes afroamericanos, hispanos y de raíces indias está revolucionando la poesía en Instagram : Rupi Kaur, Amanda Gorman, R. M. Drake, s. h. Sin, Atticus... Leer#Sonora...

Que la poesía haya entrado en la Super Bowl por primera vez no es algo casual. Que el recital de la jovencísima Amanda Gorman fuera tan comentado como las actuaciones de Miley Cyrus o The Weeknd es sintomático del boom poético que vive Estados Unidos. Y no es por el Nobel a la poeta Louise Glück, no. La poesía se ha puesto de moda gracias a Instagram y a una nueva generación de poetas políticamente comprometidos, activistas, feministas, combativos y con piel de todos los colores.

La poesía ya no

es un género minoritario: en apenas cinco años

dobló su número de lectores

pasando del 6% en 2012 a un 11% en 2017 (lo que supone 28 millones de estadounidenses), según un macroestudio del National Endowment for the Arts. Sin cifras actualizadas que apuntalen esta tendencia, basta ver

los 4,2 millones de seguidores de Rupi Kaur

, un fenómeno de la lírica con más de diez millones de libros vendidos y del que Seix Barral acaba de editar

todo lo que necesito está ya en mí.

Aunque Amanda Gorman acapara ahora el foco mediático por su minuto de oro en la Super Bowl,

su intervención en la investidura de Joe Biden

, la reciente portada de la revista Time y sus crecientes 3,6 millones de seguidores, la auténtica capitana es Kaur. Su figura sintetiza los valores (y las formas) de una nueva generación de poetas que ha hecho de la diversidad racial y el feminismo su bandera.

Rupi Kaur nació en Panjab (India) y a los cuatro años emigró a Canadá, donde vivía su padre como refugiado. Ya en el instituto empezó a colgar en Tumblr sus primeros poemas. Después vino Instagram. Y a los 21 años autopublicó

milk and sugar.

Con sólo tres poemarios, Kaur ya ha dado la vuelta al mundo y ha sido traducida a más de 40 lenguas. ¿Su secreto? Empezó escribiendo sobre

temas aparentemente no poéticos, como los abusos sexuales, la violencia contra las mujeres

, la depresión y la ansiedad. Su prosa es sencilla y directa, sin artificios (un estilo que suelen compartir la mayoría de

instapoets

). Su sello personal

: siempre escribe en minúsculas

y sólo usa el punto como signo de puntuación, «una manifestación visual y una oda de mi identidad como mujer de la diáspora punjabi sikh», reivindica. Porque en la escritura Gurmukhi no se usan mayúsculas. «Disfruto de esta simplicidad. Es simétrico y sencillo. Es una representación visual de lo que quiero ver más en el mundo: igualdad», asegura.

Uno de los poemas que Rumi Kaur comparte en su Instagram.

El fenómeno Kaur se lleva en la piel. Sus versos suelen ir acompañados de sencillos dibujos y muchas veces acaban transformados en tatuajes. Lo mismo sucede con la poesía de

r. h. Sin (o Reuben Holmes

de nombre real), con más de dos millones de seguidores en Instagram. De raíces afroamericanas, r. h. Sin es un poeta declaradamente feminista que despuntó en 2015 con el poemario

whiskey words & a shovel

(sí, también: sólo usa minúsculas y el punto). Aunque sus libros no han llegado a España, r. h. Sin es un

best seller

en Estados Unidos y, como Kaur, diseña merchandising con su obra, sobre todo camisetas y la ya célebre gorra con el lema

make poetry great again

en plena era Trump.

A

R. M. Drake (Robert Macias)

la

instafama

le vino en 2015, después de su debut,

Beautiful Chaos

, y cuando estrellas como

Khloe Kardashian, Kylie Jenner, Nicki Minaj o Ludacris

empezaron a compartir sus poemas. Al principio, Drake usaba una máquina de escribir de 1940 (una Royal) sobre papel artesanal para después fotografiar sus versos y subirlos a Instagram. Ya tiene 2,3 millones de seguidores y varios libros publicados, el particular

american dream

de este hijo de inmigrantes colombianos que se establecieron en Miami. Más de una vez Drake ha confesado que no tuvo una infancia fácil y que sufrió bullying en el instituto.

