<!–
–>
Las calaveras son, sin duda alguna, el símbolo por antonomasia del Día de Muertos y más recientemente, de nuestra propia cultura a nivel global. En el imaginario colectivo de lo que es México, la figurita de las calacas en papel maché o de azúcar aparecen casi de forma inmediata. Gracias a ese interés y a la popularidad de la figura, su presencia se ha extendido a todo tipo de artesanías tradicionales. Allí, las calaveritas de barro pintadas se han transformado en una de las piezas más valoradas y más cotidianas en nuestra vida diaria.
Antecedentes
Los antiguos pueblos prehispánicos realizaron diversos trabajos en barro o piedra tallada. A lo largo de su historia, en Mesoamérica proliferaron efigies de cráneos, relacionados con deidades de la muerte, sus respectivos cultos y rituales. Mictlantecuhtli es la divinidad del inframundo más conocida en la actualidad. A su vez, otros elementos plásticos de la religiosidad alrededor de la muerte y el sacrificio tuvieron en los cráneos su símbolo predilecto. El mejor ejemplo de ello es el tzompantli, el «muro de cráneos» de los pueblos nahuas, entre ellos los mexicas.
Ya durante el periodo virreinal, la presencia de esqueletos y cráneos tuvo fuerza sobre todo en el arte sacro de la época. El mundo del cristianismo católico plasmó en la pintura y la escultura funeraria figuras alegóricas que aludían a lo efímero de la vida. El memento mori es el mejor ejemplo de ello.
Origen de las calaveritas de barro pintadas
No sería hasta la Revolución Mexicana y el surgimiento del muralismo en el siglo XX, que las calaveras y los cráneos se incorporaron de lleno a la celebración popular del Día de Muertos. Se adoptó a la Catrina y las «calacas» de José Guadalupe Posada como símbolos de lo mexicano y de la celebración del 2 de noviembre. Es así que aparecieron dulces tradicionales con formas de cráneos, así como artesanías que emulaban calaveras, por ejemplo las calacas de papel maché.
¡Descubre el México Auténtico a través de nuestro podcast!
En estados como Oaxaca y Tlaxcala se empezaron a hacer calaveritas de barro durante el primer tercio del siglo XX. Aunque en un inicio aparecieron como pequeñas efigies de alfarería sin decoración, con el pasar del tiempo se acostumbró pintarlas y lacarlas en vivos colores. Su popularidad aumentó mucho a inicios del siglo XXI por el turismo internacional, lo que hizo que su producción se extendiera más allá del Día de Muertos.
Las calaveritas de barro pintadas, un símbolo de las artes populares en México
Actualmente, las calaveritas de barro pintadas ya no son un elemento exclusivo del Día de Muertos. Como comentamos, su enorme popularidad hizo que los talleres artesanales de Oaxaca, Tlaxcala y otras entidades del país, las produjeran a lo largo de todo el año. Esto ha provocado que se vuelvan piezas imprescindibles de las artes populares de México.
Pintadas con vibrantes colores y decoraciones de motivos florales, alitas, destellos y demás, estas calaveritas son un símbolo de nuestra cultura. La forma jovial con la que nuestra sociedad convive con la muerte, la memoria y sus antepasados, tiene en estas piezas una expresión clara de ello. En las casas son decoraciones de espacios de convivencia, como la sala o el comedor. Mercados artesanales especializados como el de La Ciudadela de la Ciudad de México o el 20 de Noviembre en Oaxaca son los mejores lugares para adquirirlas.
<!–
¿Te interesa el mundo del emprendimiento?
Conoce Emprendedor.com el medio lider en contenido de Ideas de Negocio, Startups, Finanzas, Noticias para emprendedores, Franquicias, Marketing, Inspiración, síguenos y proyecta lo que eres.
¿Quieres ser un emprendedor o emprendedora?
Conoce Emprendedor.com el mejor contenido de Ideas de Negocio, Startups, Franquicias, e Inspiración, síguenos y proyecta lo que eres.
–>
Tomado de https://www.mexicodesconocido.com.mx/
Más historias
Mixteca Oaxaqueña: la violencia acecha, el Estado falla
Lluvia deja al descubierto la crisis en hospital del IMSS
Cuando el son jarocho estuvo a punto de desaparecer