Alemania ha destacado durante este genocidio como uno de los principales países aliados de Israel, tanto con sus palabras, como con sus acciones. En su errática supuesta lucha contra el antisemitismo, en una huida hacia adelante de su pasado genocida nazi, el Estado y una parte de la sociedad alemana han aceptado la opresión y el exterminio del pueblo palestino y ahora el libanés como daño colateral.
Tras la Segunda Guerra Mundial, para justificar la existencia de Israel, Alemania parece no saber o no querer saber nada de la historia y presente de la región, especialmente de Palestina. Por no saber, no sabe ni cuanta población de origen palestino tiene, si son 10.000 u 80.000. Ya que fiel a los principios de una tierra sin gente para gente sin tierra, durante décadas a las y los migrantes palestinos se les ha considerado legalmente apátridas. Y por no querer saber, no parece querer saber nada del genocidio en Gaza, que políticos, periodistas y demasiadas personas en la calle niegan aún a día de hoy que esté pasando, ni de la ocupación en Cisjordania que constantemente blanquean, ni de la psicopática escalada de violencia contra Líbano que celebran y legitiman cómodamente desde sus sofás.
Y es que todas las guerras y atentados terroristas que ha llevado a cabo el Estado sionista desde su fundación son reformuladas en Alemania como actos necesarios de legítima defensa.
Palestina, su ocupación, el apartheid, la limpieza étnica, los incontables crímenes de guerra y contra la humanidad, y ahora el genocidio de manual es una realidad inconveniente para Alemania, que ha hecho del estado colonialista de Israel su razón de estado.
En teoría guiados por un merecido sentimiento de culpa, Alemania ha unido su existencia a la de Israel. Pero esto a ojos externos parece más bien un intento desesperado de pasar página, de pasar de ser el Estado que exterminó a la población judía, al Estado que más la defiende. Caiga quien caiga. Lo que antes del 7 de octubre significaba mirar a otro lado para no ver los crímenes contra la humanidad, ahora es directamente cerrar los ojos, taparse los oídos y callarle la boca a aquel que hable, todo en nombre de su lucha contra el antisemitismo.
En su defensa acérrima de Israel en la arena internacional, Alemania lleva décadas siendo uno de los principales exportadores de armas a este pais y uno de sus principales aliados diplomáticos tanto en la Unión Europea, como en la ONU.
A nivel interno desinformaban y manipulaban la historia, creando una imagen distorsionada de la población árabe en general y de los pueblos palestino, libio e iraní en concreto, como los nuevos super antisemitas, que luchan por masacrar al pueblo judío y acabar con lo que Hitler no pudo. Para ello se deshacían a menudo de voces palestinas y antisionistas de sus medios de comunicación e instituciones educativas, si se salían del discurso preestablecido, que ve a Israel como la eterna víctima y nunca el perpetrador.
A nivel institucional, por ejemplo, el parlamento alemán en 2019 aprobó una resolución no vinculante contra el movimiento BDS con los votos a favor del CDU, SPD FDP y gran parte de los Verdes, por supuesto antisemitismo.
A menudo también se prohibían manifestaciones y actos propalestina, incluida la conmemoración el año pasado del 75 aniversario de la Nakba, porque se podrían dar potenciales incidentes antisemitas.
A base de haber estado repitiendo, al estilo más clásico de propaganda nazi, que las y los árabes, y más en concreto las y los palestinos y su causa son super antisemitas, se está estableciendo la idea en la población de que el antisemitismo actual en Alemania lo traen las personas migrantes, que es antisemitismo importado. Lo que por un lado justifica la creciente xenofobia e islamofobia y oculta el peligroso antisemitismo y negación del holocausto de la derecha alemana.
Todo este panorama se ha exacerbado desde el 7 de octubre. Alemania, que desde el 2003 has sido el segundo proveedor de armas a Israel, en los meses siguientes multiplicó por diez sus exportaciones. Según estiman Forensis y el Instituto Internacional de Estudios por la Paz de Estocolmo, tras el 7 de octubre el 99% de las armas que ha recibido Israel provienen de EE UU y Alemania, de las que el 30% son alemanas. Entre las que ha enviado este pais están: bazucas antitanques, munición y tanques.
También multiplicó su apoyo diplomático, siendo uno de los pocos países que ha votado en contra, o se ha abstenido, en todas las votaciones por un alto al fuego de la ONU. En la reciente votación de asamblea general de la ONU que obliga a Israel a cumplir la justicia internacional y acabar con su política de ocupación en Palestina en un año, Alemania, por supuesto, se ha abstenido. No sólo eso, sino que uno de sus representantes al ser preguntado en una rueda de prensa posterior mintió y afirmó que la ocupación y la retirada de Israel deben ser pactadas. Al ser corregido por el periodista el portavoz afirmó algo que no hemos dejado de oír el último año “es complicado”.
