Al igual que en Michoacán, un grupo de 90 elementos de las Fuerzas Especiales del Ejército mexicano, conocidos como Los Murciélagos, fue enviado a Chihuahua en apoyo de la 5ª Zona Militar, con el objetivo de inhibir actividades ilícitas vinculadas al narcotráfico. Este despliegue ocurre en un contexto de creciente presión por parte de Estados Unidos, que ha calificado a los cárteles mexicanos como “organizaciones terroristas” y señala su operación en la franja fronteriza.
El anuncio del reforzamiento militar se cruza con la retórica cada vez más agresiva de Washington, que incluye vigilancia aérea intensificada y posibles operaciones ofensivas contra redes criminales asentadas en la frontera.
La movilización llega mientras Donald Trump advierte que, si México no frena al narcotráfico, podrían intervenir fuerzas élite para aniquilar a los cárteles, incluso del lado mexicano. Ante estas amenazas, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha reforzado la presencia militar; sin embargo, un solo error podría convertirse en el pretexto para que operaciones encubiertas del FBI o de fuerzas especiales comiencen a actuar dentro de nuestro territorio.
* El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, responsabilizó al equipo de seguridad de Carlos Manzo, lo que enreda más el caso. ¿Falló Inteligencia? Para integrar un grupo de protección deben revisarse antecedentes, relaciones y vínculos; si Inteligencia no los detectó, hubo incompetencia o complicidad. La ejecución inmediata del atacante y luego de sus acompañantes, sugiere un crimen de Estado. La “carta póstuma” de un sicario resulta inverosímil. Todo apunta a desviar la atención de posibles políticos implicados, como señala la esposa de Manzo, Grecia Quiroz, quien ha visto amenazada su seguridad por las cobardes declaraciones del senador Gerardo Fernández Noroña.
Convertida ahora en presidenta municipal de Uruapan, ha señalado públicamente que quienes deberían ser investigados por el homicidio de su esposo no son los sicarios, sino exfuncionarios y políticos vinculados al crimen organizado. Su llamado a explorar todas las líneas de investigación, incluida la política, fue recibido con descalificaciones por parte del legislador Fernández Noroña, quien la acusó de “ambiciosa” y motivada por su posible aspiración estatal.
Es lamentable que en un país plagado de violencia política, una mujer que perdió a su esposo y hoy dirige un municipio sea revictimizada por señalar posibles culpables. Su seguridad —ya de por sí vulnerable en un contexto de amenazas reales— se vuelve aún más frágil, expuesta a agresiones verbales y campañas de descrédito. Sus exigencias de justicia representan una amenaza para quienes temen que la indagatoria llegue a verdaderos responsables: no sólo a líderes de los cárteles que operan en la región de la tierra caliente, sino también a quienes movieron los hilos.
El caso exige transparencia de los servicios de inteligencia. Pero sobre todo, demanda que se deje de proteger a criminales disfrazados de guardaespaldas, funcionarios u operadores políticos. La seguridad de Grecia Quiroz, de Uruapan —y de millones de mujeres en condiciones similares— pende de un hilo mientras se pretende silenciar sus denuncias. Si no hay sanciones reales, seguiremos navegando en un país donde no se investiga asesinatos, sino se maquilla impunidad.
* Rosa Icela Rodríguez trabaja horas extras. Fracasó en Seguridad y ahora en Gobernación. Su prioridad son los estadios mundialistas por encima de las crisis generadas por las manifestaciones de agricultores, G-Z y transportistas. Se menciona a Omar García Harfuch para llenar ese espacio, pero ha hecho un buen trabajo, incluso tiene el respaldo de EU.
* Poco se habla de los dos elementos de la SSPC que desaparecieron en Jalisco. Este caso se suma al de los dos marinos que escoltaban a un diputado de Morena. Veremos si el gobierno mexicano insiste en hallarlos y castigar a sus secuestradores, como lo ha hecho EU y la DEA con su agente Enrique Camarena.
DE IMAGINARIA
La presidenta Claudia Sheinbaum entregó condecoraciones a 390 elementos del Ejército, Marina, GN y FAM, por su participación en los planes DN-III y Marina.
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