Abuelo superó la soledad al abrir una alberca para niños de su barrio

Cuando falleció su esposa Keith decidió superar la soledad haciendo algo por los demás: abrió una alberca en su patio trasero que disfrutaron los niños de su vecindario

Un nuevo inicio

Su nombre es Keith y por más de 60 años estuvo casado con Evy Davison quien murió de cáncer. Este juez retirado decidió ir más allá y volver a escuchar la risa de los niños construyendo una piscina en su casa, la cual era visitada por quienes vivían en la comunidad.

Esta alberca le dio nueva vida a Keith quien se emocionaba por compartirla con los niños, debido a que no tiene nietos.  La idea es única y maravillosa por que integra a las personas que le rodean en una actividad deportiva y divertida.

“El día en que mi Evy murió yo me hundí en la soledad, tomaba todos los días, estaba realmente desorientado, me sentía solo. Ella siempre quiso tener a nuestros nietos corriendo por el patio de nuestra casa, pero como nunca pudimos tenerlos, se me ocurrió hacer una piscina para todos los niños del barrio”

Una amabilidad única

En el vecindario reconoce a Keith y Evy como algunas de las personas más amables que conocieron. Y recuerdan con cariño cómo vino la idea a la mente de este singular abuelo:

“Un día dijo: ‘Voy a poner una piscina, Jess’, y pensé que tal vez solo estaba hablando, pero entonces, efectivamente, marcó su patio para los servicios públicos, entró un camión de cemento y antes de que nos diéramos cuenta , entra esta increíble piscina “, recordó una de sus vecinas

Sólo hay una regla para ingresar y es muy sencilla de cumplir: todos los niños debían ir acompañados por un adulto para evitar cualquier situación:

“La piscina se abrió alrededor de la primera parte de julio y hemos estado allí varias veces”, dijo Huebner, y agregó que muchos de los niños del vecindario han tenido la oportunidad de jugar y nadar allí este verano.

El cariño de un abuelo adoptivo

Keith tuvo ese deseo de compartir y ayudar a otros, por algo fue juez por muchos años en su carrera profesional.  Ese sentimiento de compartir lo hizo de corazón y los niños le adoptaron como un abuelo:

“Adoptó a todos los niños del barrio con la creación de esta piscina maravillosa, es la única piscina publica que tenemos, los niños están felices y él los ve a todos como los nietos que nunca tuvo” comentaron

Mientras que se sentaba a observarlos nadar, otras veces iba a su casa a realizar sus tareas pendientes. Esta alberca ayudó a fortalecer el vínculo entre la comunidad y los niños sabían que alguien lo había hecho por bondad y a cambio ellos brindaban amabilidad y respeto compartiendo un poco de su tiempo.

“Sabes que resultó ser una gran idea, pero en realidad no es gran cosa, solo pensé que sería algo divertido para ellos y les traería algo de alegría, y lo ha hecho”, dijo comentó para una entrevista

Las buenas acciones siempre dan un resultado que marca la vida de las personas y les permite seguir creciendo.

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Tomado de https://viajeropeligro.com/