Alemania, además, es el único pais que se ha unido a Israel en su defensa en el juicio por genocidio presentado por África del Sur, al que se han unido más de una decena de países del sur global, en el Tribunal de Justicia de la Haya.
Intentó también evitar que se emitan las órdenes de arresto de Netanyahu y Gallant de la Corte Penal Internacional mandando sus objeciones a la corte. Algo que por lo menos ha retrasado la emisión de dichas órdenes.
Alemania fue uno de los primeros en dejar de financiar la UNWRA en la franja de Gaza tras las falsas acusaciones vertidas por Israel sobre sus trabajadores el día después que la Corte de Justicia de la Haya exigiese que Israel hiciese todo los posible para que entrase ayuda humanitaria como parte de la prevención del genocidio. Al demostrarse que esas acusaciones eran fabricadas, y después de semanas que las ONG del mundo y la propia ONU alertaban de hambruna, fue uno de los últimos países en restaurarla, sin una sola palabra de disculpa por haber acusado sin pruebas a las trabajadoras y trabajadores palestinos de ser sangrientos terroristas. Acusaciones que aún a día de hoy resurgen cada vez que Israel bombardea de nuevo una escuela de la UNWRA.
A nivel interno, las y los políticos alemanes de todos los partidos que conforman el gobierno de coalición: Verdes, SPD y liberales, así como el principal partido de la oposición, la CDU, y el ultra-derechista Alternativa por Alemania (AfD), expresan su apoyo sin fisuras a Israel, defendiendo y justificando sus acciones. Convocan y participan en manifestaciones y actos en apoyo a Israel, mientras ignoran o prohíben las pro-palestinas.
También hay apoyo a Israel en la izquierda. Varios representantes de Die Linke no solo han posado con la bandera sionista, sino que han lucido camisetas del genocida Ejército israelí y ondeado su bandera en sus redes, manifestaciones y actos. Por ejemplo, durante la campaña de las pasadas elecciones europeas en la ciudad de Halle, Die Linke, lucía en su puesto de información no solo la bandera de Israel, sino una de su criminal Ejército. Una de sus representantes junto con un grupo de gente de izquierdas y con ayuda de la policía bloquearon una manifestación legal en apoyo a Palestina que organizada por estudiantes. Esto solo dos semanas después de que una asesora de este partido en esta misma ciudad tuviera que abandonar su puesto por haber participado en una manifestación que pedía el fin del genocidio. Estos incidentes no ha sido condenados por la dirección de su partido, que ya en 2011 fue el primer partido del parlamento alemán que calificó el movimiento BDS de antisemita con “posiciones que recuerdan al nacionalsocialismo”.
Es cuanto menos chocante que, a estas alturas del genocidio, tras meses viendo en nuestras pantallas cuerpos quemados, descuartizados, pulverizados, podridos, comidos por los animales, famélicos, torturados, aplanados con apisonadoras y decapitados de hombres, mujeres y niños, solo 5 partidos, y más bien minoritarios, de los 18 que se presentaban a las elecciones europeas pidiesen un alto al fuego y el cese de envío de armas a Israel, y solo 3 mencionasen a Gaza en sus programas y pidieran el reconocimiento del Estado de Palestina. Esta ceguera intencionada a los acontecimientos internacionales no pareció restarles votos a los partidos pro-genocidio, mientras que partidos paneuropeos como Mera 25, que sí que lo llevaba en su programa, no consiguió suficientes votos en Alemania para mandar un representante a Bruselas.
En las últimas semanas mientras Israel intensifica sus ataques a la población civil en Gaza ya al límite del abismo, mientras se recrudece la ocupación y exterminio en Cisjordania y lleva a cabo su expansivo sueño colonizador en el Líbano, políticos alemanes y su servil prensa aliada están trabajando duro para justificar e incluso celebrar estos ataquen en nombre del supuesto derecho a la autodefensa de Israel. Las redes se han llenado no solo de artículos admirando la destreza de Israel en su ataque terrorista con los beepers y los walkie talkies, sino de desagradables memes y chistes compartidos por políticos de casi todos los partidos y periodistas de los principales medios.
Con una ultraderecha en meteórico aumento en las recientes campañas electorales de diferentes estados, los políticos alemanes han decidido tomar el camino fácil y en vez de buscar verdaderas soluciones a problemas sociales, están criminalizando a las personas extranjeras, especialmente las árabes, volviéndose cada día más abiertamente racistas. Discursos de remigración y cierre de fronteras que antes vociferaban desde Alternativa por Alemania, ahora los ha convertido en realidad la coalición supuestamente moderada.
