Por Fernanda Huizar
En este espacio plantearemos una reflexión en torno al que consideramos el disco más relevante de la semana. En esta entrega: Romance de Fontaines D.C
El deseo es esa entidad oscura e insaciable que vive en cada esquina de la convivencia humana. Acecha y vigila sin descanso, cuidando cada detalle, como un asesino serial planeando su siguiente ataque. Como un muralista tomándose el tiempo necesario para unir elementos que hagan su pieza de arte más genuina y delicada pero que, al mismo tiempo, genere euforia y vitalidad a los ojos de cualquiera.
Alimentar el deseo requiere orquestar detalles finos, sensaciones, sonidos y momentos para que esto dé como resultado experimentar éxtasis y satisfacción, pero nadie dice que para lograr esto, hay que hacer todo con delicadeza, malicia y talento.
Esta complejidad y profundidad del deseo también se reflejan en el cuarto álbum de estudio de la banda irlandesa Fontaines D.C., titulado Romance.
Al explorar cada una de las canciones, nos sumergimos en una producción excepcional. Este álbum fue pre producido en el famoso estudio La Frette, en Francia, un lugar que ha dado vida a algunos de los discos más icónicos de artistas como Nick Cave, Parcels, LCD Soundsystem e incluso The Cure.
La magia detrás de la producción y mezcla proviene del británico James Ford, reconocido por traer al imaginario musical producciones como Everything You’ve Come to Expect de The Last Shadow Puppets y Spirit de Depeche Mode. Se compone de 11 canciones, entre las cuales destacan Starburster, In The Modern World y Favourite, lanzadas previamente como sencillos.
Con cuatro álbumes bajo el brazo, Fontaines D.C. no se consideran una banda consolidada en la escena internacional. Implica un trabajo minucioso y detallado crear un álbum tan diferente y propositivo teniendo estas ideas detrás, y los irlandeses lo han logrado. Su disco recorre melodías nostálgicas que evocan a The Cure cuando escuchamos Favourite.
Además, nos sumerge en un escenario lúgubre digno del rock gótico o post-rock cuando suena Desire o Romance. Sorprendentemente, también encontramos una mezcla de hip-hop y drill en el ritmo de Sundowner, que, dicen los que saben, podría incluso asemejarse en algún momento a Nirvana. Por último, In The Modern World nos regala una balada con misticismo y profundidad digna de los 2000, recordándonos al aclamado Born To Die de Lana del Rey.
El gran trabajo lírico de Grian Chatten merece una mención especial. Por encima podríamos decir que este álbum es una perspectiva pasional de nuestro paso por este mundo, de la cotidianidad, de la crueldad, del miedo o hasta quizá de las relaciones humanas, de lo complejas que son muchas veces, pero también de cómo el deseo nos moldea para bien y para mal. Una mirada llena de nostalgia pero con los pies en el presente, criticando el dolor y viviéndolo al mismo tiempo.
Y aunque la pasión y la intensidad nos hagan querer alimentar esa entidad insaciable todo el tiempo, este disco nos ayuda a visualizar, a través de un trabajo delicado y comprometido, que al dejarnos llevar por el fuego de la emoción, podemos transformarnos en la misma criatura que nos incomoda y envuelve de miedo.
Estamos viendo un ejercicio musical maduro, pensado y que, de la manera más transparente y real, nos da un vistazo totalmente abierto de lo que pasa en el proceso creativo de la banda. No hay nada más emocionante que una agrupación que se reta de manera interna y con procesos diferentes para crear piezas que a ellos les gusten y que, por ende, emocionen al público con su salida al mercado.
Aquí es donde la pasión se vuelve una idea redonda, la pasión y la entrega son elementos muy valiosos para crear piezas tan versátiles, que suenen diferente en cada track pero sin perder la esencia central que caracteriza su trabajo.
En la parte visual y de identidad podemos encontrar un universo cinematográfico, teatral y visceral, referencias al cine de Stanley Kubrick, un outsider y asesino actuado por Ewan Mitchell de House of Dragon e incluso un desfigurado fan de los títeres interpretado por el propio Grian, bailando y gritando su libertad vestido de pies a cabeza en látex y máscaras dignas de un fan del bondage y BDSM.
Estos son solo algunos elementos que nutren una atmósfera de caos, incomodidad y diversión que busca transmitir esta producción, reírse de ti mientras te incomoda con su belleza. Fontaines D.C., apasionados e intensos por mostrarle al mundo una propuesta fresca del post-punk revival en este 2024.
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Tomado de https://warp.la/
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