Andrea, de 30 años, lleva más de un tercio de su vida a salto de mata, ente las calles y los vagones del metro de Ciudad de México. Ella y su hijo en brazos, de dos años, se guarecen de un sol inclemente en un paso a desnivel de la glorieta Insurgentes. A su lado, un bote de plástico volteado hace las veces de marquesina y local para exhibir la mercancía que a diario ofrece como vendedora ambulante: ¡Camotes, alegrías, palanquetas, cocadas y tamarindos!, pregona con el rostro perlado de sudor. En una buena jornada de ocho horas gana unos 300 pesos, en un mal día solo la mitad. Aun así, afirma, es la única opción que ella y su esposo encontraron para ganar algo de dinero y poder cuidar a su bebé y a su hija de 10 años.
Vive en Ixtapaluca (Estado de México) y diariamente recorre junto con sus hijos y su mercancía más de dos horas de camino para llegar a la concurrida glorieta de Insurgentes. Gana menos de 7.500 pesos al mes, menos de un salario mínimo mensual y tampoco recibe ninguno de los apoyos del Gobierno, pese a un puñado de intentos fallidos. “No recibo ningún apoyo. Me inscribí en el de madres del Estado de México, metí a mi hija a la beca de la primaria, pero tampoco ella salió. Yo creo que sí han erradicado la pobreza en los pueblos, pero a nosotros no nos ha tocado”, lamenta.
Para ella aún no es una realidad el eslogan que ha acompañado al presidente Andrés Manuel López Obrador durante más de dos décadas y que ha sido insignia de este Gobierno: “Por el bien de todos, primero los pobres”. Sin embargo, las cifras dan cuenta de una mejora en este renglón: de 2018 a 2022 más de cinco millones de mexicanos salieron de la condición de pobreza, de acuerdo con el informe más reciente del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Las cifras de personas en situación de pobreza siguen siendo alta —46,8 millones de mexicanos, el 36,3% de la población total— pero ha mejorado. Por Estados, Chiapas fue la entidad más pobre del país con casi 70% de sus habitantes en esta condición, seguido de Guerrero (60,4%), Oaxaca (58,4), seguido por Puebla con el 54%.
Aunque en cifras absolutas este Gobierno puede presumir la disminución más importante de la pobreza en los últimos 22 años, al interior aún persisten asignaturas pendientes por resolver. La pobreza extrema de 2018 a 2022 tuvo un leve repunte de 400.000 personas, al pasar de 8,7 millones a 9.1 millones, esto supone en porcentaje a un alza del 7 a 7,1%. Y en el desglose de los servicios que más escasean entre las personas con menos ingresos, el Coneval advirtió que de 2018 a 2022 se detonó la falta de acceso a servicios de salud y el rezago educativo en México.
Viri Ríos, investigadora y experta en políticas públicas, explica que los últimos 10 años, antes de 2018, en México no se había logrado sacar a prácticamente nadie de la pobreza. México era un país que se había acostumbrado a tener cierto nivel de pobreza. “En el país tenemos una medición que es multidimensional, eso quiere decir que no solo es una medida de ingreso, sino también de acceso a servicios como educación, salud, alimentación. “López Obrador cometió un grave error al eliminar el Seguro Popular sin antes haber creado una institución funcional o tener una forma de resolver el problema de acceso a la salud de México”, sostiene la economista. “Eso hizo que, a la par que se redujo la pobreza, también se aumentó la carencia en servicios de salud. Aun con eso, se logra reducir la pobreza y eso es una cuestión histórica. Para mí es evidencia de que los gobiernos anteriores no tenían intención real de reducir la pobreza y de mejorar los salarios de las personas, porque por décadas nos habían dicho que era imposible subir el salario mínimo, que se generaron una gran inflacionaria y muestra que eso es falso”.
A pesar de las transferencias directas a las personas se elevaron durante este sexenio, Ríos refiere que más del 70% de la reducción en la pobreza se explica por las mejoras en los ingresos laborales, donde el pilar ha sido el alza consecutiva de más del 20% en el salario mínimo durante este sexenio. Durante esta Administración, el salario mínimo en México se ha incrementado un 18,2% al pasar de 88,15 pesos en 2018 a 248.93 pesos para el próximo año. Así, un trabajador que reunía con esta paga mínima de 2.644 pesos al mes a partir del 2024 percibirá 7.467 pesos mensuales y si vive en la frontera norte, este sueldo se elevará por encima de los 11.200 pesos en 2024.
