Las catedrales más antiguas de América se encuentran en Hopewell: un yacimiento arqueológico en Ohio que construyeron las naciones originarias hace 2,000 años. A primera vista, el yacimiento de Hopewell, en Ohio, podría parecer una formación natural en un bosque más...
Las catedrales más antiguas de América se encuentran en Hopewell: un yacimiento arqueológico en Ohio que construyeron las naciones originarias hace 2,000 años.
A primera vista, el yacimiento de Hopewell, en Ohio, podría parecer una formación natural en un bosque más al norte de Estados Unidos. Sobre una serie de montículos de tierra, se alzan árboles solitarios. Por debajo de esa densa mata de pasto, quedaron recubiertos amplios centros ceremoniales, erigidos por las comunidades originarias hacia el año 100 a.C.
Conocida como cultura hopewell, por nombre anglosajón que recibe el espacio en la actualidad, ésta fue una de las primeras civilizaciones de las que se tiene registro en Estados Unidos. Los espacios rituales que construyeron ahí son equiparables, de acuerdo con los arqueólogos del National Park Service (NPS), a catedrales monumentales.
Con el paso de los milenios, sin embargo, quedaron completamente cubiertas de pasto y maleza. Ésta es su historia.
Montículos ubicados en el yacimiento arqueológico de Hopewell / Getty Images
Por la distancia histórica que nos separa de los pobladores antiguos, se sabe muy poco sobre la cultura hopewell. Si bien se han recuperado amuletos, vasijas y piezas de cerámica en el yacimiento, los montículos de tierra han develado pocos secretos sobre la civilización que los erigió.
En total, según los registros del NPS, hay docenas de montículos de tierra, que encierran antiguos centros ceremoniales. Tenían una función similar a Stonehenge y otros yacimientos monumentales prehistóricos: ahí se llevaban a cabo festines, fiestas funerarias y «ritos de iniciación asociados con un movimiento religioso indio americano que se extendió por la mitad del continente durante casi 400 años«, documenta la institución.
Se sabe que los asentamientos humanos que se establecieron ahí domesticaron plantas y animales nativos. Por ello, la cultura se diseminó rápidamente por el norte del actual Estados Unidos. Esto propició que los espacios de culto, a su vez, también se extendieran por la región.
Mapa grabado en madera de Newark Earthworks, Ohio, Estados Unidos. Construido durante la cultura Hopewell. Facsímil de 1889 del mapa de 1862 en Prehistoric Man de Daniel Wilson. / Getty Images
Los montículos de tierra que hoy se ven en Hopewell fueron un espacio de comunión social. Así lo explica el arqueólogo Brad Lepper, curador del Ohio Historical Society:
«Estos espacios fueron lugares para ceremonias», explica Lepper en el portal oficial del yacimiento. «Fueron una especie de catedrales, templos: lugares donde la gente se reunía a adorar [fuerzas superiores].»
No sólo eso: ahí mismo, los pobladores conocían a sus próximas parejas, que les acompañarían por el resto de sus vidas. También fungía como espacio para enterarse de las noticias de todos los días. Por ello, apunta el arqueólogo Bret Ruby, se asume que «estos lugares se construyeron con la intención de construir una comunidad unida«.
El yacimiento de Hopewell es un testigo de cómo las manifestaciones artísticas están al servicio de la cultura. Más allá de ser un espacio de encuentro social, los templos que se construyeron ahí también tenían una ‘alta especialidad estética’, según los arqueólogos del parque. Aunque no se han encontrado restos de muros, los amuletos y artefactos de protección que se han encontrado al interior del sitio.
Representado figuras humanas alargadas —talladas sobre hueso y piedra—, arrojan luz sobre el amplio desarrollo artístico que se logró en la región hace más de 2 milenios. Muchos de los motivos eran meramente religiosos, como la Mano de Mica: un poderoso símbolo chamánico de los cultos en los bosques de Ohio. Especialmente en el este, donde se encuentran los montículos antiguos.
Mano de mica (circa 300 a.C. – 500 d.C.) encontrada en Hopewell. | Crédito: Werner Forman / Universal Images Group / Getty Images
Las estructuras cuentan con unaprecisión geométrica e ingenieril pocas veces vista en Estados Unidos. Además, cada espacio ceremonial estaba conectado a los demás con vastos corredores inmersos en el bosque. No sólo eso: el ala norte apunta al punto exacto en donde la luna se eleva por las noches. Con todo lo anterior, los arqueólogos del parque no se equivocan al comparar las estructuras del yacimiento con la complejidad de las catedrales europeas.
Así como lo hicieron las naciones originarias en Estados Unidos hace 2 mil años, hoy es posible caminar entre los montículos de Hopewell. Aunque las ‘catedrales’ ya no son visibles, hay guías que muestran las ubicaciones originales de los templos perdidos.
Más historias
¿Por qué nos creemos las mentiras?
¿Por qué nos creemos las mentiras?
Activistas y medios mexicanos exigen proteger flotilla humanitaria a Gaza