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En México, algunos objetos cotidianos son más que solo elementos de uso práctico. Uno que ha estado presente a lo largo de mucho tiempo en los hogares son las alcancías de cochinitos pintadas. No solo se encuentran en las habitaciones de los más chicos resguardando sus «domingos», sino que ahora engalanan la sala y otros espacios de la casa. Y es que sin duda son un tesoro artesanal del país con una historia muy interesante.
El origen incierto de las alcancías de cerditos
No se sabe a bien el origen de las alcancías con forma de cerditos. Entre los antiguos pueblos del mundo hay evidencia arqueológica del uso de alcancías de cerámica con diversas formas: desde simples hasta las zoomorfas. En este último rubro, destacan alcancías con forma de puerquitos de China e Indonesia que datan de hace varios siglos.
Una de las hipótesis más extendidas sobre su origen es la de las alcancías de arcilla roja de la Europa medieval del siglo XV. En inglés, el material se denomina pygg; cuando empezó a usarse para elaborar alcancías (banks), fueron llamadas pygg banks. El parecido con la palabra pig (cerdo) hizo que ya durante el siglo XIX, cuando se solicitaban alcancías de arcilla a los artesanos ingleses, estos entendieran que se les pedían «alcancías de cerdos», pig banks.
Las alcancías de cochinitos en México
Parece ser que la costumbre de usar alcancías en forma de cochinito en México fue introducida a finales del siglo XIX e inicios del XX. Aunque no hay certeza total al respecto, anteriormente era común que se usaran como alcancías pequeños baúles y jarrones de cerámica, los cuales aparecen con frecuencia en leyendas de fantasmas. Si bien no se tiene seguridad al respecto, resulta evidente que su popularidad fue pronta y se extendió a lo largo de diferentes estratos de la sociedad mexicana.
Actualmente, el poblado y municipio de Tlalquepaque, Jalisco, es famoso por su producción en barro. La pieza estrella de sus diestros artesanos son precisamente las alcancías de cochinitos. La más solicitadas son las de aspecto más realista. Sin embargo, las que presentan al animalito de forma estilizada y simple son las más tradicionales.
Las alcancías de cochinitos pintadas
Precisamente, Tlaquepaque y otros sitios dedicados a la cerámica, distribuyen a lo largo y ancho del país los famosos recipientes. Es en ese punto donde suelen ser adornados con pintura de mil y un formas. De esta manera nacen las alcancías de cochinitos pintadas. La forma más tradicional es la que usa un patrón de vírgulas vegetales y colores chillantes. Sin embargo, la variedad de sus presentaciones es tan grande que hasta ya han aparecido chanchitos pintados como superhéroes.
Lo cierto es que las alcancías de cochinitos pintadas siguen siendo un objeto cotidiano en las casas mexicanas. No solo pequeños y grandes las usan para guardar sus ahorros. Su belleza las ha vuelto joyas de la cerámica tradicional de todo nuestro país. Además, están tan arraigadas a nuestro imaginario que tenemos la frase «romper el cochinito» para referirnos a la necesidad de usar nuestros ahorros. Se les encuentran en centenares de mercados artesanales, lo que las ha vuelto populares con los turistas. Por otro lado, galerías y museos de arte popular las exhiben como auténticos tesoros.
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Tomado de https://www.mexicodesconocido.com.mx/



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