La deshumanización y criminalización de la gente árabe, tanto la que reside en Alemania como la que vive en sus países de origen, se ha llevado a cabo con una propaganda de la que Goebbles se sentiría orgulloso. En las últimas semanas políticos moderados han realizado discursos llamando veneno al Islam, echando la culpa del estado de la sanidad y educación al exceso de migrantes; Instituciones públicas presentaron un vídeo al más puro estilo de propaganda nazi alertando del peligro de la radicalización islámista.
Claramente están fabricando consenso, no solo para las aún más racistas políticas migratorias que están por venir, sino también por la expansión de la ocupación y genocidio que Israel tiene claramente en mente.
Para ello políticos y medios alemanes sirven de altavoz de todas y cada una de las mentiras de Israel. La misma ministra de exteriores de los Verdes, Baerbock, ha llegado a afirmar la semana pasada, en un acto por los 75 años de la constitución de la República Federal Alemana, que ella había visto con sus propios ojos un video de una violación a una mujer el 7 de octubre. Video del que ni los servicios de inteligencia israelitas ni la delegación que la ONU mandó a investigar los hechos tienen constancia. Baerbock también afirmó que Alemania no seguía mandando armas y que las que había mandado eran de entrenamiento. Sin embargo, semanas después el canciller Olaf Scholz declaró que no han tomando la decisión de dejar de mandar armamento, para luego añadir “lo hemos hecho y lo haremos”. Parecen estar a semanas de crear su propio ministerio de la verdad.
Estas afirmaciones que hacen sobre el envío de armas y de qué tipo de armamento, se tendrá que demostrar si son ciertas o no en las varias demandas presentadas por ciudadanos y ciudadanas palestino/alemanes en el país contra varios políticos y la demanda presentada por Nicaragua contra Alemania en la Corte Internacional de Justicia de la Haya por complicidad con el genocidio. Esperemos que algún dirigente también se siente en la Corte Penal Internacional de la Haya junto a su gran aliado, Netanyanhu. Inshala.
La prensa, tanto pública como privada, ha ejercido un papel importantísimo en el encubrimiento de los crímenes de guerra de Israel y el papel de Alemania. Todas las masacres y demás crímenes de guerra son cubiertos por la televisión pública de una manera criminalmente partidista. Un ejemplo es cómo da las noticias el telediario de la televisión pública Tagesschau. El 6 de junio describía una masacre, de las decenas que están habiendo en las escuelas de la UNWRA, de esta manera:
Según el ejército israelí, numerosos terroristas de Hamás han muerto en un ataque contra una escuela en la Franja de Gaza. La UNRWA habla de al menos 35 muertos. Según los informes de los hospitales, la mayoría de los muertos son mujeres y niños. El Ejército israelí atacó un edificio escolar en la Franja de Gaza en el que, según el Ejército, se habían refugiado entre 20 y 30 miembros del grupo terrorista islamista militante Hamás y de la Yihad Islámica Palestina (YIP), que utilizaban la escuela para sus actividades. Los miembros de los grupos terroristas habían estado en tres aulas distintas de la escuela, situada en el barrio de refugiados de Nuseirat. Los primeros resultados indicaron que muchos de ellos habían muerto en el ataque, dijo el portavoz militar Peter Lerner, incluidos los terroristas que habían participado en los ataques contra Israel el 7 de octubre. UNRWA: Al menos 35 víctimas mortales La escuela está gestionada por el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS). El número de víctimas mortales varía. La autoridad sanitaria controlada por Hamás declaró que al menos 30 personas murieron en el ataque. Hamás habló de 40 víctimas mortales. El Hospital de los Mártires de Al-Aksa, en la ciudad de Deir el-Balah, declaró que al menos 37 personas habían muerto.Una portavoz de la UNRWA dijo a Reuters que se habían producido entre 35 y 45 víctimas mortales, pero que no se había confirmado la cifra exacta. Círculos hospitalarios de la Franja de Gaza declararon también que la mayoría de las víctimas eran mujeres, niños y jóvenes. Otras 50 personas resultaron heridas. Según fuentes palestinas, personas desplazadas también habían buscado refugio en el edificio bombardeado. Israel: No se tiene conocimiento de posibles víctimas civiles.El Ejército israelí anunció que la escuela había sido observada en los últimos días. El ataque se pospuso dos veces para evitar víctimas civiles, explicó el portavoz militar Lerner. Los desplazados internos no se encontraban en la zona atacada y el ejército no tenía conocimiento por el momento de posibles víctimas civiles como consecuencia del ataque, afirmó. Las declaraciones contradictorias de las partes beligerantes no pueden verificarse de forma independiente. Según el Ejército israelí, este es el quinto caso conocido en el plazo de un mes en el que terroristas de Hamás y de la PIJ han utilizado indebidamente las instalaciones de la UNRWA para sus propios fines. «Utilizan estas instalaciones porque se sienten relativamente seguros», dijo Lerner. «Esto es extremadamente preocupante para nosotros». Sin embargo, esto no impide que los militares tomen medidas contra Hamás y la PIJ.