“A los más pobres no les fue bien”
Aunque este Gobierno ha incrementado año con año el presupuesto para los programas sociales como las Pensiones del Bienestar o las becas estudiantes, estas transferencias sociales no han podido menguar el nivel de pobreza extrema en el país. Este Gobierno arrancó con un porcentaje del 7% de la población en esta condición y cerró en 2022 en 7,1%, es decir, pasó de 8,7 millones a 9,1 millones de mexicanos.
Roberto Vélez, director del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), reconoce como un logro la reducción de pobreza en general, no obstante, indica que las personas que salieron de la pobreza no fueron los que estaban al fondo de la tabla, de hecho, en este último escalón la cifra se elevó en 400.000 personas. “Siempre hay que celebrar el hecho de que se reduzca la pobreza. Ahora, si nos concentramos en la composición de la reducción de esa pobreza, ahí surge un primer punto que tiene que ver con la población en situación de pobreza extrema que, prácticamente, no se movió en términos porcentuales. No fuimos capaces de reducir la población en condición de pobreza extrema”, zanja.
El analista reconoce que la reducción de la pobreza fue sustentada, en gran medida, por las mejoras en el salario mínimo de los últimos años. No obstante, cuestiona si estos incrementos podrán ser sostenibles durante el siguiente sexenio o solo será parte de una coyuntura. “Una medida de éxito para la política pública es cuánta población sacas de la condición de pobreza, pero, también y muy importante, es cuánta de esa población que logra sacar de la pobreza no vuelve a caer en ella”, asevera.
Gonzalo Hernández Licona, exdirector del Coneval, refiere que tras el batacazo económico de la pandemia en donde casi 56 millones de mexicanos se declararon en situación de pobreza, a partir del 2020 se registró una recuperación en la actividad del empleo y eso explica en buena parte la reducción de la pobreza entre 2018 y 2022. Aunque buena parte del empleo que se recuperó fue empleo informal. “Lo que también es cierto, es que de los 5,1 millones de personas que salieron en pobreza prácticamente todas estuvieron a la mitad de la distribución del ingreso, es decir, y seguramente es población que se benefició con el salario mínimo, seguramente se benefició con el apoyo de adultos mayores, de algún empleo no formal, entonces ahí fue el grueso y por eso vale la pena ver lo que le pasó a toda la población porque al segmento más pobre le fue peor, la pobreza extrema aumentó en 400.000 personas, a los más pobres no les fue bien”, comenta.
Existen varias razones detrás de la aritmética. Hernández Licona abunda en que el salario mínimo fue benéfico, principalmente, para los empleados formales, pero si el salario mínimo no lo recibe el campesino, el que tiene un negocio por cuenta propia ni el que es empleado informal, entonces el efecto del salario mínimo es muy lejano. Además, señala, en este Gobierno los programas sociales dejaron de ser tan focalizados como hace seis años. En su análisis, ahora los programas llegan a más personas, pero no necesariamente a los que menos tienen.
Al igual que el resto de los especialistas, el exdirector de la Coneval señala que en este sexenio uno de los renglones donde México reprobó fue en el acceso a los servicios de salud. Las cifras del organismo oficial dan sustento a este foco rojo. Si en 2018, 20,1 millones de mexicanos reportaron carencia en sanidad, esta cifra se elevó a 50,4 millones en 2022, un alza de más de 150% en cuatro años. Al rezago en salud también habrá que sumarle un retroceso en el acceso a educción. Los datos del Coneval revelan que al inicio de este Gobierno, en 2018, unas 23,5 millones de personas tenían rezago educativo y para 2022, la cifra se elevó a 25,1 millones.
“Se desapareció el Seguro Popular donde la gente tenía claridad de lo que recibía y a qué tenía derecho y se cambió por un Insabi que nadie supo de qué se trataba ni siquiera el Gobierno y eso implicó un incremento de 30 millones de población sin acceso básico y de los 30 millones, 7,8% millones fueron dentro del estrato más pobre y en educación pasó lo mismo, entre 2018 y 2022 se aumentó en 1,53 millones el número de niños que no fueron a la escuela y prácticamente todos ellos fueron de menores ingresos”, apunta Hernández Licona.
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Tomado de https:/elpais.com/section/mexico/portada
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