La poesía también tiene su propio Banksy:

se hace llamar Atticus y nunca se quita la máscara

de

V de Vendetta.

A este joven canadiense con más de 1,5 millones de seguidores ya le llaman el

Poeta de la máscara

, que usa en recitales, presentaciones y festivales, a menudo con una sudadera con capucha. Su anonimato se ha convertido en un reclamo, en un gesto de rebeldía. Aunque se cubre el rostro sí ha lucido pectoral y abdominales más de una vez con una frase escrita sobre el torso. Atticus ha llevado el

merchandising

aún más lejos que sus

instacolegas

; además de ropa, accesorios y bisutería ha creado su propio vino. En una colaboración con las bodegas californianas Winc, ha diseñado la botella de Lost Poet con poemas en la etiqueta.

Wine is poetry, write yours

, escribe Atticus, que ya ha hecho un curso introductorio para ser

sommelier

.

Lost Poet, el vino de Atticus en colaboración con Winc.

Aún más hermética que Atticus (de quien ya corre un rumor sobre su identidad) es

Nayyirah Waheed

. Ni una sola foto suya: es el antiInstagram. Con más de 600.000 seguidores, sólo publica versos y reivindica el legado de poetas afroamericanas olvidadas como Sonia Sanchez.

Poesía en sudaderas H&M

Las marcas no son ajenas al fenómeno poético ni a su filón comercial. H&M ha fichado a la modelo y escritora

Yrsa Daley-Ward

para diseñar una colección de prendas con frases inspiradoras que enfatizan «el amor hacia uno mismo». Daley-Ward sólo ha escrito dos libros,

Bone

(2014) y

The Terrible

(sus memorias, en 2018, le valieron el premio PEN), pero le han bastado para que

Beyoncé

se fijara en ella y la llamara para participar en el guion de su película

Black is King

(2020), donde subvertía los estereotipos afroamericanos. Hija de madre jamaicana y padre nigeriano, Daley-Ward se crió en una ciudad industrial a las afueras de Manchester. A sus 20 trabajó de modelo para poder pagarse el alquiler en Londres. Se marchó a Sudáfrica en busca de mejores oportunidades: «Lo que me atrajo es que las modelos se parecían a mí y había mucha más diversidad», cuenta en sus memorias.

Yrsa Daley-Ward con su sudadera poética para H&M.

Gucci también apostó por la poeta Cleo Wade

en su campaña Chime for change para fomentar las iniciativas en favor de las niñas y mujeres de todo el planeta. Wade se define como poeta y activista. Su última causa: denunciar los crímenes crecientes contra la comunidad asiática en Estados Unidos (#stopasianhate). Aunque hay más: es miembro de la Womens Prison Association, el Lower East Side Girls Club (LESGC) o el National Black Theatre, entre otros. Hija de madre blanca y padre negro, Cleo Wade creció en el Barrio Francés de Nueva Orleans. Desde 2018 ha publicado tres poemarios, ninguno con traducción en España.

El poemario que sí ha llegado a nuestro país es

Brasas salvajes

(Sonámbulos) de

Nikkita Gill

, un poderoso alegato sobre la feminidad. Con más de 610.000 seguidores, Gill creció en Nueva Dehli, aunque vive en Reino Unido.

Desde las latitudes más lejanas escribe

Lang Leav.

Que esté en Nueva Zelanda no impide que supere los 550.000 seguidores. Leav

nació en un campo de refugiados

mientras sus padres huían del régimen de los Jemeres Rojos de Camboya. Consiguieron llegar a Australia. Y ya es una de las escritoras de las antípodas con mayor proyección.

¿Y qué sucede en España?

Elvira Sastre

es la digna encarnación del fenómeno Kaur a nivel nacional (ella misma la ha traducido). Pero ni las cifras ni el fenómeno son comparables. Todavía. Según el Barómetro de Hábitos de Lectura 2020, el 1,3% de los lectores (esto es un 64% de la población mayor de 14 años) señaló que el último libro que había leído era de poesía.

Para seguir leyendo gratis



Conforme a los criterios deThe Trust Project

Saber más

#Sonora #Expresion-Sonora.com Tomado de http://estaticos.elmundo.es/elmundo/rss/cultura