Su nuevo libro, ‘Nunca fuimos más felices’, traza un camino que va del fútbol a lo íntimo. Una carta de amor a su hijo futbolista entre el diario, el ensayo y el relato
El hijo del poeta Carlos Marzal (Valencia, 1961) se llama Carlos Navarro. Tiene 15 años y juega de medio centro en el CD Castellón Juvenil. Padre e hijo comparten pasión por el fútbol. En el caso de Marzal es, además, un entusiasmo abnegado. «Cuando uno es padre de futbolista te conviertes un poco en todo: chófer, utillero, psicólogo, periodista deportivo, agente FIFA, masajista… Así que era consciente desde hace tiempo de que acabaría escribiendo de todo esto. Es lo que hacemos los escritores: hablar de lo que nos interesa. Todo lo que genera el corazón humano es lo que me mueve a pensar y a escribir. Y de ahí este libro», dice.
Un espléndido artefacto literario que se mueve en un territorio mestizo. Es diario, es biografía, es un libro que aloja otros libros, es ensayo, es un canto eufórico, es un tratado de entusiasmo y también una minuta de ausencias, de momentos malogrados, de amigos que no están. Nunca fuimos más felices (Tusquets) tiene mucho de carta de amor al hijo y de emocionante atlas de escritor que habla del fútbol como se habla de las cosas fuertes de la vida: con inteligencia, con desnudez, con convicción.
Dividido en cuatro tiempos –Calentamiento, Primera parte, Segunda parte y Prórroga-, Marzal no se queda en la erudición del entendido o en la previsibilidad del comentarista. La suya es una escritura de profundidad que va de la inteligencia a la celebración. De la anécdota al pensamiento concreto. «El fútbol es un tema como otro cualquiera. No creo que hayas temas superiores a otros. Lo que hay es talento del escritor para hurgar en el corazón humano y extraer de ahí lo importante», explica el autor.
Marzal es un valencianista convencido, con trazas de madridista. En este libro hay una exposición íntima mayor que en cualquiera de sus libros anteriores (poemas, novela, cuentos…). Aquí abre a claridades también algunas zonas oscuras: «No hay que tener demasiado miedo a exponerse dentro de un orden. Temo más el énfasis y el patetismo sentimental que a la confesión impudorosa en general. En eso creo que la experiencia de la poesía es de gran ayuda». Después de 12 años de silencio poético tiene también un libro de poemas armado. Lo titulará Euforia. Claro está. Es Carlos Marzal.
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#ExpresionSonoraNoticias Tomado de http://estaticos.elmundo.es/elmundo/rss/cultura
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