Cazzu, como Shakira, capitaliza la injusticia

Cazzu, como Shakira, capitaliza la injusticia

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¡Feliz lunes a mis Fama Lovers! Bienvenidos al Fama-Sutra.

Aquí somos libres de humo, no nos reservamos el derecho de admisión y analizamos a todos los famosos en todas las posiciones.

Hoy quiero hablar de Cazzu, y como saben que aquí no somos biógrafos, no esperen que me desviva hablando de que ella ya era famosa en su natal Argentina, que empezó desde abajo y bla, bla, bla. Yo trataré de abordar a esta controversial artista desde su faceta más intrigante: la de escritora.

La noticia de la semana sin duda fue su desafortunada promoción. La ex de Nodal no vino a hablar de música, sino de su libro y, por ende, no fuimos congregados todos los medios mal llamados “del corazón”. Esa tarde, yo aseguraba en De primera mano que no, Cazzu jamás nos haría tal desplante, ¿cómo creen? Saliendo del programa, y antes de ir por leche, huevos y un pliego de cartulina azul (para armarles unos carritos a los niños), pasé a comprar el libro, mismo que anduve paseando por cuatro días sin apenas hojear.

Fue hasta hoy en la mañana que, ante mi queja de no haberlo leído para comentárselo a ustedes, mi esposo me dijo: “Pregúntale a la IA”. Y, la neta, eso hice. Pero la sinopsis me sonó tan familiar que les apuesto unos churros con chocolate a que mis colegas copiaron y pegaron. O sea, yo ya había leído eso.

El Fama-Sutra será lo que quieran, pero jamás sucumbirá al acordeón tecnológico; ustedes, mis Fama Lovers, no lo merecen.

Me dejé de tontadas y empecé a leer el libro. Ya siendo pasadas las 9 de la noche, les puedo dar una opinión.

Creo que Cazzu es una torre con muchas ventanitas, y cada ladrillo que la erige es una vivencia. No me fui con la finta del ChatGPT, y qué bueno, porque neta que el criterio particular, por más común que parezca, no puede replicarse.

Aunque se dice que Perreo, una revolución lo empezó en 2021, la verdad es que sí hace alusión a su reciente situación “polémica”. Nunca menciona a Nodal, pero en las páginas 65 y 66 Cazzu recuerda cómo compartir escenario con Bad
Bunny
en Argentina, gracias al tema Loca, la situó en el mapa a nivel internacional, aunque dice que ella tenía mucho que dar.

Señaló que años después, cuando “la masa” la conoció por situaciones personales que tenían que ver con un hombre (¡Nodal, Nodal, clarines que hablaba de Nodal!), fue el escándalo lo que le dio reflectores, pero su arte lo que le sumó público.

Cazzu muestra su indiferencia a la frase de “la conocimos por él” que muchos comunicadores expresan. Ante eso, la trapera da una vuelta de tuerca, asegurando que ella aprovecha el reflector para mostrar su arte. En esta frase, creo que podría explicarse su actitud frente a la controversia:

“Cuando una mujer capitaliza sus desgracias, compone un acto de justicia”.

Al leer esto, casi brinco de emoción. Yo, seguidora ferviente de Shakira, reconozco cómo aúlla cada palabra llamando a la manada de las lobas. ¡Claro que las mujeres ya no lloran, ahora componen tiraderas, y la hacen de tos y escriben libros, facturan pues!

De Nodal, lamento informarles, nanais; Cazzu no vuelve a tocar el tema. Los que andábamos de chismosos queriendo leer el “huevo y quién lo puso” sobre su ardiente romance y luego la terrible separación con el padre de Inti, pues pagamos en vano 249 pesitos.

Pero si querían conocer mejor a esa mujer de tatuajes salvajes, brazos maternales, letras potentes, vestuario negligé, templanza señorial y bandera feminista, créanme, no les dolerá el codo.

En total, son 189 páginas en las que Cazzu habla de sus inicios, de por qué piensa que el reguetón no es tan machista y explica cómo fue que ella misma entendió su causa dentro de un género que (yo lo sigo creyendo) cosifica a mi género.

Cazzu expone que las mujeres que se describen en muchas rolitas nos dibujan deseosas, en libertad de pedir y elegir cómo y de qué forma preferimos disfrutar de encuentros sexuales sin compromiso, sin falsa sumisión, sin prejuicio. (Ah jijo, ya hablé en cuarta persona). Sí, está raro un libro que hable de perreo. Es como una poesía sobre el tentón de Lalo Mora, o una oda a un eructo, o un vals sobre los memes del dedo del policía y la compañerita de patrulla. Pero, al fin, ya existía la rola esa del Reguetón lento y yo terminé por normalizar la idea:

“La noche está para un reguetón lento, de esos que no se bailan hace tiempo”.

Como comerse un helado tibio… en fin. Si me preguntan de qué team soy, diré “el voto es secreto”. No, eso no. Bueno, diré “soy periodista, debo ser neutral”. No, para qué finjo. Mejor les diré la neta: en este escándalo de tres hay una crédula, una resiliente, un patán y una inocente.

Y ésta, que es reportera, mamá, esposa y juzgona, abraza a la que anda criando, ya que la verdad siempre se asoma tarde o temprano.

Nos leemos el lunes, deseando que la vida les rinda como el mes de mayo a Nodal, y recuerden: ¡todos somos una celebridad, aunque sea en la colonia!

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