A partir del año pasado, cada 3 de noviembre, será la fecha en que diversos especialistas y entusiastas de la naturaleza de todo el mundo se reúnan para celebrar el Día Internacional de las Reservas de Biosfera.
Este día sirve para recordar el papel crucial que desempeñan las reservas de la biosfera en la salvaguarda de la biodiversidad de nuestro planeta y en la promoción del desarrollo sostenible.
En 1971, a través del programa “Sobre el Hombre y la Biosfera” creado por la Unesco, se contabilizaron 714 zonas que reunían las características para ser definidas como reservas de la biosfera; estos sitos tienen la singularidad de ser áreas determinadas de tierra, agua y, en ocasiones, ecosistemas costeros, reconocidas por un organismo nacional o internacional por su importancia ecológica única y su potencial para demostrar una relación equilibrada entre los seres humanos y el medio ambiente.
Una de las características únicas de las reservas de la biosfera es su énfasis en el desarrollo sostenible; estas zonas no están concebidas como espacios naturales incorruptos, sino como paisajes dinámicos en los que tanto seres humanos como naturaleza coexisten en armonía.
De ahí que a las comunidades locales de las reservas de la biosfera se les incentiva a desarrollar y aplicar prácticas sostenibles que beneficien tanto a sus medios de subsistencia como al medio ambiente tales como el ecoturismo, agricultura sostenible y gestión responsable de los recursos.
Las reservas de la biosfera son tesoros naturales que albergan un esbozo amplio y rico de especies de flora y fauna, de las cuales la gran mayoría no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra.
La conservación de estos diversos hábitats no sólo protege la diversidad de la vida, sino que también garantiza la resistencia de los ecosistemas frente a retos medioambientales como el cambio climático, la pérdida de hábitats y la contaminación.
De acuerdo a una publicación del año pasado de Paül y colaboradores, en el mundo, España es la nación que cuenta con la mayor cantidad de reservas de biosfera (contabilizando 53), seguida de Rusia (49) y en tercera posición México (42). México alberga una gran diversidad de ecosistemas, desde selvas tropicales hasta áridos desiertos, y cuenta con una rica biodiversidad de importancia mundial.
Entre las reservas de la biosfera más destacadas de México se tiene Montes Azules (Chiapas), Sian Ka’an (Quintana Roo) (considerada también Patrimonio Mundial por la Unesco), El Vizcaíno (Baja California Sur), La Michilía y Mapimí (Durango), las Islas del Golfo de California, Tuxtlas (Veracruz) y el Pinacate y Gran Desierto de Altar (Sonora) (también considerada como Patrimonio Mundial por la Unesco).
En el caso particular de la reserva de la biosfera del Pinacate y Gran Desierto de Altar, es el claro testimonio de la belleza perdurable y la riqueza ecológica del desierto; sus paisajes escarpados y sus maravillas geológicas nos recuerdan el antiguo pasado de la Tierra, mientras que su diversa flora y fauna ejemplifican la resistencia de la vida incluso en los entornos más adversos. Aunque las reservas de la biosfera han logrado importantes éxitos en la conservación de la biodiversidad y la promoción de prácticas sostenibles, no están exentas de desafíos.
El cambio climático, la destrucción del hábitat y la contaminación siguen amenazando estas zonas vitales.
Es imperativo que se redoblen esfuerzos para proteger y ampliar la red de reservas de la biosfera en todo el mundo. Las reservas de biosfera trascienden las fronteras políticas y sirven de espacios compartidos para que los países colaboren en cuestiones medioambientales promoviendo el diálogo, el intercambio de conocimientos y la aplicación de las mejores prácticas en materia de conservación y desarrollo sostenible.
Buen fin de semana.
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