Esto define bien la prensa del último año: todo es culpa de Hamás o Hezbolá, no nos podemos fiar del número de muertos porque lo dan terroristas. La gente muere, las bombas caen, los beepers explotan, obviando quién dispara o lanza bombas. Se habla de la ¨gente de Gaza¨ evitando nombrar a Palestina, usando un lenguaje lo más neutro, muy diferente al emocional y personal lenguaje que usan cuando se habla del 7 de octubre. Lo que dice Israel y su Ejército siempre se repite, aun siendo claramente propaganda. Y siempre, a diario, hay que mencionar la masacre del 7 de octubre y cuantos asesinados y secuestrados hubo ese día. Mientras, intentan mencionar lo menos posible los muertos y heridos en la parte palestina y ahora libanesa. Cuando se mencionan las victimas asesinadas por el Ejército sionista solo se habla de las de ese día, evitando las acumuladas, y se repite el mantra de la sanidad controlada por Hamas/Hezbolá, poniendo siempre en duda las cifras. Algunos representantes públicos y medios repiten que no hay hambruna en Gaza y la deshumanizadora teoría de la conspiración de que lo que vemos es falso, que es más bien una película producida por Paliwood y que el responsable de los muertos es Hamas, tanto por acción como por inacción.
La prensa también demoniza todo el movimiento propalestina, tanto dentro como fuera de Alemania, al que tacha de violentos antisemitas que odian Israel casi por estar de moda. Y señala a menudo con nombres y apellidos a los y las activistas más importantes y visibles del movimiento.
Esto a su vez retroalimenta a la policía y los políticos que citando estos reportajes prohíben y o disuelven de manera cada vez más violenta manifestaciones y actos, que de nuevo pasan a ser portada de periódicos, en este xenófobo y peligroso círculo vicioso.
La cancelación de actos, películas, libros, y censura de personas y ponencias son tantas que se ha creado el archivo del silencio donde a día de hoy hay cientos de entradas de las personas canceladas. Entre las que se encuentra Ghayath Almadhoun, Nancy Fraser, Masha Gessen, Doctor Gassan Abu Sitta, Varoufakis y Hebh Jamal, por mencionar unas pocas. De las no invitadas por su posicionamiento, o directamente por tener origen palestino, nunca quedará una constancia. Aunque sabemos, por ejemplo, que Naomi Klein no ha venido aún a presentar su nuevo libro; si lo habéis leído sabéis porqué.
Cabe destacar que esta represión y censura en nombre de la lucha contra el antisemitismo está siendo curiosamente despiadada con las voces judías. Estas que no caben en el imaginario de la mayoría de los alemanes de lo que significa ser judía y el judaísmo. Las imágenes de los arrestos a personas judías antisionistas en Alemania están dando la vuelta al mundo.
Se calcula que un tercio del total de las personas canceladas en este pais son judías antisionistas, siendo la población judía solo un 3% de la total. Una gran parte de esas cancelaciones han sido en universidades o actividades organizadas y/o subvencionadas con dinero público, lo que señala a un grave problema de antisemitismo profundo en el Estado e instituciones alemanes. Lo echa por tierra la absurda idea de que el antisemitimo en el pais cuna del nazismo es importado.
En noviembre del 2023 ofrecerle una sala a Voces Judías por la Paz en Oriente Medio le ha costado a una asociación cultural su financiación. Poco después, la policía de Berlín interrumpió e intentó disolver un acto organizado por personas judías que se titulaba “Tenemos que hablar”, por haber empleado la palabra genocidio.
La represión tuvo repercusión internacional cuando tras meses intentando prohibirlo de todas las maneras posibles, incluyendo el bloqueo de la cuenta bancaria a una asociación judía antisionista, Voces Judias por la Paz (que coorganizaba el congreso), la policía canceló por la fuerza, tras la primera y única ponencia, la de Hebh Jamal, el Congreso de Palestina en Berlín, coorganizado por activistas alemanas, judías y palestinas.
Pero estos sionistas alemanes se enfrentan a un movimiento de solidaridad con Palestina resistente que a pesar de la violencia de Estado, sigue manifestándose y tomando las calles, mientras reclama cada vez más espacios públicos y autogestionados, y presentándose valientemente, en vez de pactar con la fiscalía, a los shows políticos que son los juicios que se están llevando a cabo.
También está empezando a haber un cambio en la opinión pública alemana, que está empezando a ver un poco más clara la situación de Israel, no el pobre Estado de las víctimas de sus abuelos, sino un Estado en manos de fascistas terroristas fuera de control, que van a arrastrar consigo a todo el que les apoye a una infinita y peligrosa guerra. Quizás la amenaza de una guerra total logre sacar a esa mayoría silenciosa a la calle.
Tomado de https://vientosur.info/
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